Lo que hay detrás de su juicio político, Jackie: una “doña” indomable y mordaz

/ 18 de Abril de 2011

Buenamoza, simpática y extrovertida, pero tremenda – “y doy patadas bien fuertes”- con quienes caen en desgracia en su lista negra. Conocimos a la promisoria figura de la UDI, Jacqueline van Rysselberghe, que llega pulcra a las poblaciones, baila cueca y se come una sopaipilla como si nada, pero que se solaza con la desgracia de sus enemigos. En su refugio municipal pretende pasar el chaparrón político y alzar el vuelo a La Moneda, siempre y cuando los tribunales no dispongan otra cosa.

 
Tremenda, como las películas que le gusta ver en la intimidad de su casa-“con patadas, combos y escupos”- como dijera a NOS en 1995 es nuestra ex intendenta Jacqueline van Rysselberghe Herrera (46), que se quiera o no, catapultó a la Región del Bíobío a las portadas de la prensa nacional. Y sigue ocupándolos a casi tres meses ya de ufanarse, micrófono en mano, de haber pasado gatos por liebres al gobierno de Piñera con los “terremoteados” de la población Aurora de Chile y de Bulnes. Y su eterno acusador, el senador Alejandro Navarro acaba de denunciar que a cinco días de dimitir como intendenta, pagó con dinero fiscal 120 mediaguas para igual números de “no” damnificados de la Aurora.
Treinta años tenía cuando confesaba su afición por las series de acción; ya era madre de dos de los seis hijos que hoy tiene con Mauricio Pavez, su “negro”, que siempre le ayudó con la crianza- quien también ha ocupado portadas por bullados negocios- y comenzaba su carrera política como concejal de la UDI en Concepción. Nadie imaginaba que este prototipo mujer de los ’90, profesional, madre y dueña de casa aficionada a bordar y a tejer a crochet, se convertiría en un huracán de la política: “Existe reticencia de parte de los hombres hacia las mujeres que los igualan o superan en capacidad. En todo caso a mí no me han discriminado nunca, pero también es porque sé pegar patadas muy fuertes”, aseguraba.
Y vaya si dio patadas y fuertes en los siguientes 16 años como concejal, alcaldesa y en su fugaz paso como intendenta. Apenas se hizo fuerte en Aníbal Pinto 266, la sede de gobierno que como alcaldesa disputó sin éxito con el ex gobernador concertacionista Eric Aedo para reinstalar allí la Municipalidad, mandó a cambiar el nombre del salón principal. Ya no se llama “arzobispo José Manuel Santos” como había rebautizado Aedo el salón de las banderas del ex régimen militar. E hizo retirar los grandes maceteros que habían instalado en la playa de estacionamiento de la ex intendencia, cuando perdió.
Era, por entonces, la dueña de la ciudad y sabía marcar territorio. Y lo siguió haciendo, a patadas, como ella dice, hasta que le llegó su hora.
¿Qué le fue pasando en el camino a nuestra ex intendenta hasta que Piñera -por quién “ni cagando voto por él”, como decía a sus íntimos- la dejó caer? Veamos.

