No se tiene seguridad hasta dónde puede haber repercusiones de la enfermedad. Por ahora se asocian al paso por la UCI. Sin embargo, nuevas evidencias afirman que puede haber daños no advertidos en el cerebro, que se suman a otras más concretas, como la pérdida del gusto, olfato y fática y deficiencia muscular.
Por Carola Venegas Vidal
@CarolaVe
Tenemos apenas nueve meses de relación con el Covid-19 y parece una eternidad. El mundo médico solo ha tenido tiempo para reaccionar y aplicarse en la emergencia, y no hay certezas de las secuelas que el virus está dejando en los contagiados. Se advierten algunos cuadros, pero son tan diversos como la población que ataca.
Teresa Vega es parte del 5 % de pacientes críticos de coronavirus. Debió sortear tres semanas de hospitalización en la UCI del Hospital Las Higueras y ventilación mecánica. Fue diagnosticada en abril. “No se lo doy a nadie”, dice escuetamente al teléfono desde Tomé, una de las comunas que se catapultó al tope de las estadísticas regionales en agosto pasado.
Teresa es profesora, dejó el ejercicio de la docencia hace seis años, y hasta hace poco, con 69, se declaraba súper activa, con una intensa vida social que ahora extraña y anhela recuperar. Sabe que no será fácil, pues su situación es de cuidado.
Ella es uno de los casos denominados “poco frecuentes” que ha presentado complicaciones neurológicas y motoras post Covid. Su hija, Natalia Mellado, está a cargo de su rehabilitación y dice que ha sido fuerte ser testigo de la ansiedad que genera todavía en su mamá.
“Tengo problemas en las extremidades superiores, no tengo fuerza en ellas. Es como si tuviera un frío intensísimo, debo andar con un guante que me comprime. Si me lo saco, no siento las manos. Es muy frustrante”, explica la profesora.
Lo que sí, indica el doctor Llancaqueo , “existe la sospecha de que algunos pacientes podrían quedar con ciertas alteraciones de tipo respiratorio debido a la inflamación pulmonar provocada por el virus o a sobreinfecciones secundarias”.
Aún no se puede dimensionar
En los países donde la enfermedad se ha extendido por más meses se habla que la mayoría de las secuelas post Covid-19 se vinculan al aparato respiratorio. Sin embargo, también se pueden presentar afectaciones vasculares, neuromusculares, renales, cardiacas o psiquiátricas. También fatiga crónica o cansancio generalizado. Otros han evidenciado pérdida de pelo y trastornos olfativos.
El médico infectólogo e intensivista del Hospital Las Higueras de Talcahuano y el Sanatorio Alemán, Álvaro Llancaqueo, admite que es muy pronto para visualizar secuelas en los pacientes, pero también establece que la pandemia ha exigido un trabajo de atención tan importante que el foco no está en estudiar a los pacientes recuperados, sino a los que están con el virus ahora.
“El Covid está dentro de las enfermedades que nosotros llamamos oligosintomáticas, es decir, con pocos síntomas y en las cuales solo un porcentaje de los pacientes se complica. Y de ese porcentaje algunos están teniendo secuelas, fundamentalmente, por lo que significa haberlos invadido con ventiladores mecánicos, catéteres o líneas arteriales. De lo que he visto hasta ahora, un bajo porcentaje ha tenido alteraciones de tipo neurológico. Hay pacientes que han perdido transitoriamente el olfato o que han presentado trastornos del gusto, pero la mayoría lo recupera rápido. También hemos visto personas que han tenido parálisis faciales transitorias. Del resto no sabemos mucho”, indica el especialista.
El profesional agrega que hasta aquí las secuelas a largo plazo son, al parecer, pocas. “Estamos con una presión de camas muy alta en los hospitales y clínicas de la región. Por lo tanto, una vez que los pacientes se van de alta, si no tienen ninguna complicación muy evidente, aún no se evalúa cómo quedaron las funciones cardiovasculares o neurológicas. La mayoría de los pacientes, aparentemente, no tendría mayores repercusiones”, advierte.
