Marlen Velásquez Almonacid: “Hoy las mujeres tenemos una tremenda oportunidad”

/ 3 de Marzo de 2009

portpuerto_2172Trabaja 25 horas al día y se declara feliz. Es que le encanta, pues asegura que su desempeño como Asesora de Relaciones Públicas Corporativas de Entel le permite ayudar a las personas, entregándoles acceso y comunicación con el mundo. Así, a la fecha, diversas localidades del norte, centro y sur del país -incluyendo su querida isla Huar, en Calbuco-  han sido beneficiadas con equipamiento multimedia, conectividad en la web y capacitación para padres e hijos. Son los proyectos y sueños de Marlen Velásquez Almonacid, una destacada profesional que diseñó su propia receta para armonizar su trabajo, su rol de madre y su realización personal.
Hace 25 años llegó desde Puerto Montt a vivir a la ciudad. Santiago era enorme y ella una adolescente de 18 años sin contactos ni mayores recursos, sólo sus enormes deseos de surgir. Hoy, Marlen Velásquez Almonacid tiene a su cargo toda la gestión de Relaciones Públicas Corporativas de la compañía Entel S.A., un puesto de responsabilidad full time cuyos proyectos realiza con pasión y absoluto convencimiento. Es que lo suyo rebasa el ámbito de las Relaciones Públicas, el marketing tradicional o la filantropía, y se dirige a una nueva tendencia mundial: la Responsabilidad Social Empresarial (RSE), donde los proyectos de beneficio a stakeholders (actores que giran en torno a la empresa como sus empleados, la comunidad, los clientes, el medio ambiente o el Gobierno) buscan sustentabilidad y permanencia propia en el tiempo. Y para ello, junto a su equipo enfocó su eje en potenciar la educación de sectores alejados mediante infraestructura y conectividad.
“Estamos apostando a una línea que hoy día no es menor y que es una línea de alto riesgo, que es la educación en los sectores aislados y de escasos recursos. Llevamos más de tres años y medio haciendo estos proyectos, y hoy podemos decir que están dando frutos. Esto me la ha dicho permanentemente don Richard Büchi Buc (Gerente General Corporativo de Entel): por favor, no quiero ansiedad pensando que tenemos que tener retornos de imagen; esto es una inversión país a largo plazo”, explica la profesional.
Y tiene casos concretos para demostrar. El proyecto “Conectando los Sueños del Norte Grande” -desarrollado en sociedad con la Compañía Minera Cerro Colorado (de BHP Billiton) y la colaboración de la Universidad Arturo Prat– entregó acceso a internet y telefonía fija a alejadas comunidades aymaras de la Región de Tarapacá, como Macaya, Mamiña, Parca, Collacagua, Lirima y Cancosa, las que, mediante la instalación de paneles solares en puntos estratégicos de sus pueblos, dispondrán de autonomía energética las 24 horas del día. Durante 2008, cien niños de bajos ingresos de la Escuela G–509 de Colpanao -en la comuna Padre de las Casas en la Región de La Araucanía- recibieron once nuevos computadores, una impresora, un escáner y una nueva red eléctrica y banda ancha para todos los equipos, entre otras  iniciativas similares desarrolladas a lo largo de todo el país, incluyendo Isla de Pascua.

“Esta isla es parte de mi vida”

