Sin velatorios ni misas, junto a pocas personas, sin tomarse la mano ni abrazarse, y usando mascarillas y guantes, es como las familias deben dar el último adiós a sus seres queridos en medio de esta pandemia. Da igual si murieron por este virus o no, porque el Covid-19 lo cambió todo.
Por Cyntia Font de la Vall P.
Lisandro Muñoz Reymar (75) murió en Concepción el miércoles 22 de abril, mismo día en que el reporte del ministerio de Salud daba cuenta de un brusco aumento en la cantidad de contagiados por Covid-19 en el país.
Esa misma jornada se reportaban 13 fallecidos, la cifra más alta desde el inicio de la pandemia en Chile, y que elevaba el total de muertos por coronavirus a 160.
Pero a pesar de no ser uno de los 11.296 casos positivos de Covid- 19 registrados hasta ese día en Chile, su familia debió resignarse a verlo partir acompañado exclusivamente por sus más cercanos, sin responso, sin las palabras de consuelo y abrazos cariñosos de sus amigos y sin, siquiera, la presencia de todos sus hijos.
“Todo fue raro… y muy rápido”, dice su hijo mayor, quien también se llama Lisandro. Explica que su padre falleció pasada la una de la madrugada en su hogar, que a las 10 de la mañana ya tenían el certificado de defunción en la mano, y que a media tarde su cuerpo ya estaba en el crematorio. “Dos de mis hermanos están en Santiago y, uno de ellos, nuestra hermana menor, que vive en una comuna que en ese minuto estaba en cuarentena, no alcanzó a llegar para despedir a nuestro papá. Se demoró haciendo trámites: tenía que sacar salvoconducto, arrendar auto, conducir hasta acá… simplemente, no alcanzó”.
Las autoridades sanitarias han establecido un estricto protocolo que involucra a todos quienes fallezcan durante esta pandemia y que implica, entre otras cosas, la agilización de los trámites funerarios, sobre todo la emisión de la resolución de cremación, para hacer más expedito para los familiares cada una de las etapas de este doloroso proceso.
A este rápido actuar, los deudos suman la dificultad de encontrar un lugar donde velar a su ser querido, o dónde ofrecer una misa por su descanso, pues muchos de los espacios destinados para estos fines han dejado de brindar ese servicio como una forma de minimizar el riesgo de contagio. También lo hacen para acatar la resolución sanitaria que impide congregar en un mismo lugar a más de 50 personas.
Lisandro cuenta que su padre no era creyente, por lo que nunca estuvo en sus planes que se oficiara una misa tras su muerte, aunque la familia sí esperaba poder compartir un responso en el cementerio. “Mi papá era un hombre simple, poco apegado a las cosas materiales, y sin ideas preconcebidas de lo que debía ser su funeral, aunque siempre señaló que quería ser cremado… Como era amistoso, en las horas que su cuerpo permaneció en la casa, muchos de sus amigos llegaron a despedirlo, pero no pudieron entrar. Algunos se acercaron a las ventanas y, cuando se trasladó el cuerpo al cementerio, sus amigos se subieron a sus autos y siguieron la carroza igual como si se tratara de una caravana de funeral… pero sin poder entrar al cementerio”, recuerda.
“Es uno el que debe cuidarse”
Todas estas medidas forman parte del protocolo establecido por la Subsecretaría de Salud Pública para regular los funerales en contexto de pandemia por Covid-19.
Cabe destacar que dicho plan de acción parte aclarando que “el cadáver de un fallecido por Covid-19 no significa un riesgo sanitario mayor al que ya existe previamente por la enfermedad” (excepto en los casos en que no se ocupe el equipo de protección personal necesario), y agrega que el riesgo reside en la posibilidad de aglomeración de personas asistentes al funeral.
El informe detalla paso a paso cómo se deben efectuar las ceremonias fúnebres durante este periodo, estableciendo desde el manejo del cuerpo y su traslado, pasando por los elementos de seguridad que deben usar quienes lo manipulan, hasta su despedida final en algún cementerio, ya sea para inhumarlo o cremarlo.
Desde la Funeraria Paola, Paola Gajardo, su dueña, aclara que las autoridades sanitarias se han encargado de informar a las empresas de servicios fúnebres respecto de cómo proceder en caso de personas fallecidas, o no, por Covid-19.
Explica que recibieron una resolución de la Subsecretaría de Salud que entregaba recomendaciones para el manejo de personas fallecidas específicamente por Covid-19. “En lo que respecta a las empresas funerarias, estipula que la morgue debe entregarnos el cuerpo dentro de una ‘manga’, y que nosotros tenemos que ponerlo dentro del ataúd, el que debemos sellar.
Además, dice que para trasladar el cuerpo debemos usar elementos de protección personal que nos cubran de pies a cabeza: mascarilla, antiparras, guantes, buzo, todo desechable, un equipo que -en todo caso- nosotros estamos usando para todos los procedimientos”, informa.
Paola Gajardo agrega que si bien las autoridades sanitarias han “repetido hasta el cansancio” la importancia de observar medidas como no salir de casa si no es necesario, usar mascarillas o no estar a menos de un metro de otras personas, “la gente no hace caso… Da lo mismo lo que decrete la autoridad, es uno el que debe cuidarse y cuidar a los otros. Por ejemplo, hace unos días, en un caso de muerte por coronavirus vimos que un familiar directo del fallecido andaba sin mascarilla ni guantes… es esa irresponsabilidad lo que hace que la cantidad de contagios siga aumentando”.
Si bien Paola Gajardo es crítica en cuanto a la falta de rigurosidad de algunos actores de este proceso, agradece que los cementerios sí estén acatando la normativa de la autoridad sanitaria y aplicando medidas especiales para resguardar la seguridad de sus trabajadores, y también la de los deudos.