Lo que sí, indica el doctor Llancaqueo, “existe la sospecha de que algunos pacientes podrían quedar con ciertas alteraciones de tipo respiratorio debido a la inflamación pulmonar provocada por el virus o a sobreinfecciones secundarias”. Además, comentó, se han descrito algunos trastornos de tipo neuropsiquiátricos, sobre todo, en la etapa aguda de la enfermedad, pero la mayoría es transitoria.
Afectaría al cerebro
Teresa dice que algo pasó en su cabeza después del coma inducido para la ventilación mecánica. “Desperté, le pregunté al médico qué fecha es… y de ahí tengo grabada muchas cosas que según yo viví de forma real, las puedo contar con detalles una y otra vez. Vi a mi hija, vi a personas, conocí a otras… Podría sentarme horas a contarlas, pero me han dicho que nada de eso pasó. No sé cómo explicarlo”, comenta.
Natalia dice que efectivamente su mamá tuvo delirios y tuvieron que sostenerla en la cama para que no intentara levantarse. Estuvo sus días más críticos en Las Higueras y luego terminó de pasar la última fase de recuperación en Tomé. “Evidentemente hay cosas que cuenta y que nunca ocurrieron”, agrega.
“ Vieras las caras de mis colegas cardiólogos, distinguidos, que durante 20 años habían estado haciendo Unidades Coronarias Residencias… Todos formales y súper especializados en cardiología, intubar y ventilar con ojos de pánico … Cuando a ti te exigen cumplir una pega que nos es la habitual , aun que seas el mejor en cierta área, te puedes equivocar en la otra”,explica Carolina Herrera.
El medio alemán Deutsche Welle refiere a últimas investigaciones que indican que los dolores de cabeza, la confusión y el delirio que experimentan algunos pacientes con Covid- 19, podrían ser el resultado de que el coronavirus invada directamente el cerebro. El estudio publicado el 9 de septiembre, aún es preliminar, pero ofrece varias líneas nuevas de evidencia que corrobora lo que antes era una teoría en gran parte no probada.
El documento, dirigido por la inmunóloga de Yale, Akiko Iwasaki, explica que el virus puede replicarse dentro del cerebro y su presencia priva de oxígeno a las células cerebrales cercanas. Estos impactos neurológicos, apunta el estudio, se observan en aproximadamente la mitad de los pacientes y podrían ser el resultado de una respuesta inmune anormal conocida como “tormenta de citoquinas”, que causa inflamación del cerebro, en lugar de que el virus invada directamente.
5 % crítico
La doctora Carolina Herrera ya era un referente en temas de su especialidad broncopulmonar. Con el Covid- 19, el trabajo clínico y de difusión de esta médico intensivista se ha expandido tanto como la crisis, pues sabe que aún no hay real conciencia de los profundos daños que pueden acompañar la enfermedad.
“De cien personas que tienen coronavirus, ochenta no se van a dar ni cuenta. Se van a sentir un poco resfriados y sería todo. 20 van a requerir algún tipo de asistencia sanitaria y cinco van a necesitar UCI con ventilación mecánica. ¡Es un cinco por ciento! Si todos los días hay mil pacientes nuevos en Chile, estamos hablando de que 50 personas serán casos extremos. Y eso no es menor”, sentencia la doctora.
La red asistencial chilena tuvo que crecer en un 408 % para atender los casos de Covid asociados a los cuidados intensivos. Y si bien el gobierno asegura que nadie va a morir por falta de ventiladores mecánicos, son muy distintas las condiciones en las que se proporciona la ventilación, pues no siempre es una cama o unidad UCI.
