Todavía los duros efectos del terremoto y el tsunami del 27 de febrero son muy evidentes en Concepción, Talcahuano, Dichato y otras localidades, las que requieren de una agilización de las medidas para dejar atrás la etapa de emergencia. La intención de la autoridad regional en el sentido de manifestar que ello estaría superado y que ahora se inicia una fase de refundación contrasta con la percepción que tiene la comunidad regional. En estricto rigor hay 84 campamentos con 3.682 familias, en su mayoría en las comunas de Talcahuano, Tomé y Arauco, residiendo en precarias viviendas transitorias. Otras 25 mil lo hacen en soluciones de emergencia en sus propios sitios.
A casi un año del sismo, ninguna de la veintena de edificios en el Gran Concepción ha sido demolido, más allá del anuncio que se partiría con el Palacio de Los Deportes de Talcahuano. Llegaremos al primer aniversario del 27-F con las dos imágenes más impactantes que recorrieron el mundo: la colapsada Torre O”Higgins y el edificio Alto Río que generan dramáticos recuerdos de lo ocurrido que todos buscan olvidar. No se puede desconocer que se han hecho esfuerzos, pero no con el ritmo que la reconstrucción requiere y muchas veces con medidas con un fuerte acento centralista.
Sólo para quienes circulan por el radio céntrico de Concepción resulta inexplicable que no exista un plan ágil y eficiente de reparación de veredas -que antes del fenómeno telúrico ya eran trampas mortales- cuando desde hace un par de meses el municipio penquista tiene aprobado fondos por 527 millones de pesos con esa finalidad.
La comunidad está cansada de tanto anuncio de medidas que parecen las acertadas, como toda la recuperación del borde costero con un costo superior a los 300 millones de dólares, pero que no vienen acompañadas de un calendario claro de ejecución de sus etapas de inicio y término. También en lo relativo a la conectividad entre Concepción y San Pedro de la Paz, había en los planes diseñados de los dos nuevos puentes que se construirán algunas carencias inexplicables, como no considerar una avenida Costanera en esa última comuna que evitara continuar saturando la avenida Pedro Aguirre Cerda. Al menos eso ha cambiado, porque ahora se contempla y como revista advertimos de esa situación a través de los expertos y especialistas.
Resulta interesante el llamado de la intendenta a la unidad de todos en la gran tarea de la reconstrucción, lo que implica un cambio de actitud, debido a que se le criticaba una gestión con exclusiones, no sólo desde la oposición, sino también del propio partido del Presidente de la República en Biobío. Lo que la comunidad regional espera muy sinceramente es que sus intenciones de incorporar a todos quienes están calificados para aportar en ese proceso se traduzcan en hechos concretos y que los próximos días y meses veamos al talento regional trabajando unido por darle a esa zona el lugar que se merece, considerando todos los líderes que ha aportado a Chile y que tuvo uno de los papeles más relevantes en el proceso histórico nacional. En la tarea de reconstrucción no sobra nadie y las autoridades deben tener la inteligencia y sensibilidad para sumar y no restar voluntades.