La inflación en Chile

/ 26 de Febrero de 2022
Denis Muñoz Ingeniero comercial, Magíster en Economía Aplicada. Docente UNAB.

La economía chilena cerró 2021 con un aumento de los precios domésticos de 7,2 %, el nivel más alto en 14 años, según informó el Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Durante el mismo año, los precios domésticos en Chile se incrementaron siguiendo la tendencia del valor de los insumos para la producción a nivel mundial. Además, se observó una mayor liquidez en el país tras la entrega de ayudas estatales y los tres retiros anticipados de fondos de pensiones aprobados en el Congreso para paliar los efectos de la pandemia. De hecho, solo estos retiros significaron una inyección para la economía de 50 mil millones de dólares. Sin embargo, a pesar de que existen factores locales e internacionales que explican esta alza (anual) de los precios domésticos en Chile, son los primeros los que dominan. Así, el incremento del tipo de cambio por incertidumbre política y económica, y la alta liquidez por retiros de fondos previsionales son los principales factores que explican la elevada inflación de 2021.

Una pregunta importante para los ciudadanos es: ¿seguirán subiendo los precios por sobre lo que el mercado chileno está acostumbrado? Para responder esta interrogante hay que estudiar la demanda y el tipo de mercado que estemos enfrentando. La demanda debería ajustarse en el corto plazo, ya que los chilenos no tendrán la misma capacidad económica que tuvieron antes por las ayudas estatales y los retiros de los fondos de pensiones. Esto hará retroceder la demanda y, por consecuencia, los precios deberían crecer con menos fuerza. De hecho, el Banco Central espera una recesión para este año, lo que ayudaría a frenar la demanda y los precios.

No obstante, no todos los mercados se mueven de la misma forma. Por ejemplo, se espera que los automóviles usados bajen de precio con más fuerza que los automóviles nuevos, ya que muchos consumidores saldrán a vender sus automóviles en medio de la recesión económica que se espera, la cual podría destruir puestos de trabajo.

Por otra parte, existen mercados menos competitivos, como aquellos donde existe una alta concentración, poder de fijar precios arbitrariamente y riesgo de colusión. Esto contrapuesto a otros mercados mucho más competitivos, en los que las empresas no tienen poder para fijar precios.

Es sabido que en los mercados que existe mucha concentración y las empresas tienen poder de mercado, los valores tienden a ser más rígidos a la baja, lo que quiere decir que -si subieron por alguna razón- las empresas no los bajarán, ya que son ellas quienes los establecen y no tienen un incentivo para reducirlos. Es el caso de farmacias, supermercados, retail, telefonía, automóviles, gas, etc. Por otra parte, en los mercados donde existen muchos vendedores, cada uno tiene un tamaño pequeño con respecto al total, por lo que tienen menos poder sobre la fijación de precios.

En estos casos, la competencia entre empresas florece, permitiendo que los precios suban dentro de los márgenes a los que estamos acostumbrados. Ejemplo de esto son las ferias libres, el comercio ambulante, los negocios de barrio, entre otros comercios pequeños y de muchos participantes.

Con esto tenemos que la inflación puede ser perjudicial para la sana distribución de la riqueza, porque a través de precios se puede traspasar riqueza desde la clase media a los niveles más acomodados. ¿Cómo ocurre esto? Porque el dinero tiene un valor relativo. Por ejemplo, si una gran empresa que vende materiales para la construcción sube sus precios, el dinero que pertenece al comprador vale menos, mientras que quien vende recibe un ingreso mayor.

En este sentido, fomentar mercados menos concentrados y con menor poder de fijar precios no solo permite una mejor distribución de la riqueza, sino que también puede cuidar el bolsillo del consumidor. Una reflexión que ciertamente es más fácil hacer cuando estamos en medio de una crisis, ya que entonces el sistema económico muestra más claramente su estructura, convirtiendo el momento en el ideal para aprender como sociedad y construir mercados más justos para las nuevas generaciones.

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