La diosa llegó a adueñarse del funeral

“La Coca se cree una diosa, siempre ha sido así”, le impugnan sus detractores. Y agregan que es prepotente, autoritaria, avasalladora y temeraria, pero mano abierta y muy querida en los barrios, donde participa de igual a igual en bingos y fiestas vecinales. En todo caso, “ella decidía cuando comenzaba y cuando terminaba el baile. Si algo le molestaba se llevaba a los músicos. Total, ella pagaba la orquesta”.
Y tan avasalladora es que quiso tomar la batuta en Los Ángeles, en el velorio y funeral del diputado Juan Lobos Krause. En la UDI, cuentan, todos sabían que las relaciones entre ella y el fallecido parlamentario estaban rotas. Él había demostrado públicamente su molestia por la forma en que conducía la Región, sin consideración por los partidos ni los parlamentarios de la Alianza. Estaban tan distanciados -dicen- que Lobos aceptó a regañadientes salvarla de la acusación constitucional. “Y lo hizo para no hacerle daño al Gobierno”, confidencian en el gremialismo. Ella se lo habría pedido personalmente, pero no lo convenció con sus argumentos. Lo último que le dijo Lobos fue: “Sé que vas a venir por mí, y aquí te voy a estar esperando”. En el comité político que siguió a la salida de Jacqueline van Rysselberghe del gobierno regional, el congresista pidió incluso una auditoría completa a la intendencia.
Por eso molestó a parlamentarios y dirigentes regionales del partido fundado por Jaime Guzmán, el protagonismo que la ex jefa regional tomó el primer día del velatorio, tras el accidente del 11 de abril de 2011 en las cercanías de Yumbel. “Llegó a adueñarse del funeral y a controlarlo todo. Recibía las coronas de caridad y se encargaba de presentar al padre del parlamentario a toda la dirigencia de su partido”. Enrabiado, pero temeroso por la personalidad que inspira la ex alcaldesa, un dirigente local y cercano al difunto se atrevió a encararla. Le recordó que Lobos no la podía ver “ni en pintura”.
Como si a ella le importara. Por eso, cuentan, el Presidente Piñera y el ministro del Interior Rodrigo Hinzpeter se empeñaron tanto en llevarla a la intendencia, adónde pretendían mantenerla bajo control: “Había que sacarla de la Municipalidad de Concepción. De no haber sido así se hubiese convertido en el peor ‘cuchillo’ para Sebastián Piñera. Ella no lo soporta y cuando la “Coca” no pasa a alguien lo demuestra. No lo manda a decir con nadie. Te saca la cresta. Ella es ella y el resto –que es todo el mundo- vale hongo. En un mes le habría armado la grande al Gobierno con sus reclamos por la situación de la ciudad. Si la alcaldesa UDI hubiera hecho eso ¿qué más quedaba para los alcaldes de la oposición? Se hubiesen levantado todos y le habrían dejado la escoba al Ejecutivo”.
Con su figura estupenda pese a sus seis embarazos ella impone su carácter y a cualquiera, ministros incluidos, le tira encima su poder político y su 64% de adhesión popular que cualquiera se quisiera.
Mientras fue intendente post terremoto, giró a cuenta del cheque en blanco que le extendió Piñera para hacerla su representante y se enfrentó, entre otros, a la Ministra Catalina Parot porque ésta no quería aceptar el nombre de Pilar Gutiérrez Rivera, la esposa del abogado Alejandro Espinoza en la Seremi de Bienes Nacionales.
La profesional, abogada también, es hija de un conservador de bienes raíces y de una notario, ascendencia que podría haber creado un conflicto de intereses, pero ella se impuso. Por el nombramiento de Jéssica Flores, como directora regional del Sename, también se le “encachó” al Ministro Bulnes.
A garabato limpio, dicen en la Municipalidad y en la Intendencia, defiende sus posiciones que a nivel nacional respaldan sus padrinos políticos Jovino Novoa y Juan Antonio Coloma. Ambos, siempre la instaron a aventajar a sus adversarios. Mientras más votos, más poder y las posibilidades ciertas de abrirse paso hacia La Moneda, aunque mil veces declaró que lo suyo siempre sería la alcaldía penquista.
De la derrota que en 2005 le infligió a Jorge Matute Matute surgió incluso la idea de catapultarla como presidenciable, pero no fue sino hasta 2008 -cuando le ganó por paliza a Ariel Ulloa, con un 64% de la votación- que sintió podía llegar a dirigir al país.
Previo a esa elección -cuentan- estaba tan segura de su triunfo que el mismo día que la Concertación anunció el nombre de Ulloa Azócar como su carta para competir por la alcaldía penquista, la “Coca” organizaba una comida y celebraba con sus más cercanos.
Sabía que los DC y los socialistas no votarían por el ex alcalde que ya generaba tantos anticuerpos. Pero el porcentaje que sacó, ni ella lo esperaba. Fue –ratifican hoy detractores y partidarios- una tremenda inyección a su ego y a sus aspiraciones presidenciales.
Es que salió, dicen, igualita al abuelo Enrique van Rysselberghe Martínez, el alcalde “realizador” de Concepción en la década del ’60. Como ella, el veterano levantaba la voz, movía recursos y mandungueaba al nivel central para que se hicieran cosas a su pinta. Pero eran otros tiempos. Ahora, hay que adecuarse a presupuestos, a licitaciones, respetar las decisiones soberanas de los concejos comunales y consejos regionales y, las leyes y administración pública que visa la Contraloría. Y la Jackie –agregan- no sirve para eso, choca con el sistema.
Por eso, gente como Christian Paulsen Espejo Pando (RN) piensa que “la Coca” no se pondrá zapatillas de clavo para ir tras un cupo senatorial. O tras el sillón del fallecido Lobos Krause.
Ella es por sobre todo atleta, competitiva y ganadora, aunque la ex campeona nacional de 400 metros planos haya dejado el deporte debido a una lesión en la rodilla. Ella –dice Paulsen- no da espacio a ningún posible ganador y aunque esto es común en política, no le acomoda. Ella sufre si pierde pues pertenece al mundo de los “hacista de cosas”, agrega el concejal bien convencido de que JVR volverá a la alcaldía de Concepción. No es el único.
En el Congreso su aburrimiento sería continuo, porque no es dada a escuchar y no le gustan las reuniones. Menos si se alargan. No le gusta ser del grupo invisible. Es de acción y algo así como “partera” de cosas y a la vista lo más rápido posible.
En campaña, sin embargo, sí que esta mujer logra una simpatía tremenda de las bases populares, y de vuelta al ruedo, su primera tarea será hacerse de la UDI regional, reconstruir redes y empezar. “Está picada y va a volver a ser alcaldesa de Concepción”, subraya Paulsen.

