Su vida parece la rueda de la fortuna. Desde los tiempos en que buscaba toda clase de empleos para sobrevivir, a la bonanza que hoy vive su restaurante Rai, y desde sus años militando en “el teatro de guerrilla” a ser el protagonista estrella de Fortunato (la nueva teleserie de Megavisión), el actor Marcial Tagle ha recorrido un largo y sinuoso camino. Por ello, con treinta tres años bien carreteados, tiene claro que la fama recientemente obtenida es lo que menos lo engrupe; lo suyo es seguir desarrollando personajes y agradecer a la vida. Como todo buen suertudo.
unque algunos lo califican como “el actor del momento”, o el “anti-galán de moda”, lo cierto es que Marcial Tagle no está ni ahí con los cumplidos. Sentado en la sala de maquillaje de los estudios de Megavisión, nos recibe con total naturalidad, aunque algo desganado. Todavía con cara de recién levantado, su polera y pantalones militares le dan un cierto aspecto de niño grande, o de universitario trasnochado.
Aunque tiene fama de ser un afable conversador, no fue fácil sacarle las primeras respuestas: la promoción de “Fortunato, la familia vale oro” ha sido muy, muy, intensa, casi como las once horas diarias que destina a las grabaciones de los capítulos.
Está acostumbrado al rigor. Egresado hace doce años de la Escuela de Teatro de Alejandro González, vivió años trabajando desde obras clásicas como el Mío Cid al teatro experimental, bajo la batuta de destacados directores como Rodrigo Pérez y Alfredo Castro. Fueron años de vida en comunidades, poco dinero y mucho carrete; una vida de la que no guarda mal recuerdo, pero que asegura haber dejado atrás. También ha participado en cine, en roles secundarios en películas como “Play” y “Fuga” dirigida por su amigo Pablo Larraín, con quien volverá a trabajar en “Tony Manero”, una historia sobre un chileno marginal (Alfredo Castro), cuyo único sueño en la vida es ser el popular bailarín encarnado por John Travolta en “Fiebre de sábado por la noche”. Ambientada en el Chile de 1978, la trama combina la represión de la dictadura militar con los compases de la entonces masiva música disco. Tagle integrará el “cuerpo de baile” y ya toma clases para aprender los pasos. Su estreno se proyecta en 2008.
Sin embargo, su participación más inmediata en la gran pantalla -entre noviembre y diciembre- será en la ópera prima de Sebastián Arrau “Muñecas”, donde compartirá roles protagónicos junto al taquillero Benjamín Vicuña. Allí, Vicuña encarnará a Pedro, un joven gay que acepta una invitación de su amigo Manuel (Tagle), secretamente armada para que conozca a una joven española interpretada por Ana Fernández (”Solas”).“Ocurre en 24 horas, desde la hora de almuerzo de un sábado hasta la madrugada de un domingo; habla del tema de la homosexualidad, de la droga, pero en forma específica y explícita. Va al tema, ¿cachai? Esa es la gran cualidad del cine independiente que me parece súper atractiva”, comenta
Y hay más en agenda: ya firmó otro proyecto con el realizador Pablo Díaz que consistirá en una película dividida en quince cortometrajes, en uno de los cuales compartirá roles con Luciano Cruz Coke.
La actuación es algo que se toma a pecho: para su rol en Fortunato engordó ocho kilos (“comiendo tarde en las noches”) y para la obra “El Graznido” -un monólogo dirigido por Paulina García y escrito por Cristián Figueroa- se rapó completamente la cabeza, tal como Robert de Niro en “Los intocables”.
-¿Cómo veías a la televisión en los años del teatro que tú definías como “de guerrilla” y qué ha cambiado desde que eres uno de sus principales íconos?
-Tiene que ver con algo que yo denomino las disciplinas que tenemos dentro del campo laboral. Antes de mi parte había una no validación de la televisión con respecto a que, primero no me llamaban; segundo, no me ofrecían nada muy bueno, siempre eran cosas chicas; tercero, me interesaba mucho más hacer teatro. Eso es algo que me tiene muy orgulloso, el crear mis orígenes en el teatro. Eso me ha dado una validación a nivel laboral y a nivel de compañeros y colegas bastante importante. Hice otro camino yo, uno que va desde el teatro a la televisión, que es el menos recurrente y que por eso llama tanto la atención también.
-Antiguamente muchos artistas y actores tenían una postura casi ideológica respecto a los medios, más de contracultura; hoy, pareciera que llegó el efecto de la película “Se arrienda” de Alberto Fuguet: tarde o temprano todos cambian y terminan pasando de lo alternativo al mainstream…
-(Mira seriamente) Yo creo que es interesante lo que planteas tú; quizás ocurrió eso, no me había detenido a pensarlo. Creo que, sin dudas, lo que tú dices, uno podría desprender que sí ocurre diariamente y constantemente. Es más, hay un proceso de neoliberalización de nuestra sociedad y capitalización sin dudas. Somos unos gringos chicos, weon. Igualmente, no me meto en el cuento de la postura política, eso fue en la década del 80, yo empecé a hacer teatro desde el 95. Pero sí, en lo que tiene que ver con el teatro experimental participé en todo, en todo lo que es performances, colectivos, mucho. Muy jugado y me gustó y me apasionó mucho, me entretuve harto.
-Intentaste vivir del teatro y marginarte del mundo televisivo. Hoy estás al otro lado ¿Se puede ser idealista e tratar de ser un artista antisistema en esta época en que el exitismo material y profesional parece ser lo más importante?
