A pocas semanas de asumir la presidencia del gremio en Concepción, esboza los planes del sector que apuntan a una reactivación económica basada en la construcción. También se refiere a las modificaciones al plan regulador de la capital regional y a una de las tareas que más la entusiasma: dar tiraje a la chimenea para que más mujeres formen parte de esta industria, en todos los eslabones de su cadena productiva.
Helen Martin asumió la presidencia de la Cámara Chilena de la Construcción Concepción, en agosto último, en uno de los momentos más difíciles para la industria. A raíz de la pandemia que hoy vivimos, el gremio proyecta para 2020 una caída de la inversión agregada del sector del orden de 10,5 %, mientras que con relación al empleo que genera la construcción, prevé un desempleo superior al 12 %, cifras que delinean un escenario considerado como “peor” que el vivido en la crisis Subprime.
Su lista, en la que la acompañaban como vicepresidentes el arquitecto Bernardo Suazo y el ingeniero civil, Héctor Díaz, tuvo más del 90 % del apoyo de los socios, respaldo que la convirtió en la primera mujer en liderar el gremio en Concepción. 69 años tuvieron que pasar para este hito.
-Y ocurrió justo en este momento.
“Es un momento súper difícil, pero creo también que es tiempo de aportar desde la visión de la mujer. Nosotras nos destacamos por nuestra capacidad de diálogo y de llegar a acuerdos, y esas habilidades hoy son muy necesarias. Con esa perspectiva asumí este liderazgo. Y porque además hay que seguir abriendo puertas a otras mujeres, sobre todo ahora que un montón de ellas está perdiendo sus fuentes laborales y necesita estudiar o capacitarse para salir adelante, ellas y sus hijos”.
-¿De qué manera va a promover esa incorporación dentro de su sector?
“Creando redes, porque las redes a su vez producen confianza, y así se va generando un tremendo motor. Hace dos años, en esta delegación formamos el primer Círculo de Mujeres, fuimos pioneras en el país. Partimos cuatro y fuimos desplegando redes para integrar más participantes, y hoy somos más de 30 mujeres”.
-¿Cómo ha sido la respuesta de los socios de la Cámara a este liderazgo femenino en un sector que siempre había sido conducido por hombres?
“Creo que al principio miraban con curiosidad esta idea, sobre todo los socios más antiguos, pero cuando comienzas a mostrar tu trabajo y tus capacidades, todo va cambiando. Ha sido formidable el apoyo y el cariño que he recibido de ellos, que se reflejó en la tremenda votación que obtuvo la lista que encabecé”.
-También es importante fomentar la participación femenina en obras.
“Aunque todavía falta bastante para lograr una incorporación plena, las mujeres han demostrado sus cualidades en el trabajo en obras, por ejemplo, en las especialidades, en los detalles, donde son mucho más pulcras, por lo tanto, ya tienen un reconocimiento de sus jefaturas en estas tareas, y las llaman para hacer este tipo de trabajo. También hay muchas mujeres que están administrando obras. Y que están en esos roles demostrando esa capacidad que tenemos las mujeres de poder estar en varias cosas a la vez. Es una cualidad que está apareciendo como un nuevo tipo de liderazgo, que es complementario al de los hombres. Pienso que lo más bonito de este proceso es que logremos ser complementos unos de otros, y que las mujeres ganemos espacios en función de nuestras habilidades, nuestro conocimiento y nuestro trabajo”.
45 mil nuevos empleos
La construcción ha sido uno de los sectores más afectados por la crisis en cuanto a pérdida de empleos, pero también, ha evidenciado un importante retroceso en las ventas de viviendas que en la región del Biobío llega a 36 % y que alcanza un 46 % si se incluyen las viviendas con subsidio DS 19.
-¿Cómo cambió la pandemia los planes que tenía la CChC para este 2020?
“El cambio fue súper brusco, porque veníamos de tiempos bastante buenos. Estábamos pensando una ciudad moderna, una ciudad inteligente, teníamos proyectos de esa índole y, de repente, tuvimos que cambiar y asegurar las fuentes laborales y la viabilidad de las empresas”.
-¿Su propio paso a paso?
“Claro, lo primero este año fue generar protocolos que se hicieron en conjunto con los ministerios del Trabajo y de Economía para asegurar la salud y las fuentes laborales de nuestros trabajadores. Ahí surgió un acuerdo mediante el cual las empresas de la industria se comprometen a aplicar un protocolo sanitario en todos sus lugares de trabajo, y gestionar el cumplimiento de las medidas sanitarias en terreno. En esta delegación llegamos a un ciento por ciento de adhesión a este protocolo, lo que es un orgullo, porque son pocas las regiones que han tenido ese nivel de compromiso de todo el empresariado y, también, de los trabajadores”.
