La ex de Cristián Campos vuelve a la pantalla grande para animar las calurosas jornadas del verano encarnando a Olimpia Solé, la hija mayor del numeroso clan que vuelve a revolver el gallinero familiar. Pero su participación en la primera teleserie de Chilevisión no será su única vitrina. También se vienen “Pecados: confesiones de mujer” y “Tape”, proyectos que mostrarán su retorno al cine y teatro, respectivamente.
Son las 15:00 horas de un día viernes y el calor es insoportable en los estudios ubicados en Exequiel Fernández 3586, en la comuna de Macul. El agua, arrojada en cubetas por los guardias al piso de la entrada, se evapora en cuestión de segundos, y los actores se niegan a salir al exterior del recinto. En un primer vistazo, el lugar tiene más aspecto de bodega de fábrica que de estudio televisivo. Estudio donde se desarrolla “Vivir con 10”, la primera teleserie del canal de Sebastián Piñera. El ambiente es relajado: en la pared cuelga un cartel invitando a “un nuevo carrete” en la casa de Malucha Pinto (que encarna a doña Leonor, matriarca del clan Solé) ubicada en la comunidad ecológica de Peñalolén, con cuota y donde se solicita que ojalá esta vez “asistan todos”. Tal vez vaya María José Prieto, aunque lo suyo es el yoga, disciplina que sigue como practicante e instructora en el Centro Yoga Mukti de Vitacura. Eso sí, reconoce que ya no practica con el rigor que quisiera. Sus nuevos horarios no se lo permiten.
¿Qué te aburre más, que te pregunten por Cristián Campos o por qué estás tan delgada?
Jajaja, buena-buena. Ambas. No, pero más por qué estoy delgada, porque ahí no hay nada que hacer. Pero también por otro lado es bueno que me pregunten, porque también tengo un tema con el verse sana, ¿cachai? Y creo que las figuras públicas también tenemos una responsabilidad con las niñas, hoy está tan en boga el tema de la anorexia y han muerto niñas muy pequeñas. Ahí deberíamos hacer hincapié en qué está pasando, no sé. Las chicas ven a una que es tan flaca y quieren parecerse, pero hay que tratar de hacer un vuelco a la sociedad y de ver bien adónde queremos llevar nuestros críos y dónde estamos poniendo lo importante, si en el parecer o en el ser. Ahí la educación y la sociedad tienen un rol fundamental. Entonces, que me pregunten por qué estoy flaca es bueno, porque para mí estar flaca no es estar bien y sana, de repente todos dicen “que suerte que eres flaca”. Y la verdad es que no es porque no coma ni mucho menos, sino por el metabolismo. Hay gente que es así.
O por el yoga…
Pero el yoga a veces me ayuda más a verme más grande, ahora no he podido hacer. El yoga por lo menos me hace crecer los músculos y verme más sana y buena.
Por muchas declaraciones tuyas, da la impresión que te has planteado dudas vocacionales, si dedicarte cien por ciento al yoga o ser actriz…
Yo creo que son la combinación perfecta, o sea, puedo hacer las dos cosas y mantenerme bien en ese sentido. La cosa es que claro, con las teleseries y haciendo un papel tan demandante no he podido hacer yoga hace mucho rato. Estoy dando las clases, pero no practicando, entonces eso ha sido para mí bastante fome. Prefiero estar en contacto más con el yoga y no estar corriendo tanto para todos lados. Quizás los papeles chicos son más atractivos en el sentido de que puedes hacer otras cosas.
¿Qué expectativas tienes con los resultados de “Vivir con 10”?
Las expectativas matan. Siempre trato de no hacerme muchas ilusiones, pero la verdad es que esta historia está tan entretenida… cuando yo la leí fue como el motivo para cambiarme de canal; la historia y mi personaje son muy, muy atractivos y estoy segura que eso es fundamental para que una teleserie funcione, más que el elenco, que la historia sea especial. Tiene mucho drama, muchos colores, mucha comedia, suspenso, es una teleserie que está volviendo a como las teleseries eran antes: realistas, con problemas reales, de la gente real.
Se dice que la trama de Vivir con 10 es una vuelta a la cebolla al clásico melodrama latino…
Absolutamente. Eso es lo que estamos echando de menos. Encuentro que las teleseries se están desvirtuando últimamente, mucha comedia, mucha cosa que no existe, muchos personajes que no se ven en la vida real. En cambio, acá todos los personajes son absolutamente motivados por hechos reales que pasan en los diarios, salen en las noticias: el incesto, el alcoholismo, la confusión sexual, los jóvenes de hoy. Se tocan las problemáticas y lo bueno es que no hay censura, entonces podemos tocarlos a fondo. Y eso yo creo que va a ser muy atractivo para el público, para poder empatizar con nuestra historia. Y de repente le lleva comedia también, si la vida no es sólo llorar.
¿Sientes que hubo temor y cautela por parte del canal al no hacerla competir con Floribella y otras teleseries?
