Militza Saavedra Maestra y aprendiz

/ 30 de Noviembre de 2020

Es embajadora de innovación y emprendimiento. Ama el patrimonio de su ciudad, Coronel. Es una inspiración para sus alumnos del colegio Villa Nonguén. Pero, sobre todo, es una profesora empoderada que sueña que sus estudiantes logren metas sin miedo al fracaso, observando el mundo y participando con la mente abierta. Que cambien las cosas desde dentro, para tener un lugar allá afuera.

Todo eso la hizo merecedora de estar entre los 5 últimos finalistas, entre 9.500 docentes de todo Chile, para optar al Global Teacher Prize Chile 2020.

Por Carola Venegas Vidal @CarolaVe

Estaba emocionada, disfrutando el minuto. Se propuso que, cualquiera fuera el resultado del concurso que conocería a las seis de la tarde, su lección era haber llegado lejos, una vez más. “No ser el primero también es parte del aprendizaje”, dice Militza Saavedra, quien estaba ese martes expectante por la definición en Santiago del Global Teacher Prize Chile 2020, con los ojos brillantes y su ímpetu de eterna aprendiz. Al máximo, como su vida, y como sus ganas de enseñar.

Militza no es una profesora convencional. Lo saben los que trabajan con ella y los que aprenden en sus clases. Es una joven con una trayectoria atípica dentro de la docencia.

Coronelina, quiso prepararse en artes para defender la cultura de su comuna “desprotegida y olvidada”, explica, pero terminó estudiando Licenciatura en Arte en la UdeC, y especializándose para asumir la asignatura de Tecnología.

Realizó un postgrado en la Universidad del Desarrollo, y su espíritu inquieto la empujó a un MBA en la Universidad Católica de la Santísima Concepción. Ese conocimiento articulado en clases para sus alumnos del colegio Villa Nonguén, la forma de transmitirlo en forma colaborativa y el impacto de sus proyectos ambientales en la comunidad hicieron que la nominaran -entre 9.500 docentes de todo el país- para el Global Teacher Prize. Quedó entre los cinco últimos finalistas.

Militza no se quedó con el primer premio, pero su logro es inmenso. No es primera vez que llega ahí, esta no es la primera de sus finales y tampoco será la última. Lo tiene más que claro.

¿Cómo te tomas la nominación de este año?

“Con mucha gratitud y amor. También con una gran responsabilidad. Estamos viviendo una experiencia de innovación educativa que va más allá del aula, más allá del colegio, que nos hace insertarnos en el ecosistema y participar en el proceso de toma de decisiones de la sociedad. Es decir, somos parte de la generación de innovación y conocimiento en nuestro país, y lo estoy disfrutando”.

La joven educadora tiene solo 30 años, y hace tres que trabaja en el colegio Villa Nonguén. En ese corto camino, la revolución que ha logrado su metodología ha sido potente, y hoy ya es un referente. Sus clases, a jóvenes de séptimo a tercero medio, ya son conocidas por desarrollar proyectos de emprendimiento en favor del medioambiente, en los que también involucran a la comunidad.

-¿Qué ha pasado con tus alumnos, y con el entorno de Nonguén, al notar esa nueva forma de enseñar?

“Ha sido explosivo. Nuestra diferenciación, o valor, no va solamente por desarrollar emprendimiento e innovación en la etapa escolar, sino que trabajamos de manera sistémica. Eso significa abrirse caminos, porque de por sí la estructura de los actores del ecosistema de innovación y emprendimiento no está conectado con la comunidad.

-¿Cómo llegaste a ese colegio en Nonguén?

“Cuando estaba terminando mi plan de negocios para cerrar el MBA, se abrió la posibilidad de ingresar a trabajar al colegio Villa Nonguén, que era un colegio básico que abría su enseñanza media (2018). Con esos nuevos planes de apertura se necesitaba un valor diferenciador. Si no, cómo convencías a la comunidad de no llevarse a sus niños a otros liceos con más trayectoria, cómo hacías que se quedaran y apostaran por continuar para ser la primera generación que orgánicamente iba a ir abriendo camino en la enseñanza media”.