“Es por eso que es importante fijarse en los riesgos y las secuelas que esta situación puede conllevar. No es que uno intube a la persona, la ventile, la duerma y que después -como si pulsara un interruptor- la despierta y el paciente sale caminando. Para que las personas se mantengan dormidas y se resuelva solo la neumonía hay que dormirlo, le tienes que asegurar analgesia y lo debes bloquear neuromuscularmente para que no oponga resistencia al ventilador. Es decir, que se deje llevar una semana, un mes, tres meses, lo que sea que tome la recuperación”.
Ese nivel de invasión tiene severos costos para el cuerpo y la mente, asegura la facultativa, que dependen del estado de la persona, de cómo reacciona a la inflamación, cuánto se demora en resolverla y si hace o no una fibrosis en el pulmón.
“Cuando se despierta al paciente, para intentar sacarlo de la ventilación mecánica, el peor problema es la profunda debilidad de los músculos respiratorios. No tienen fuerza. Es atroz ver gente de 40 años que no es capaz de levantar la cabeza, ni tragar. Es tan importante que la gente comprenda que no hay que exponerse y tomar los resguardos, tanto por lo que significa la enfermedad y por las condiciones a la que se expone en la etapa post Covid”, indica.
Tormenta
La doctora Herrera dice que el Covid-19 se define como una “tormenta de citoquinas”, es decir, una tormenta inflamatoria y trombótica que produce neumonía multiglobal, extensa y, por lo tanto, causa insuficiencia respiratoria. Esta misma “tormenta” puede asociar accidentes cerebrovasculares y trombosis de las extremidades.
De lo que ha visto en la atención de los pacientes intensivos, algunas de las secuelas son la miopatía (que es la falta de fuerza), fatiga, daño fibrótico en el pulmón, además de las secuelas de la traqueotomía y gastrostomía, que son para dar respiración y alimentar a las personas más complejas ventiladas mecánicamente. Eso significa una tensión para las familias, porque van a tener que hacerse cargo de una persona postrada de cualquier edad, de 40 años hasta los 100”.
Alerta también secuelas causadas por impericia del personal de salud. “He visto, como no había visto en 35 años de médico, daño pulmonar por mal manejo de ventilador. Y se explica por varias razones. Por ejemplo, si tienes un ventilador de un tipo y luego tienes que operar otro de una nueva marca e incluso de una tercera. Es como si tuvieras una flota de camiones distintos y todos funcionan de forma diferente. Vieras las caras de mis colegas cardiólogos, distinguidos, que durante 20 años habían estado haciendo Unidades Coronarias Residencias… Todos formales y súper especializados en cardiología, intubar y ventilar con ojos de pánico… Cuando a ti te exigen cumplir una pega que nos es la habitual, aunque seas el mejor en cierta área, te puedes equivocar en la otra”.
Otras secuelas importantes de personas que han tenido coronavirus son las lesiones encefálicas, pues también hay inflamación a nivel del cerebro. Por ejemplo, hay pacientes que convulsionan sin que hayan tenido ningún antecedente de epilepsia o de uso de drogas o medicación que provoquen convulsiones.
Además, se asocian patologías al corazón, pues el coronavirus produce bradicardia, que es el enlentecimiento del ritmo cardiaco. “Hay muchos pacientes a los que les hemos tenido que poner marcapasos, porque su principal tipo de arritmia es la bradicardia, que el corazón va tan lento a casi 30 latidos por minuto y eso, por supuesto, es insostenible”, explica.
Menos abordada por el momento son las secuelas de la esfera emocional que significa pasar por una UCI . “Se te borran días y hasta meses de tu vida. Todo queda parado. A veces cuando despiertas ya se murió alguno de tus seres queridos. Tengo un paciente ahora que va saliendo de ventilación, tiene a su esposa grave y su madre murió. Estuvieron hospitalizados en forma simultánea. Despiertan en otro mundo horrible, en el que ha habido muerte y en algunos casos, causado por ellos mismos. Es crítico y lamentable, por eso es tan imperioso que las personas reaccionen, se cuiden y miren a largo plazo esta situación de salud”.