El linchamiento empezó con Lynch

Lo que se vivió en Concepción en los últimos meses no fue ni más ni menos que el linchamiento de quien perdió su autoridad, aunque tuviera respaldo del nivel central. Si no hubiera renunciado, se habría impuesto la acusación constitucional aunque éste no tuviera ningún sustento. “Un director de orquesta no puede seguir tocando si detrás tiene la pifiadera del público”, acotan observadores.
Es lo que habría tenido en cuenta Piñera para forzar la renuncia de JVR aunque postergara el momento en que Alejandro Navarro, el “polilla” de las cámaras de TV, pedía la cabeza de la ahora ex intendenta. Sin duda, “el seboso”, como le dice ella, se habría llenado de gloria.

Pero ¿alimentó JVR su propia ejecución política?

Analistas de uno y otro lado explican que por el 64% de la votación que obtuvo en las elecciones municipales de 2008, en lo que fue su tercer período como alcaldesa, ella se sintió con el respaldo suficiente para cuestionarlo todo. Y pelearse con todos, con los concejales Alejandra Schmidt (Concertación) y Patricio Lynch (Alianza) quien llegaría a decir “tendrá el 64% de los votos de Concepción pero no puede hacer lo que quiera”.
Como alcaldesa, ella le habría hecho la cruz en su particular forma de gobernar –“o estás conmigo o en contra mío”- porque Lynch no votó por Juan Luis Manso, ex director de la Dirección de Desarrollo Comunitario (Dideco) para consejero regional y quien era su candidato para ocupar la intendencia antes del terremoto del 27/F.
El candidato de Lynch era el ex alcalde de Concepción, Claudio Arteaga, integrante hasta hoy de ese Consejo Regional. Después vendría la batahola por los abultados presupuestos municipales.
También rivalizó con la ex intendenta María Soledad Tohá -dos personalidades muy fuertes- y “yoyitas” en temas como ¿quién luce mejor en tenida de huasa? Y despertó las iras del género cuando pretendió acortar el pre y post natal de su quinta hija Magdalena en el año 2000. “Cuando ella hace algo así pasa por alto y se mete al bolsillo lo que ha sido una ardua lucha y conquista de los movimientos de mujeres para validar el derecho de todas y no sólo de las privilegiadas, a cuidar personalmente de los niños, a amamantarlos y a no ser cohesionadas, chantajeadas, ni intimidadas a volver al trabajo antes de tiempo”, le representaron.
Su colega médico y ex concejal DC, el anestesista Germán Acuña Gamé recuerda bien el episodio y su reclamo formal ante Contraloría que le valió estar en la lista negra. “Tengo la impresión que no quería dejar la Municipalidad para que no descubriéramos cosas turbias, como se ha demostrado ahora. No nos dio el cuero para probarlo. Por eso valoro lo hecho por Alejandra Schmidt y Patricio Lynch”.
Los amigos de Jackie dicen que su lengua la traiciona, porque no le basta lograr su objetivo, sino que también restregarlo a quien ella supone le ha dado un golpe o ganado la batalla, como pasó con la concejala Schmidt: logró que la sacaran del Servicio de Salud de Concepción y festinó el resultado en twitter.

