Ingresar a la educación superior es un gran paso en la vida de un estudiante. El desafío de ser un buen alumno, rendir académicamente y disfrutar de esta etapa exige un trabajo constante.
Hoy la oferta académica de las universidades, institutos profesionales y centros de formación técnica es cada vez mayor, permitiendo el acceso de miles de jóvenes. Sin embargo, es también una realidad de común conocimiento que existe una brecha entre los alumnos que provienen de la educación privada y los de la municipal, siendo esos últimos quienes mayoritariamente carecen de conocimientos básicos y esenciales para la continuidad de una carrera profesional.
Con estos antecedentes no debiera extrañarnos que las tasas de deserción estudiantil superen a las que las casas de estudios superiores esperamos. Situación que además se transforma en una complicación para las familias, cuyos padres centran sus esperanzas en el futuro y hacen un esfuerzo por costear la educación de sus hijos, en muchos casos los primeros en ingresar a la educación superior.
Este panorama lleva a replantearnos la idea de asumir con responsabilidad y compromiso el ingreso de los estudiantes a nuestras aulas. Surge el imperativo que las instituciones de educación superior, algunas ya lo han implementado, generen programas de nivelación de competencias para los estudiantes que requieran adquirir bases sólidas en aspectos esenciales de la formación académica.
Es el caso de la Universidad Santo Tomás, junto a su Instituto Profesional y Centro de Formación Técnica que, en 2006, puso en marcha el “Centro de Aprendizaje”, una unidad de apoyo para los alumnos que presentan dificultades en ciencias, matemáticas, lenguaje e inglés. A través de la enseñanza de técnicas de estudio, más de 4 mil 500 de nuestros estudiantes participaron sólo en 2010 de este programa gratuito. Mejoraron su desempeño y alcanzaron una mayor comprensión de los contenidos propios de sus carreras.
Si las instituciones de educación superior asumimos la formación de los estudiantes de manera integral, estaremos cumpliendo con una verdadera labor universitaria -responsable socialmente- que es entregar las herramientas necesarias para que los futuros profesionales sean un aporte al desarrollo de sus comunidades.
Lorena Ruiz Guridi,
Directora Académica
de la UST Concepción