-Yo creo que el luchar contra el sistema en este momento es muy complicado. Creo que sí uno puede hacer trampas al sistema desde el sistema. Uno tiene que ser inteligente y ser pragmático y práctico pero desde dentro, no sé si desde fuera, porque desde fuera quedai demasiado limitado. Yo ahora estoy haciendo “Mano de obra”, y es una crítica al sistema desde dentro del sistema, cachai. Y creo que es una postura súper combativa y súper coherente también. Creo que no se contraponen, ¿me entiendes? Y creo que es una forma de abanderizar y de decir.
Su fobia a los cuicos
-El acento español de Pablo en “Casado con hijos”, además de la influencia de Torrente (personaje del director Santiago Segura), refleja al típico chileno que llega de un viaje hablando con otro acento ¿Por qué al chileno le guste imitar lo extranjero, partiendo por el acento?
-A mí me gusta que nos pase eso. Creo que uno puede mirarlo desde la mitad del vaso vacío -que es como lo miran todos- que es que el chileno que quiere ser más, ser arribista, que no sé qué, y yo también lo veo como una capacidad de juego, de conversión …me gusta.
-¿Ah, sí?…
-Sí, está bien, lo hacen pa cagarse de la risa, porque adoptan; a mí me pasó, y tiene que ver con muchas cosas, tiene que ver conque nosotros hablamos muy mal, tiene que ver con que no se nos entiende afuera, o sea, hay varios puntos, no sólo porque somos unos siúticos.
-Una vez señalaste que eras resentido con los cuicos y que “te carga la oligarquía que hay en este país” ¿Por qué sientes eso, habiendo estudiado en un colegio ABC1? ¿cuál es el origen de este sentimiento?
-Sí, en este país la gente de La Dehesa, en Santa María de Manquehue, donde uno ve así como gente tan cuica, las minas cuicas en los tremendos autos y que son pitucas, pirulas, siúticas y la weá…me carga weón. Me carga.
-Que sean tan tiesos o es algo más…
-Me carga todo. Me carga la forma de pensar, me carga la parada, me carga que sean teñidas, que anden tan arregladas a las siete de la mañana; me carga que no sean comunes y corrientes, que no sean normales, y que sea todo marca, pose, auto, tostado, anteojos, niños, colegio, cuiquerío, plata, tarjeta de crédito, me carga. Me carga todo eso.
-¿Pero no es una buena parte de la elite cultural y artística una oligarquía, acaso muchos no provienen de ahí? Por lo general, para realizarse en una actividad casi suntuaria en este país, como el arte, hay que tener recursos…
-Sí, pasa. Tenemos acceso a la cultura los que podemos, sin duda. Por eso la vuelta de tuerca, por eso yo encuentro también interesante lo que está ocurriendo en el Mega y lo que ocurrió en el tema de las comedias, y principalmente con el tema de lo que ha salido sobre mí del galán criollo, y con otra tendencia de galaneá: siento que la gente está valorando la actuación más allá de la imagen. Y eso, es una forma de entregar cultura a la gente. O sea, la gente puede determinar ahora, “este guatón actúa bien, este otro flaco guapo, estupendo no actúa también”. Y eso gracias a que les entregan al guatón, porque el flaco guapo, estupendo, lo tenemos hace mil años, cachai. Y en un proyecto como “Casado con hijos”, donde se privilegió un elenco, donde hubo cinco meses de casting, y sacaron a tres personas totalmente desconocidas, Dayana Amigo, Marcial Tagle y Fernando Godoy; una más o menos conocida que era la Carmen Gloria Bredsky; la Javiera Contador que venía en bajada, no hacía tele hace como tres años y el Fernando Larraín. Pero optaron por ellos, y ese proyecto tiene un éxito porque hay un riesgo y un acierto actoral y de elenco. Y esa un forma de entregar cultura a la gente.
-Ayuda a terminar el mito de que el actor es sinónimo de “alguien bonito”.
-Claro, es que acá actores éramos todos po, olvídate de eso. O sea, Cristián de la Fuente era actor, Claudia Conserva era actriz… y no son actores po weón. O si no tienen estudios que tengan experiencia, y experiencia no la tienen tampoco. Porque Carolina Arregui, nadie podría decir que no es actriz, si es actriz, si tiene la experiencia.
Me gustaría hacer a un malo
Pero la actuación no lo es todo en la vida del esposo de la también exitosa actriz Luz Valdivieso. Junto a Raimundo, su hermano chef, administra el capitalino restorán Rai, una picada cada vez más emergente entre sus pares y pretende plasmar su inquietud social –marcada por su formación jesuita en el Colegio San Ignacio- en un proyecto de charlas testimoniales en cárceles.
“Sigue ahondando en mí en ese cuestionamiento y me agrada. Creo que tengo que aportar, que tengo mucha energía, mucha suerte en la vida y que puedo ayudar en algo” reflexiona.
-Has contado que tuviste una época dura con los vicios ¿Qué opinas del consumo de drogas como la mariguana, recomendarías no consumirla?
-No yo no tengo nada que recomendarle a nadie, cada uno tiene que vivir su vida, vivir sus cosas, caerse, levantarse, y yo no estoy para enseñarle nada a nadie. Yo tengo apenas 33 años, una vida que espero que esté comenzando, y yo soy un trabajador más nomás, no vengo a dar cátedra, ni teorías, ni tesis, ni nada.
-En televisión has encarnado a un productor de películas porno; a un vecino que se cree español tras un viaje; ahora eres un antigalán ¿cuál es el próximo papel que te gustaría interpretar?
-Me gustaría seguir haciendo personajes vivos, con características específicas, reconocibles, identificables (se queda pensando)… me gustaría hacer un malo ahora. Sería entretenido trabajar en una serie, he estado, no en protagónicos, pero me gusta, es una mezcla bien interesante entre cine y televisión. Igual me encanta la comedia, pero me gustaría probar algo malo para seguir ampliando el registro.