Una de las tareas de gestión cultural más grandes del último tiempo en Chile, la puesta en marcha del Centro Cultural Gabriela Mistral, la mantuvo alejada de Concepción. Terminó su misión y ya está de regreso para continuar aportando desde el alma de la Corporación que más invierte en formar público para el arte.
“Sopa de mamá”. Lilian Quezada, la Gerente de la Corporación Cultural de la Universidad de Concepción, dice que retornar a su puesto en esta ciudad es como volver a tomar ese plato hogareño. Estuvo en Santiago echando a andar el proyecto del Centro Cultural Gabriela Mistral. Se esforzó por conseguirlo en grande, por los detalles, por conocer lo más rebuscado del proceso. Se cargó de información, y cumplida su tarea en la metrópolis, retornó su oficina en el Teatro UdeC.
“Lanzar ese proyecto, en Santiago, fue realmente una bendición. Tenía que meterme en un montón de áreas, desde los detalles administrativos hasta aspectos legales de los que jamás pensé iba a tener que hacerme responsable. No había ningún tema que no tuviera que pasar por mis manos. Hay muy poca gente que puede visualizar todas las variables que tiene un cargo como ése”, explica desde su escritorio soleado, frente a la Plaza de la Independencia que a esa hora se inunda con el son de batucadas.
Se le ve feliz y con mucha “pila”. “En realidad yo nunca me desconecté de acá, estuve en todo momento ligada a la Corporación y a la Universidad”, explica, y agrega que está muy consciente de que el año pasado fue especial y significó que se postergaran actividades que estaban preparadas para desarrollar en el Teatro. “Por eso mi retorno es también una forma de traer información para desarrollar más proyectos y también para ampliar las redes. Es volver a la casa, es haber hecho una pausa y regresar al hogar”, indica.
Sin embargo, dominar la forma de trabajo y conocer bien la Corporación es también un desafío para continuar en la línea formativa y responder a las necesidades de los artistas y el público penquista. “Volver es una valoración muy importante de lo que es Concepción y de los profesionales que hay aquí. Realmente existe gente entregada, que se identifica con lo que hace. De ahí que la responsabilidad de estar en la administración de una Corporación como ésta no significa que sólo tienes que velar porque funcione la parte artística, sino que hay que estar consciente de un montón de aristas. Si bien no hay que ser un experto en todas las áreas, sí hay que saber de lo que se está hablando para entender y facilitar su trabajo”, enfatiza.
Y ahora qué viene: el trabajo en la Corporación, dice, tiene distintas etapas. La primera semana de agosto viene la Compañía TeatroCinema, con las dos últimas obras que están produciendo: “Sin Sangre” y “El Hombre que daba de beber a las Mariposas”. Se trata de montajes que incorporan de forma única una mirada cinematográfica a la propuesta teatral. “La idea es ir retomando paulatinamente ciertas cosas posterremoto, actividades que durante el 2010 por diversas razones no pudieron continuar haciéndose y la propuesta de traer al TeatroCinema es ir peldaño a peldaño, pero trayendo las dos mejores obras teatrales que existen hoy en Chile. No es fácil, pero no podíamos perdernos esto”.
Uno de los objetivos de la Corcudec, en sus inicios, fue reposicionar a la Orquesta Sinfónica en la ciudad y generar la certeza en la gente de que siempre que asista al Teatro va a presenciar algo agradable y con altísimos estándares de calidad. “Puedes ver que en otras ciudades hay lindos teatros o espacios, pero que es difícil entender la línea que desarrollan, porque en ellos encuentras un show de revista hasta obras clásicas. A mí me da la sensación que los espacios deben tener una línea para determinar qué quieren hacer y enseñar. Esta Corporación, a través de su teatro, tiene una línea muy clara que es la intención de formar público. Y cuando lo que uno quiere es formar, se debe trabajar a fondo para hacer lucir la actividad artística de la mejor forma posible”.