Básicamente, los proyectos de RSE vinculados a la educación privilegian, para su selección, localidades alejadas no sólo en lo geográfico, sino en servicios básicos, como electricidad, agua, telefonía, y por cierto, conectividad web. Y Marlen Velásquez conoce esos lugares, pues se crió junto a su familia en la pequeña isla de Huar, ubicada a 14 millas de Puerto Montt. Sabe que, aún hoy, llegar hasta la localidad desde el puerto puede demorar hasta 40 minutos (a alta velocidad), y está al tanto de los problemas de muchos de sus habitantes “Es gente que aún no tiene refrigerador y ahuman la carne para conservarla. De ese tipo de aislamiento estamos hablando”, asegura. Y confiesa que hoy la llena de orgullo y realización el poder “devolver la mano” y seleccionar a su cuna como un beneficiario del programa RSE de Entel S.A.
“Los colegios cero son aquellos en que los niños nunca han tomado contacto con un PC. Nosotros primero integramos a todos los actores: al municipio, al colegio, al alcalde, a la Subtel, al Mineduc. etc. Y armamos una sala moderna, con muebles, y se conecta completa a internet ¿Dónde está la variable de sustentabilidad de este proyecto? No es llegar y dejar las conexiones e irse. Estamos haciendo dos cosas aquí: uno, que no se inaugura ni se usa ni un PC hasta que no logremos capacitar a todos los profesores y a todos los alumnos. Con esto, qué logramos: logramos entusiasmar a los profesores, logramos que los alumnos vibren, y logramos que se use el tema”, explica entusiasmada. Cuenta, también, que el programa comenzó a incorporar la entrega de “pizarras inteligentes”, una tecnología de vanguardia en cuanto a herramientas para la labor educativa. No se instalan en ningún lugar donde ya no esté construida la fase anterior, y consiste en una pizarra electrónica conectada a internet, que  funciona a través del tacto con las manos. “Nosotros empezamos hace cuatro años a traer esta tecnología, fuimos los primeros en Chile, incluso antes que, incluso, todas las entidades competentes en educación”, destaca.
Pero los esfuerzos no terminan ahí, y el próximo paso en carpeta será la capacitación de los papás de los alumnos, con el fin de que “le pierdan el miedo” a la conectividad web y empiecen a ocuparla como un mundo de servicios. “Hay un tema que Don Richard Büchi siempre recuerda, porque lo golpeó mucho: le preguntó a un niño en la isla ¿qué valor tiene esto para ti? El esperaba que el niño le dijera, ‘sí he aprendido mucho’. Y el niño le dice ‘¿Sabe qué ha sido lo más importante? Lo más importante ha sido que yo le puedo decir a mi papá, cada vez que llego del colegio, cómo va a estar el tiempo. Es que mi papá es pescador, y cómo vivimos tan aislados del mar, mi papá no logra percibir si el tiempo está para pescar o no pescar, entonces se levanta a las tres o cuatro de la mañana, baja hasta el mar -que tiene que caminar como una hora- y ahí recién se da cuenta que no puede ir a pescar, porque no le va a permitir salir el mar. Entonces mi papá recién vuelve a la casa. Ahora ya no, yo le digo papá, no puedes salir a pescar porque hay un temporal. ¿Te das cuenta el cambio de vida? El tipo ya no se levanta a las 3 y media de la mañana. Puede dormir tranquilo y reposar hasta las 6 y empezar sus actividades cotidianas”.
-Se produce  un caso concreto de mejora en la calidad de vida…
-Los niños empiezan a soñar con un futuro mejor. Empiezan a ver que hay un mundo distinto, y que ellos tienen oportunidades. Y eso no tiene precio. El día que tú dejas de soñar es el día que dejaste de vivir. Estos niños, en el aislamiento, veían su metro cuadrado, no veían más. Y en el siglo XXI, cuando un niño ve una isla, donde el día transcurre monótonamente, el niño no tiene esperanza. El niño dice, pucha, me tengo que morir en esto ¿Sabes dónde está la primera gran esperanza de este sueño? Que el niño empieza a entender que va a llegar a Puerto Montt en las mismas condiciones, por consecuencia las posibilidades de sobrevivir de primero a cuarto medio ya son un mundo de diferencia (…) cuando inauguramos este proyecto, don Richard Büchi les dijo a los niños de la isla Huar “Niños, yo les voy a pedir algo: les voy a decir que ningún proyecto es gratis, ustedes le tienen que devolver la mano a Entel. Y la forma de hacerlo es recordar que no se pueden olvidar de su isla;  ustedes, en la medida en que puedan empujar las oportunidades de otros, tienen que devolverle la mano a su isla”. Yo ese día sentí que el señor Büchi me dijo  “Bien el proyecto, y que bueno que no te olvidaste de tu historia”.