Fue así, detalla, que decidieron crear una malla curricular innovadora, única en Chile, que usa las horas de libre disposición del Ministerio para ejecutar con los alumnos acciones de innovación y emprendimiento, poniendo esas temáticas como sello del proyecto educativo institucional del colegio.

“Estamos viviendo una experiencia de innovación educativa que va más allá del aula , más allá del colegio , que nos hace insertarnos en el ecosistema y participar en el proceso de toma de decisiones de la sociedad . Es decir , somos parte de la generación de innovación y conocimiento en nuestro país”, explica Militza .

El nuevo programa lleva solo tres años en funcionamiento; sin embargo, desde sus inicios su crecimiento ha sido acelerado y los reconocimientos obtenidos, muchos. “Llevamos dos años consecutivos llegando a la final de Soluciones para el Futuro Chile, un certamen que organiza Samsung con la Fundación País Digital; hemos participado en distintos concursos regionales y, este año, en varios desde modalidad remota”, detalla.

“Una bicha rara”

Militza reconoce que nunca imaginó que su ruta iría por el lado del emprendimiento y la educación. De hecho, pensó que su tarea esencial estaría ligada a la defensa patrimonial de su ciudad de origen, Coronel.

“Salí del colegio con dos motivaciones muy grandes: seguir aprendiendo y defender el patrimonio. Siempre me ha apasionado aprender y ojalá desde áreas bien diversas. Por eso, me fue difícil elegir un solo camino porque, en realidad, son muchas las áreas que me gustan y siempre he apostado por la integralidad, pero decidí comenzar por la defensa de la cultura y del patrimonio”, reconoce.

A pesar de presentarse con un buen promedio, que le habría permitido estudiar otras carreras que le brindaran “más seguridad económica”, Militza entró a estudiar Arte para ser gestora cultural. “Nací en Coronel, una ciudad donde el patrimonio ha sido postergado de una manera histórica, por ser una comuna muy industrial. Quería defender el patrimonio y reivindicarlo, y me di cuenta de que la única forma de democratizar la cultura era a través de la educación”.

-Y así decidiste combinar arte y emprendimiento…

“Claro. Cuando terminé de estudiar Pedagogía en Arte, ingresé a un programa de formación pedagógica, como beneficiaria de la beca Vocación de Profesor, que busca incentivar a los buenos alumnos a apostar por esta carrera. El programa está acreditado como Tecnología, asignatura que hoy no es una especialidad, sino que deben asumirla los profesores de Arte o de Ciencias. Luego, en la búsqueda por tener mejores herramientas para desempeñar el ramo, descubrí las ‘Habilidades del siglo XX I para el desarrollo’, propuestas por el Foro Económico Mundial y el Banco Mundial, y me encantaron”.

Le pareció tan interesante, que se puso a investigar cómo incorporar las habilidades de innovación y emprendimiento a la asignatura, ya que los planes y programas del ministerio no contaban con mucho apoyo metodológico. “Es demasiado intuitivo”, se queja. Fue entonces que entró a estudiar un Magíster en Negocios.

“Era una bicha rara, porque estaba rodeada de ingenieros y contadores. Aun así, terminé el programa con excelencia académica. Es que a mí me encanta aprender, y trato de aprovechar todo al máximo y de integrar conocimientos diversos a mi área de enseñanza”.

Al finalizar el MBA, apareció la oportunidad de generar una articulación con el Colegio Villa Nonguén, donde hoy es profesora de planta, y lidera el equipo de innovación, estando además a cargo de la nueva malla curricular. “También me corresponde gestionar la innovación dentro de nuestra organización, y ver cómo, como colegio, nos insertamos dentro del ecosistema de innovación y emprendimiento regional”.

Y es justamente por esa labor que ha sido nominada a distintos premios, que buscan reconocerla como una especie de “embajadora de la innovación” en el sistema escolar, y premiar su esfuerzo por insertar a su comunidad educativa en el medio emprendedor local.

“Para nosotros, como equipo, fue un gran logro conseguir que profesores universitarios vinieran a dictar clases vinculadas con nuestras áreas de interés, y que nos apoyaran en la fase de prototipado de los proyectos de aprendizaje y trabajo colaborativo. También nos asociamos con empresas y entidades públicas y privadas, que van al colegio y nos apoyan para que los estudiantes puedan conocer en terreno sus organizaciones”.

