Todo está para sentir. Excitación, deseo, humedad. Pero hay algo que falla. La mente está en otro lado, se escapa y bloquea el placer. Un 30 por ciento de las mujeres no llega al orgasmo y aquí le explicamos por qué.
“Millones de partículas bullen dentro de mí. Me entrego a la más bella agonía. Siento que voy a explotar. El blanco lo inunda todo. Sólo escucho un lejano tic tac. Veo una puerta ¿Cuánto tiempo estuve aquí?”…
El orgasmo es el clímax de la relación sexual y durante los momentos que dura, las personas experimentan una descarga de placer. En algunos casos es tanto, que los amantes llegan a perder la conciencia por unos segundos y se acercan a un estadio sublime popularmente llamado “la pequeña muerte”. Es una de las sensaciones más buscadas por hombres y mujeres, y pese a que sólo un pequeño margen de personas sexualmente activas tienen problemas físicos para poder llegar a él, se asocia a una de las disfunciones del sexo más comunes en las mujeres. Se relaciona a factores diversos, pero fundamentalmente sicológicos y se le llama anorgasmia.
Elsa Burgos no sospechaba lo que se perdía. Aparentemente había tenido una sana sexualidad que comenzó a los 18 años con su primer pololo. Hoy, a los 28, se encuentra separada con 2 hijos y la angustia de no haber consultado antes a un especialista que le hubiese ayudado a conocer por qué no puede sentir orgasmos. “No tengo problemas para excitarme. Todo lo contrario, como pareja estoy bastante dispuesta siempre a la compañía de un hombre, me encanta iniciar el juego de la sexualidad y, de verdad, las relaciones me parecían bastante placenteras. Al menos eso creía yo”, comenta a un año de haberse puesto el serio propósito de descubrir la clave del clímax.
Una persona como ella, que nunca sintió orgasmos, encaja dentro de la categoría que los especialistas denominan anorgasmia primaria. La kinesióloga especialista en disfunciones uroginecológicas, Paulina Etcheberry, señala que además existen otras tres categorizaciones de esta disfunción sexual. La anorgasmia secundaria se refiere a las personas que habiendo llegado al clímax, por una u otra razón dejan de tenerlos. La anorgasmia relativa, que se vincula a las personas que sólo pueden llegar con estimulaciones en ciertas zonas, como por ejemplo el clítoris. Y la anorgasmia situacional, que se enfoca a las personas que tienen orgasmos en determinados contextos y condiciones.
A Karen Roa la fulminó saber que no podría tener hijos, por lo menos por un tiempo. Tras varios intentos y consiguientes pérdidas, el pensamiento de que cada vez que sostuviera relaciones con su marido sería en vano la llevó a perder el placer del sexo. “Es una cosa tan terrible saber que el sueño de ser mamá está lejano, que cada vez que iniciábamos algo con mi esposo, yo me concentraba sólo en el dolor del diagnóstico. No me permitía vivir una sexualidad plena y comencé a hacer lo que la mayoría de las mujeres hace: fingir”.
Los problemas sicológicos son enemigos del placer sexual, argumenta el sexólogo Víctor Figueroa. El trastorno del orgasmo es más frecuente en el sexo femenino, con una frecuencia de entre 16% a 30% de la población general. En varones supone una frecuencia del 8%. “La anorgasmia es una de las disfunciones sexuales más frecuentes en las mujeres y es el segundo problema sexual por el que consultan, ya que lo más persistente en cuanto a las consultas es la falta de deseo”, recalca Figueroa.
“Se están abriendo de a poco nuevas puertas, ya que la gente está conociendo cada vez más sobre los problemas sexuales a través de diferentes vías y, fundamentalmente, los medios de comunicación. Lo principal es que de alguna manera se les transmita que sí hay soluciones. En general, las pacientes que vienen tienen una historia hacia atrás, ya que no es algo que se gatille de un momento a otro y tiene que ver con las experiencias, con las creencias sobre la sexualidad, cómo fue su educación sexual y la cultura donde ellas viven también”, indica el sexólogo.
Los ejercicios recomendados constan de las siguientes fases:
-Auto observación del cuerpo y los genitales.
-Autoexploración de los genitales.
-Localización de las áreas más placenteras.
-Autoestimulación y fantasías eróticas.
-Masturbación con vibrador.
-Focalización sensorial no genital.
-Masturbación en presencia de la pareja.
-Focalización sensorial genital.
-Coito.
Está todo, pero algo falta
El trastorno del orgasmo, más conocido como anorgasmia, es la incapacidad para llegar al orgasmo aún cuando se está recibiendo la estimulación adecuada, o exista gran deseo sexual y las condiciones medioambientales sean las apropiadas para ello. Según el manual de diagnóstico de enfermedades mentales, el trastorno del orgasmo es la ausencia o retraso persistente o recurrente del orgasmo después de una fase de excitación normal (tanto en duración como en intensidad). Cuando se habla de anorgasmia suele tratarse de la de las mujeres, pero puede afectar también a los hombres.
Para su diagnóstico se deben tener en cuenta diversos factores como la edad del o la paciente, la experiencia sexual y la intensidad y la duración de la estimulación erótica recibida. Las mujeres presentan una amplia variabilidad en el tipo e intensidad de estimulación que conduce al orgasmo. Como en las otras disfunciones sexuales también produce malestar síquico y problemas en las relaciones interpersonales.