Piñera: “Bueno, ya…”

El comidillo sería en la ciudad la celebración del triunfo de Piñera en 2010 en la Plaza de la Independencia: en una esquina, los UDI con la ex alcaldesa a la cabeza, y en la otra, Claudio Eguiluz –el arrocero de San Carlos con sus huestes de RN y aspiraciones parlamentarias sepultadas tras el triunfo de Enrique, el hermano tímido y casi invisible de la “Coca”. Así partía el gobierno de la Alianza en Concepción, con las dos fracciones separadas y absolutamente irreconciliables.
Esa misma noche empezaron a escucharse gritos aspiracionales de “¡Eguiluz, intendente!” del que hizo caso omiso, como también ahora, el nivel central. La intendencia de la Región del Bíobío sigue en manos de la UDI y, esta vez, en el independiente Víctor Lobos del Fierro.
No fue casualidad que esa noche celebraran uno en cada esquina. Amigos de ella indican que el encono surgió, justamente, cuando Eguiluz exteriorizó su contento porque la Concertación nombraba a su pareja, la DC Cynthia Mitchell como gobernadora de Concepción para neutralizar la potente figura que era Jacqueline van Rysselberghe. El dirigente regional de RN pretendía así favorecerse como nuevo referente local de la centroderecha.
Pero, de aquella noche al aire libre, pasaron algunos meses, la zona sufrió el terremoto-tsunami del 27/F y ella tuvo un rol protagónico, le reconocen partidarios, al punto que “se transformó en la voz de la gente”. Piñera y Hinzpeter se entusiasmaron por trasladarla a la intendencia, y en Santiago, la apretaron: O aceptaba o aceptaba. A pesar de las promesas de apoyo, tiene que haber visualizado los riesgos que se le venían –dicen- y verbalizó su petitorio: “si voy a pagar el pato, al menos dejen instalarme con mi gente”, y así lo hizo, al punto de que el diputado de RN, Frank Sauerbaum cuestionó su porfía a gobernar sólo “con los mejores… pero con sus mejores amigos”. Pero Piñera la había apoyado con un “bueno, ya…”
JVR es activa, impetuosa y desconsiderada con sus pares, actitudes que le jugaron en contra. O, como dicen también, pisó muchos callos en sus propósitos de echarle para adelante, y poner a la Región de pie desde que llegó a la Intendencia del Bíobío. “Hoy, si sacamos el tema de las viviendas, la ciudad está paradita”, recuerdan nuestras fuentes; los privados echaron a andar sus puertos e industrias y la conectividad se restableció aún con el ondulante Juan Pablo II. Pero empezó a tener problemas por su estilo no inclusivo que dejaba al margen al partido del Presidente Piñera, y al RN Claudio Eguiluz, su enemigo natural. Así las cosas, lo ocurrido en la Aurora de Chile no es más que un detonante espectacular, con un video que pasó de mano en mano hasta que lo recibió Navarro y lo hizo público (ver recuadro). Entonces, todos los callos que se habían pisado, se juntaron; todos los que tenían algo de resentimiento se sumaron a desbancarla. No querían más amenazas, no querían más a los 12 “apóstoles” territoriales husmeando en las comunas, no querían más desplazados ni más acusaciones ni listas negras.