La sola transmisión de conocimiento ya no da más. La educación tiene que ser un sistema desafiante , donde los alumnos empaticen con el entorno y todo el conocimiento sea aplicado ”, enfatiza la joven educadora .

“La educación debe ser desafiante”

-Tu nominación ayuda a visibilizar también ese trabajo.

“Sí. Estoy nominada por desarrollar habilidades de innovación y emprendimiento en etapa escolar y transformar la vida de los estudiantes para que sean agentes de cambio. Hoy, a su corta edad, son líderes empáticos y comprometidos con su entorno. Mi tarea es inculcarles que la innovación no es un fin, sino un medio, un proceso, una suma de habilidades que te abren camino. Este reconocimiento nos ayuda a visibilizar lo que hacemos pero, ojalá, también diera pie a políticas públicas que lograran sistematizar estas acciones en nuestras comunidades, para que no fuera solo una buena experiencia en Nonguén”.

Militza añade que es consciente de que también ella tiene una responsabilidad personal: la de lograr que lo que han investigado y realizado sea el norte hacia el que se dirija el sistema educativo. “La sola transmisión de conocimiento ya no da más. La educación tiene que ser un sistema desafiante, donde los alumnos empaticen con el entorno y todo el conocimiento sea aplicado”, enfatiza.

-¿Cómo se aplica la innovación a otras asignaturas, y han logrado mantener el sistema en este periodo?

“Los proyectos se desarrollan en forma interdisciplinaria con las asignaturas de innovación y emprendimiento, pero también con las tradicionales, como lenguaje, matemáticas, ciencia o inglés, en distintas etapas. Necesitamos transformar las distintas metodologías porque de verdad en este mundo de tanta incertidumbre y vorágine, la pandemia nos hizo plantearnos qué tan preparados estamos para nuevos desafíos (…) La crisis sanitaria nos hizo avanzar en el tema de la digitalización de procesos, pero aún quedan muchos pendientes para el siglo XX I, como avanzar en creatividad, liderazgo, trabajo en equipo, entre otros”.

Salir del camino lineal

-¿Cómo se logra eso?

“El ser responsable es fundamental. En la vida, uno debe transitar por distintos posicionamientos estratégicos. Por ejemplo, al inicio de la pandemia pensamos en la supervivencia. Fue un cambio que nos desafió a todos. Luego, debimos adaptarnos y aprender. Ahora nos sentimos más preparados, incluso, pensamos en crear nuevas oportunidades. Como agente social, uno tiene la opción desde la educación, la economía, la política o lo que sea, de expandir las fronteras de lo que conoce, porque en lo conocido las posibilidades de crecer son limitadas”.

-Pero en Chile aún se tiene una visión más tradicional.

“Quizás, pero hay que cambiar los modelos. Mi idea siempre ha sido salir del concepto de la escuela, del mundo de la educación, no seguir necesariamente un camino lineal. No por ser docente y especializarme mis expectativas tendrán que ver con currículum, evaluación o dirección. Hay que salir de esa linealidad, de la zona de confort. Sacar a los estudiantes del aula para que aprendan de la realidad, de la sociedad civil, propiamente tal. Por qué invalidarlos y sobreprotegerlos, viéndolos como seres que no crean conocimientos o no pueden generar cambios responsables solo por ser jóvenes. Por qué deben esperar a cumplir la mayoría de edad o a salir del colegio, para ser reconocidos como personas. Eso debe cambiar”.

-¿Cuáles son tus desafíos ahora?

“Estoy trabajando en dos propuestas particulares que tienen que ver con sistematizar la participación del sistema escolar en la Estrategia Regional de Innovación. El proyecto ya fue presentado a la intendencia, y está siendo canalizado con las unidades técnicas para iniciar una mesa de trabajo que derive en un plan piloto, con más colegios y empresas. Eso debería ampliarse a la Estrategia Nacional de Innovación y aportar al currículum, de modo que el ramo de Tecnología comience a incorporar el diseño y trabajo en emprendimiento, algo fundamental para avanzar no solo en las aulas, sino como sociedad”.

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