Marcela D’Achiardi Orozco
Directora Educación Parvularia
Sede Casona de Las Condes
Universidad Andrés Bello.
No es casualidad que este año el Global Teacher Price, reconocimiento a la excelencia académica, fuera entregado por primera vez a una educadora de párvulos que se desempeña en un contexto vulnerable. Nayira Belmar, la ganadora, tiene absoluta claridad de que su labor pedagógica impacta positivamente, no solo en los niños y niñas que asisten a su Ludoteca en Peñalolén, sino también a sus familias.
Entre sus ideas, Nayira sostiene que el centro educativo de las niñas y niños debe ser un espacio seguro, que les permita sentirse acogidos y disfrutar de sus aprendizajes. ¿Por qué es necesario promover la formación de educadoras de párvulos con su visión profesional?
Principalmente, porque los párvulos necesitan ambientes protegidos para fortalecer su desarrollo, potenciar sus habilidades y aprendizajes. El buen trato crea vínculos estables y apego seguro, entre los niños y adultos. Esto les permite desplegar sus capacidades, frente a un adulto que les ofrece las mejores oportunidades para aprender; esa es la visión de Nayira.
El rol que ella cumple en su Ludoteca está dirigido a promover el bienestar integral de cada niño y niña que asiste diariamente, respetando sus características individuales. Su trabajo visualizado en este espacio es lo esperable de observar en todas, o la mayoría de las aulas de la educación parvularia de nuestro país.
Quisiéramos ver a muchas Nayiras comprometidas con el sentido ético y responsabilidad social que requiere nuestra profesión. Esto, para atender a niños y niñas de la población más vulnerable de nuestra sociedad. “El niño es hoy, no mañana”, dijo Gabriela Mistral.
Tenemos la urgencia de educadoras que establezcan alianzas de colaboración con las familias. Eso crea vínculos seguros, de mutua cooperación donde los mayores beneficiados sean los niños y niñas que asisten a esos centros educativos.
También es apremiante contar con muchas Nayiras que tengan la capacidad de reflexionar críticamente sobre sus prácticas pedagógicas. Esto, con el fin de desarrollar los cambios necesarios para avanzar en los procesos de mejora continua, tanto de la enseñanza como en los aprendizajes de los párvulos.
Por último, y no menos importante: buenas profesionales como Nayira, que conozcan el currículum nacional y que sepan a cabalidad lo que se debe enseñar y cómo enseñar.
Queremos como sociedad, muchas otras Nayiras que utilicen experiencias didácticas lúdicas para que sus niños y niñas desarrollen habilidades jugando. Para que resuelvan sus dudas junto a una Nayira que goce junto a ellos en cada uno de estos encuentros mágicos.