El “intendente” Ezzati

A la Jackie no le va a gustar enterarse que por su porfía a gobernar con todos, la historia de Concepción recordará en el hoy arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati Andrello, al verdadero intendente post terremoto del Bíobío.
Al menos, así lo desclasifica el ex gobernador de Concepción, Eric Aedo (DC): “El que convocó para que se resolvieran los problemas (de la zona) fue monseñor Ezzati. Él jugó ese rol. Ella no fue capaz de hacer el cambio de switch de alcaldesa a intendenta, y producir espacios para la conversación. La autoridad política es la que abre la casa, convoca y pone el tono de la conversación siempre. Ser el conductor político de la Región es distinto al de una comuna. Ser el representante del Presidente de la República implica tener características de conducción, de autoridad, un rol distinto al de candidato, de lo contrario se abren flancos”.
Se conocieron en 2000, cuando estuvo al frente de Chile Barrio y ella en la Municipalidad de Concepción, comuna que concentraba el 25% de los 291 campamentos (160 mil personas) de la Región; tuvieron una relación de trabajo fluida y le valora la capacidad de conectarse con la gente: “Encaró bien la imagen del buen patrón de fundo. A las poblaciones siempre llegó impecable, pulcra; su producción visual causaba admiración entre la gente e igual tomaba té, bailaba cueca y se comía una sopaipilla”.
Y aunque le reconoce talento para relacionarse, dice que no supo “gerenciar” la Región, no tuvo esa capacidad de ponerse de acuerdo para empujar ciertos proyectos. Los avances en la ciudad son resultado de los gobiernos de Lagos y Bachelet, asegura.
Siempre estuvo –agrega- en la frontera del mundo popular, y entre ellos todo anduvo bien hasta que, como ex seminarista, se la jugó por las confianzas y acercó a la gente a Chile Barrio. A ella no le gustó. Y más tarde, en un acto de aniversario de la ciudad, en la plaza, siendo él gobernador, ante todos los invitados, ella le pasó la cuenta a la Concertación. “Ella no separó bien lo personal de lo institucional, y se lo representé”, evoca hoy, porque en contraposición al ex intendente Tohá, en política hay que marcar las diferencias. “No abrir conflictos con JVR como instruyó fue un error; al final tenía confundida a la gente”, dice.
Pero ella reconocía en Tohá a “un caballero con quien se puede trabajar y dialogar” aunque para el alcalde Hualpén, Marcelo Rivera, ella le embolinó la perdiz y la única ganadora, finalmente, fue ella.

La Moneda, ¿el próximo paso?

Si JVR sale libre de polvo y paja va a querer volver a la alcaldía, dicen sus cercanos. Y desde ese lugar intentará posicionarse como figura presidenciable. Es su sueño. Pero Eric Aedo acota que tal futuro político depende de los resultados que arroje la investigación judicial por los eventuales certificados de inhabitabilidad falsos en Bulnes y el inexistente proyecto habitacional de Aurora de Chile. Y anticipa: “El capital de credibilidad va a ser difícil de recuperar”.
Pero, ¿cómo es que llegó ella a pensar en grande cuando siempre dijo que lo suyo era la alcaldía y que, como el abuelo realizador, pretendía morir políticamente en Concepción?
Todo cambió cuando la directiva central de la UDI en vez de nominar al diputado Jorge Ulloa como candidato a senador por la circunscripción Costa designó a Carlos Bombal, cuñado del diputado Andrés Egaña y a quien la “Coca” lo consideraba “un flojo e inútil” porque nunca la apoyó en su gestión municipal.
Y para hacerse del apoyo y votos de la “Coca” y salir electo (lo que no consiguió, finalmente, por el doblaje de Hosain Sabag y Alejandro Navarro) le doró la píldora y convenció con otros influyentes de Santiago de que la futura carta presidencial de la derecha. Ahí -cuentan sus cercanos- ella cambió, y se volvió fría y calculadora para administrar su capital político personal, eludiendo meterse en temas complejos que la apartaran de su gran objetivo: ser, como le dijo Bombal, la opción futura presidencial de la UDI y centro derecha.

En la Aurora de Chile: Los dichos que decidieron su juicio político

“Nosotros usamos el tema del puente para que este proyecto no se nos cayera. No sé si me explico (…). Nosotros usamos el tema del terremoto y el tema del puente a favor de ustedes. Y dijimos que el puente casi abarcaba la población completa y que había que sacarla completa porque, si no, la verdad es que todas las casas se iban a ver afectadas. Poquito más poquito menos, eso fue lo que dijimos”.
“En el grupo de ustedes hay cerca de 60% de las personas que no tiene certificados de inhabitabilidad, que no están terremoteadas, y que sin embargo van a ser beneficiadas por el proyecto, porque logramos convencer en Santiago de que sí estaban afectadas, porque como se había caído el puente, entonces el puente estaba afectado por el terremoto, y como el puente estaba afectado por el terremoto eso lo afectaba a ustedes y también estaban afectados por el terremoto; y la fábrica y no se qué… En fin, inventamos una historia y pudimos hacer que este proyecto no se nos escapara de las manos”.

O’Higgins 680, 4° piso, Oficina 401, Concepción, Región del Biobío, Chile.
Teléfono: (41) 2861577.

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