A mitad de año se calculaba que en el mundo mensualmente se estaban usando 129 mil millones de mascarillas desechables. Pero más grande que el impacto ambiental que eso genera es el riesgo sanitario que conlleva eliminarlas de manera inadecuada. La Dra. en Ciencias Ambientales, Denisse Álvarez, nos explica la manera correcta de hacerlo.
Dada la crisis sanitaria que vivimos producto del Coronavirus, el uso de Elementos de Protección Personal (EPP) se ha hecho común, siendo las mascarillas el producto preventivo más utilizado.
De hecho, para hacernos una idea de cuán masivo se ha vuelto su uso, basta con revisar una publicación de Greenpeace, que a mediados de 2020 hacía alusión a un estudio de Environmental Science & Technology, que indicaba que en el mundo se estaban empleando mensualmente la increíble cantidad de 129 billones de mascarillas desechables y 65 mil millones de guantes descartables. “Imagina cuánto más grandes son esas cifras si hacemos la proyección de las que se han utilizado hasta hoy en día o, más aún, las que se usarán hasta el término de la pandemia”, advierte la Dra. en Ciencias Ambientales Denisse Álvarez, quien es investigadora del centro Bahía Lomas, de la UST.
Lo preocupante de estos números es que muchos de estos elementos terminan siendo desechados en la vía pública, en contenedores de basura en las calles e, incluso, en puntos limpios, aun cuando el ministerio de Medio Ambiente ha recalcado en varias oportunidades que no se trata de productos reciclables.
“Hay mucho desconocimiento al respecto”, opina la investigadora. “Desde el ministerio de Salud nos piden usar mascarilla, pero no nos explican qué hacer con ellas luego de usarlas”, sostiene, señalando que solo en el ámbito hospitalario existe un protocolo bien definido para desechar este tipo de elementos (residuos biológicos).
Cuidar nuestro entorno
Los ambientalistas están preocupados por cómo ha aumentado la producción y consumo de material plástico, sobre todo del de un solo uso, lo que -siendo justos- no solo responde al mayor uso de elementos de protección personal o insumos médicos, sino también a la utilización más masiva de envases para enviar comida a domicilio, de bolsas y de embalajes del comercio por Internet.
Ya se han visto mascarillas flotando en el mar y se han recogido cientos de ellas en las costas de distintos países. Incluso, recuerda la Dra. Álvarez, a mitad de año se encontró en Reino Unido una gaviota que tenía una mascarilla atrapada en sus extremidades. “De ahí surgió la idea de que, antes de botarlas, se cortaran los elásticos, de modo de evitar que los animales que las encontraran pudieran enredarse con ellos”, detalla.
Lo único bueno en el ámbito medioambiental, según nos aclara la profesional, es que no se ha comprobado que, aun cuando el Covid-19 esté presente en los elementos de protección personal desechados, estos pudieran convertirse en una gran fuente de contaminación del suelo o del agua, o que generaran una sobreexposición al contagio de este virus.
Riesgos sanitarios
Los impactos provocados por este incremento exponencial de EPP depositados en el medio ambiente son enormes. Sin embargo, más allá de esta contaminación ambiental generalizada, desechar sin cuidado estos insumos también implica un potencial riesgo para la salud pública, pues las mascarillas o guantes eliminados sin cuidado en la basura podrían provocar que -de estar el virus presente en ellos- los recicladores o recolectores de basura pudieran infectarse con Covid-19.
Denisse Álvarez informa que desde la OMS y algunos países europeos han emanado algunas recomendaciones que podemos considerar para el manejo y eliminación domiciliaria de estos elementos. “Primero, hay que recalcar que no pueden reutilizarse porque constituyen material bio-peligroso. Esto, por la posibilidad de que quien las usó tenga Covid-19 o cualquier otro virus o bacteria”, explica.
Entonces, cómo desechar estos elementos desechables:
-Nunca depositarlos en contenedores de reciclaje, porque no son reciclables y constituyen un riesgo para quienes manipulan esos materiales. Recordemos que estos desechos sirven como vector para el virus y que, según el tipo de material del que se trate, puede mantenerse latente desde varias horas hasta un par de días.
-Las mascarillas, guantes y otros EPP deben depositarse, luego de usarlos, dentro de una bolsa plástica, que se debe cerrar y poner en el tarro basurero, fuera de la bolsa que contiene el resto de la basura. “La idea es que si la bolsa principal se rompe, la mascarilla -que es muy liviana- no salga volando y termine botada en la calle”, dice Denisse Álvarez.
-Es ideal rotular la bolsa, señalando que contiene material posiblemente contaminado.
-Sabiendo los problemas sanitarios y ambientales que generan las mascarillas desechables que, además, demoran cerca de 450 años en degradarse, el llamado es a preferir las reutilizables. “La mascarilla es una buena forma para protegernos del contagio. El problema es la cantidad. Por ello, lo ideal es que quienes no estén contagiados usen las de tela, que pueden reutilizar, siguiendo las recomendaciones de higiene y lavandolas después de cada uso”.
-En caso de que la persona está confirmada como Covid positivo, la manipulación de su basura debe ser aún más rigurosa. “Se recomienda que ponga sus residuos dentro de una bolsa, que luego introducirá en otra. Y el familiar que recoja su basura para sacarla afuera, debe depositar todo en una tercera bolsa (…) Sé que puede parecer inconsciente usar tantas bolsas plásticas, sobre todo considerando que antes de la pandemia estábamos tratando de dejar de usarlas, pero la verdad es que, por un buen rato, no vamos a avanzar en el tema de la reducción de este material. Hoy, la prioridad está puesta en proteger nuestra salud”, puntualiza la investigadora.