“He aprendido a no decir nunca jamás a nada”

Durante su adolescencia, Marlen Velásquez realizó su enseñanza media en Puerto Montt. Los veranos los pasaba en la isla de Huar, una época dorada de la que guarda los mejores recuerdos junto a su grupo de amigos. “Aprendí que la amistad no tenía precio y que la humildad era el único gran valor, porque esa isla te enseña a convivir con la simplicidad y la honestidad”.
La presencia de su padre y su amor por sus tierras -pertenecientes a sus ancestros- es un eje clave en su vida. Dedicado a la ganadería, es definido por ella como “un Pyme de toda la vida”, un hombre con espíritu empresarial, que incursionó en diversos negocios como el transporte urbano de buses y los jugos de manzana. La enorgullece recordar que los trabajadores almorzaban en su casa, y que su padre siempre fomentó la no discriminación “Me enseñó una cosa: que el trabajo te tiene que hacer feliz, y que tienes que generar oportunidades. Y que en el trabajo tienes que entregar el alma, pero la entrega del alma tiene que ser un sueño, donde puedas generar cosas. Ser justo, pero además, ser eternamente ético”.
Hoy, la capacitación permanente y el mundo académico son parte de su full time agenda. Tras sacar la pedagogía en Historia obtuvo la Licenciatura en la Universidad Católica de Chile (entre medio estuvo dos años estudiando periodismo) y luego se matriculó para sacar un magíster en la actual Universidad Alberto Hurtado, donde fue becada -gracias a un convenio con la Universidad Gregoriana de Roma- para realizar durante dos años un Magíster en Ciencias Sociales. El ingreso laboral a Entel no fue impedimento para continuar sus estudios, y realiza un máster en Marketing y Gestión Comercial en la Escuela Superior de Estudios de Marketing de Madrid, España.
Actualmente, su trabajo se complementa participando en los “Seminarios Regionales de Responsabilidad Social Empresarial (RSE)” donde, junto a un grupo de académicos, profesionales y líderes de opinión, ofrece charlas sobre el tema a empresarios de regiones. Incluso, sigue estudiando: desde hace dos años viaja a Roma, Italia, para asistir a un curso sobre energías alternativas en universidades especializadas. Con tanto training, aún se deja tiempo para sus dos pasiones: la equitación (también heredada de su padre) y la lectura. “Empecé a sentir que mi capacidad soñadora se podía perder, y que yo estaba empezando a ser menos mágica, incluso en mi trabajo. Entonces, hace un año y medio, comencé a leer novelas… te puedo decir que este último año y medio, yo he leído, por lo menos, 120 novelas. No hay persona que haya estudiado Licenciatura en Historia que no sepa leer velozmente. Yo parto con una novela que me gusta el sábado a las nueve de la noche, y no paro hasta que termino. Y así me he descubierto terminando el libro a las cuatro y media de la mañana”.
Con todo, asegura que su principal rol sigue siendo el ser madre. Separada, cuenta que aprendió a generar una dinámica de tiempos que le permite compartir más junto a sus hijos Ferdinando, de 14 años, y Ana de 16, quienes también han madurado su relación junto a ella.
-Con todo su background y preparación… ¿No se tienta a postular a algún cargo político por su Región natal?
-(Ríe) Fíjate que yo aprendido que cada vez que uno dice algo, no sé por qué naturaleza se te cae directo a la cara. He aprendido a decir “no digo nunca jamás”. Yo estoy feliz en esto, yo creo que uno debe estar donde es feliz. Ahora, no conozco el otro mundo, lo conozco desde un punto de vista teórico, he visto gente muy cercana trabajando en el mundo de la política… puede ser, no lo sé.
– ¿No tiene algún plan en ese ámbito concreto ni directo para este año?