“Nosotros somos los que nos ensuciamos las manos, los que hacemos los edificios, sabemos los problemas que existen y no hemos sido escuchados. Sin embargo, siempre hemos dicho que estamos abiertos a conversar y a entregar nuestros puntos de vista”.
Paralelamente, agrega, trabajan en proyectar un plan de reactivación económica que podría aportar cerca de 45 mil nuevos empleos, entre directos e indirectos, en los próximos tres años para la región del Biobío.
Es un plan nacional, pero que tiene una bajada local, para el que se requiere la articulación entre el mundo público y el privado. “Porque en la medida en que el mundo público empieza a generar certezas y facilidades para reactivar obras y generar nuevos proyectos, el sector privado empieza a reaccionar”, afirma.
-¿En qué etapa está?
“Estamos comenzando a trabajar en esa articulación, porque lo prioritario fue asegurar los protocolos. Con ese paso dado, y con la certeza de que la construcción es una industria estratégica y esencial, de acuerdo con nuestro punto de vista, queremos avanzar a la segunda etapa, que sería la reactivación”.
Como ejemplo, menciona la idea de agilizar los proyectos de viviendas sociales. “Ahí la propuesta es fortalecer los subsidios DS 19 que en toda la región del Biobío son alrededor de 48 proyectos y 9.209 viviendas”.
En temas de infraestructura, proponen avanzar en concesiones que ya están aprobadas, por ejemplo, el Puente Industrial, que se encuentra adjudicado. A eso suman proyectos de conectividad, obras que están dentro del banco integrado de proyectos del Sistema Nacional de Inversiones, que están listos para su ejecución, así como la cartera hospitalaria del Minsal.
Un nuevo plan regulador
-La Cámara viene manifestando su preocupación por la posibilidad de que se regule la altura de los edificios en Concepción. Esta decisión podría tomarse prontamente. ¿Han generado nuevas conversaciones con el municipio? “Nosotros hemos hecho distintos acercamientos. Presentamos 50 observaciones a la imagen objetivo y ninguna fue acogida. Esto significa que las conversaciones unilaterales no funcionan y que tiene que haber una conversación, pero desde la pertinencia de cada actor. Eso es lo que hoy se está mal entendiendo”.
-¿Por qué razón?
“Porque finalmente se están acogiendo solo algunas voces, bastante extremas a nuestro entender, y no estamos llegando a un diálogo fructífero, donde cada uno aporte desde su experiencia. Nosotros somos los que nos ensuciamos las manos, los que hacemos los edificios, sabemos los problemas que existen y no hemos sido escuchados. Sin embargo, siempre hemos dicho que estamos abiertos a conversar y a entregar nuestros puntos de vista. Y entendemos que estas posiciones extremas también generan reacciones extremas, como la presentación de muchos anteproyectos. Pero solo son eso. De hecho, los permisos de construcción bajaron un 27 % en Concepción. Entonces tú por un lado ves que van partiendo mucho menos obras, pero se generaron anteproyectos que el único objetivo que tienen es asegurar un patrimonio, nada más”.
-¿Cuál es su plan para acercar posiciones?
“Nos gustaría poder presentar a la ciudadanía las implicancias que tendrá esta modificación. Lo segundo es crear lazos de acercamiento con la municipalidad. Pero queremos ser escuchados de verdad, porque hoy la decisión se fundamenta en una consulta que tuvo muy poca participación”.
-¿Confía que desde su presidencia se podría abrir esa posibilidad de diálogo?
“Creo que sí, porque todos queremos lo mejor para Concepción, y si tú partes de esa premisa, es posible dialogar. Además, tengo dos vicepresidentes que son espectaculares: Bernardo Suazo, que fue decano de FAUG, que es experto en el tema, y Héctor Díaz, que es asesor en proyectos de infraestructura. Ambos me aportan la especialidad y el conocimiento necesario, que es súper importante. Si alguna cosa buena nos ha dejado la pandemia es que se empezó a reconocer a los expertos y sus aportes en el manejo de problemas multisistémicos”.
-¿Cuál sería su propuesta?
“Nosotros estamos proponiendo que revisemos de verdad el plan regulador de Concepción. El actual tiene 16 años y 15 modificaciones. Cada modificación significa una inversión pública importante, entonces por qué no optimizamos los pocos pesos que nos van quedando, para hacer un buen plan regulador donde se consideren las 17 variables, donde esté incluida toda la política nacional de desarrollo urbano y así nos sentemos todos a pensar cómo queremos Concepción. Pero no estemos peleando por la altura, porque esa es una pelea mezquina y que no integra”.