El remezón que está experimentando el país desde el 18 de octubre es una de las expresiones de malestar más potentes de las últimas décadas, y la transversalidad de las demandas apunta, esencialmente, al tema de la inequidad, la existencia de abusos, del trato, de la calidad y la cantidad de lo que recibe una persona en pensión, remuneración, salud, educación, tanto por parte del sector público como del privado. En este contexto, desde los distintos ámbitos y expresiones de la sociedad, se discute/reflexiona respecto de la mejor salida o solución, ejercicio necesario y desde el cual se definirá la orientación de las políticas públicas, de las políticas económicas y de las formas de relacionamiento que como grupo humano tendremos en el futuro inmediato, sea entre nosotros, como entre los individuos y el Estado.
Víctor Hugo García Valenzuela, Profesor Historia Universal Contemporánea, Profesor Actualidad Internacional, Universidad de Concepción, Universidad del Desarrollo.
Las problemáticas señaladas se explican en gran medida por el encapsulamiento de la élite, por las distintas inequidades, las arbitrariedades en que devino el ordenamiento sociopolítico y el fuerte debilitamiento de valores como el respeto, la consideración del otro o el sentido de lo social, prácticas que han minado la calidad de vida y la estabilidad emocional de un sector no menor de la ciudadanía. Por ello, sería ideal que la salida cautelara la mantención de la libertad como base del sistema, con democracia y mercado como elementos de participación, de accionar de las personas y de los órganos intermedios de la sociedad; el problema no es la democracia, es cómo se está aplicando. Entre otras, se necesita más transparencia, más electividad, más rotación de la representación. El problema no es el mercado, es la forma en que está funcionando (oligopolios) o las áreas en que no está funcionando por la poca o nula competencia.
Dado que el mercado perfecto no existe, es responsabilidad del Ejecutivo y de los legisladores (de los decisores políticos) implementar normas que equilibren el mercado, que lo hagan más transparente, que incentiven el desarrollo de las micro, pequeñas y medianas empresas, y que protejan al consumidor; se debe remediar el ordenamiento que toleraba los abusos, que no perfeccionaba las barreras de entrada en varias actividades (por ejemplo, el mercado farmacéutico), que no posibilitaba la competencia al permitir el accionar de los oligopolios. La forma en que funciona el mercado no está determinada por la Constitució. Ella no establece los oligopolios, no establece las colusiones, no fija el precio de los medicamentos, del servicio eléctrico, el precio por el uso de las carreteras. Todo ello adquiere cauce de acuerdo con lo que establece o no el ordenamiento legal.
No socialismo, no liberalismo extremo, sí un Estado vigilante, flexible, eficiente, garante de una economía social de mercado, drástico con los abusos. Si en todo ello ayuda el desarrollo de un debate y una propuesta constitucional, bienvenida sea la tarea.