No sé si cautela sería la palabra, pero sí encuentro que es una buena manera partir en enero y no en marzo, en la guerra de las teleseries, porque no pretendemos competir con los canales grandes. Es un canal que está partiendo con las teleseries y queremos tener la posibilidad de que nos vean.
El sexo en el cine
No todo es “Vivir con 10” o éxitos en culebrones como “Gatas y tuercas” o “Machos” en la carrera de María José Prieto. El cine es una de sus pasiones y un terreno donde incursionó por primera vez en 2004, cuando se estrena “Mujeres infieles” de Rodrigo Ortúzar. La película tuvo buena recepción del público y su estreno en España le permitió -quizás por primera vez de una forma real- saborear el estrellato, con su afiche colgado de las principales calles madrileñas, y robando la atención de todos los flashes. Pero lo que más la llenó de orgullo fue la comparación de la prensa española con su ídola, Victoria Abril. Tal vez por la primera escena, donde su personaje, una exitosa conductora de noticias, protagoniza una ardiente escena escena de sexo con su amante, interpretado por Cristian Campos, su pareja real en aquel entonces. La fogosidad literalmente termina en incendio: el motel explota por una fuga de gas.
¿Te costó hacer la escena de desnudo junto a tu ex pareja Cristián Campos en “Mujeres infieles”?
No me costó tanto. Hacer la primera (toma) sí, pero me sirvió mucho leer una entrevista del Tito Noguera donde decía que para él, en el tema del desnudo la piel no era de él, sino del personaje, y que nunca lo iban a ver a él como Tito haciendo el amor, sino que al personaje, y así fue. Con Cristián nos costó mucho, en el sentido que hicimos una coreografía. Porque una escena de sexo a mí no me resultan atractivas de ver, son muy feas, yo de repente prefiero quedar en el antes y el después. Estéticamente las encuentro feas. Y encuentro que esta fue una escena muy bien lograda porque con Cristián logramos hacer una coreografía que fuera fina y que se viera con pasión.
Te inspiraste también en tu ídola, Victoria Abril…
Sí, absolutamente (ríe de forma pícara). La escena de Atame (1990, Pedro Almodóvar) es mi favorita.
Pronto la veremos nuevamente en la pantalla grande. Aunque aún no tiene confirmada la fecha de su estreno (originalmente era para octubre del año pasado), “Pecados: confesiones de mujer” (de Martín Rodríguez) promete marcar la cartelera criolla de este año. Allí interpretará a Francesca, una sexóloga que tuvo un oscuro pasado en la cárcel y que recibe a una amplia gama de personalidades en su consulta. El guión estará basado en siete monólogos interpretados por destacadas actrices nacionales como Gloria Münchmeyer, Antonia Zegers, Aline Kuppenhein, Delfina Guzmán, Trinidad González y su propia hermana, Angela Prieto. También se viene su incursión en el teatro, a través de la obra “Tape”. Este es quizás su proyecto más personal a la fecha. La idea de montar la obra surgió tras ver su versión cinematográfica (dirigida por Richard Linklater) en Nueva York. La producción esta casi lista, pero la actriz no quiere entregar más detalles, salvo su posible estreno en marzo. Sólo responde con supersticioso “prefiero no hablar de la obra para que resulte”.
Respecto a tus nuevos proyectos en el cine, has dicho que el texto de “Pecados” te llegó demasiado cerca ¿Por qué?
No, no me llegó tan de cerca. La verdad es que fue al contrario, me tocó una sexóloga y me costó mucho porque Benjamín (Galimeri, autor de su monólogo) hace un tratamiento muy político de los personajes y de los temas. En ese sentido Martín Rodríguez, el director, me ayudó mucho a tener un acercamiento y a hacer una mujer como grande, a nivel que sus terapias eran gracias a una cura sexual. Y la verdad es que eso no me llegaba muy de cerca (ríe).
Has dicho dos frases tremebundas: “cada vez hay menos hombres que valgan la pena, porque son puros pelmazos los que andan dando vuelta” y “Puede ser que de repente una se menosprecie y dice: no. ¡Yo tengo que estar con un hombre!” ¿Por qué esa imagen de los hombres chilenos?
Jajaja. No, me tengo que reivindicar porque eso fue para una entrevista que me preguntaron y me sacaron un poquito del contexto. Lo decía por el tema que después de los 30 hay mucha gente ya casada, entonces los que van quedando solteros, eh…¡son puros pelmazos, jajaja!.
Pero tú no eres una pelmaza, nó… ah, claro, te referías a los hombres…
Claro, pero mujeres habemos muchas y muy choras… ahhh, la feminista se me salió ahí. Pero es que quizás afuera los extranjeros atraen más, quizás como una es conocida acá en su país, quizás (los hombres) tienen más temor a acercarse o quizás piensan que tal vez una es muy solicitada en ese sentido, pero no. Me gustan los hombres chilenos, amo a mi padre, así que estoy orgullosa de ellos.
Nicolás Sánchez
Fotografías: Viviana Pelaez