-No, olvídate. Te estoy diciendo que no a corto plazo, pero no se puede negar que el tema social para mí es un tema muy fuerte. Y no te puedo negar que es un tema que uno mira, y no mira sin que pase inadvertido (…) Y mi sueño del punto de vista de roles que hoy día me toca asumir, sin dudas que el más importante es el rol de madre. Yo lo que puedo contribuir con mis hijos, de aquí a que sean adultos y tengan su título, es dejarles eso que yo denomino el ADN del ser humano: que pueda transmitirles que la vida es un sueño, que la humildad no se transa y no se pierde porque si no, sería el inicio del fin, y que la honestidad no tiene precio. Y a mí me basta con eso. Si logro dejarles una pequeña semilla de eso, misión cumplida. Ver a mis hijos felices, y la felicidad, y ellos lo saben, no tiene que ver con plata, tiene que ver con realizaciones personales. Yo les dije a ellos, mis papás siempre soñaron con dejarme un título; ustedes el título lo van a tener ya por un tema natural. Mi sueño, entonces, es enseñarles a ser felices.
-¿Cómo concilia la mujer de hoy sus roles de profesional exitosa, madre abnegada y vida de pareja?
-Yo encuentro que son roles que pueden convivir absolutamente, siempre y cuando al lado tuyo tengas a alguien que vibre con lo que tú haces, que sienta que no es tu competencia, y siempre y cuando esa persona esté dispuesta a dejarte ser, y que tú vayas caminando por un riel donde, en el fondo, te permitan respirar. Si no es así, no es posible. Si tú a mí me dices hoy en día, mi trabajo y rol de madre es el más importante, no tengo roles más importantes. Y son capaces de convivir, ¿sabes en qué medida? En la medida en que la mujer moderna deja de tener sentimientos de culpa. La mujer moderna tiene que saber que salir a trabajar, estar en el mundo laboral, no es el abandono de los hijos, Y si tú le preguntas hoy en día a mis hijos, yo creo que sí efectivamente en algunos momentos sintieron abandono. Pero el problema no fue de mis hijos, el problema fue mío, que no logré transmitirles que esto no era abandono. Hoy hemos logrado en conjunto con mis hijos revertir esto, donde ellos  efectivamente ven el trabajo como un valor, un tremendo valor. Ellos ahora no se imaginan a su mamá sin trabajar. Hoy, in situ, no se imaginan a su mamá sin Entel. Entel para ellos es su familia, no se imaginan a algunos de sus amigos usando un teléfono móvil que no sea Entel PCS. Ellos tienen hoy una identidad plena con Entel, y eso qué significa, que el trabajo no les está robando a la mamá.
-El celo profesional colapsa a muchas mujeres, que se ven en una disyuntiva entre las exigencias laborales, una realidad machista y su vida familiar…
-Las mujeres tenemos que dejar de tener sentimientos de culpa, y tenemos que entender que estamos en una etapa nueva, en un siglo con desafíos nuevos, donde la mujer se tiene que integrar y tener el equilibrio suficiente para poder sobrellevar estos roles sin que te provoquen estrés. Yo siempre digo: si no puedes más deja de hacer lo que no puedes hacer. La mujer tiene que conocerse a sí misma, tiene que saber dónde están sus límites, sus fortalezas. No podemos buscar culpables. Es cuando decimos es que ésta es una sociedad machista. Es verdad, aún hay un alto grado de machismo, pero la verdad es que el eje de tus espacios eres tú. Hoy las mujeres tenemos la oportunidad de potenciarnos con nuestra inteligencia emocional, tenemos una tremenda oportunidad, todos los libros de administración de empresas, de coaching, hablan de la inteligencia emocional. Entonces, tenemos un valor que no todos tienen, y que es una ventaja competitiva frente a los hombres.

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