Minimizar el riesgo de contagio
Es el caso del Cementerio General de Concepción que, desde el 18 de marzo, tiene en funcionamiento el Plan Cementerio Seguro, que viene a suplementar las medidas impulsadas desde el Minsal. Así lo señala su Director, Ernesto Cruces: “En esta contingencia trabajamos en estrecha relación con la seremi de Salud Biobío, que nos ha dado parámetros generales respecto de cómo proceder. Pero, además, implementamos un protocolo complementario que busca minimizar las situaciones de riesgo para nuestros colaboradores”.
Este Plan, que incluye la constante sanitización de las oficinas y todos los espacios del camposanto, además de la higienización con amonio cuaternario de las carrozas y féretros que llegan, considera medidas como: horario de visita limitado, entre 8.30 y 13 horas; prohibición de acceso vehicular (excepto para acceder al crematorio, adonde pueden llegar hasta tres vehículos), suspensión de velatorios y ceremonias fúnebres, y un máximo de 10 personas para cada funeral. “Este protocolo de contingencia también contempla la recepción de fallecidos las 24 horas del día, previa coordinación telefónica, algo fundamental en caso de agravarse la situación sanitaria”.
El Cementerio, además, exige a quienes concurran a hacer algún trámite que ingresen con mascarilla, se apliquen el alcohol gel que tienen a su disposición en la entrada, y que higienicen sus zapatos en un limpia-pies con desinfectante ubicado en el acceso. También están implementando un túnel sanitizador en la entrada del recinto. Sin embargo, este no funcionará hasta contar con el permiso respectivo de la seremi de Salud.
Si bien no hay estudios que confirmen la posibilidad de que un cadáver propague el Covid-19, hace pocos días se dio a conocer en Tailandia lo que podría constituir el primer caso, aun cuando esa cadena de contagio no ha sido confirmada de manera oficial. Esta probabilidad ha hecho que el mundo científico se vuelque a investigar cuánto tiempo podría sobrevivir el virus en el cuerpo tras la muerte del paciente. Mientras no se tengan respuestas concretas, las autoridades sanitarias piden tomar todas las precauciones necesarias al entrar en contacto con el cuerpo de un fallecido por este virus. “Durante esta pandemia, las indicaciones para proceder tanto en casos de Covid-19 como en otros son básicamente las mismas. La gran diferencia radica en los implementos de protección personal a usar. Si se trata de un paciente fallecido por coronavirus, los overoles completos, guantes de látex sobre los tradicionales, antiparras de mayor rango, mascarilla de policarbonato y cubre calzados deben ser desechables”, detalla Cruces.
Incluso, si bien al Cementerio General de Concepción no le ha correspondido la inhumación de ningún cuerpo con Covid- 19 positivo, ya tienen pensado que desecharían incluso los cordeles con que se baje el ataúd a la tierra. “Nos tocó un caso para cremación… Ahí, la carroza llegó directo al crematorio, se sanitizó el vehículo y el féretro, antes de que nuestros funcionarios lo manipularan, y se ingresó el ataúd directamente al horno. Es decir, nunca hay contacto directo entre el fallecido y nuestro personal”.
Tampoco se toman las huellas digitales antes de la cremación. Asimismo, los deudos deben despedirse de su ser querido sin tocarlo, aunque estén usando equipos de protección personal.
“No pudimos despedirlo cómo se merecía”
Debido a que el padre de Lisandro falleció de cáncer, y no de coronavirus, él y su familia tuvieron la posibilidad de vestirlo para su descanso final, aunque tomando la precaución de utilizar guantes y mascarillas. También los usaba el personal del Samu que llegó hasta su casa de madrugada para confirmar su muerte, los funcionarios de la funeraria que se llevaron el cuerpo a media tarde, y quienes lo recibieron en el crematorio.
Lisandro Muñoz Reymar dejó su casa entre aplausos, los que espontáneamente surgieron de entre sus amigos, familia y vecinos que lo esperaban en las afueras para darle un último adiós desde lejos. Si bien su grupo familiar directo estaba constituido por 17 personas, solo 10 pudieron acompañarlo hasta el crematorio, los que -siguiendo las instrucciones del Cementerio General- se distribuyeron en tres autos.
Su esposa, sus tres hijos varones y sus cónyuges, y tres de sus ocho nietos acompañaron sus restos hasta el camposanto, consolándose entre ellos a través de las mascarillas y guantes. “Todas estas condiciones hacen un poco raro el proceso. Uno tiene una idea de cómo va a ser esta despedida, y no resulta así. No está la instancia para hablar, para agradecer a quienes nos acompañan o para decir unas palabras sobre quien fallece… no hay nada de eso. En el fondo, cada uno se despide de manera particular y queda un poco la idea de que no fue cómo uno esperaba, o que no pudimos despedirlo como se merecía.
Como mi papá tenía muchos amigos, quizás nos habíamos imaginado una despedida más masiva. Los amigos llegaron, pero algunos no podían bajarse de los autos, lo vieron desde lejos… entonces, en ese sentido, igual es triste. Quizás muchos tenían cosas que decir de él, querían contarnos cuánto lo querían, acompañarnos más de cerca, brindarnos afecto, abrazarnos, consolarnos… y, lamentablemente, todo eso se pierde en estas circunstancias”, puntualiza Lisandro.
Protocolo de Funerales en contexto de pandemia por Covid-19 (Subsecretaría de Salud Pública)
1- Ceremonia
– Todo el proceso fúnebre (velorio, ceremonia y entierro) debe durar máximo 90 minutos.
– Solo puede asistir la familia directa, excepto aquellos determinados como contactos directos, que deben permanecer en cuarentena.
– Está prohibido celebrar velorios en domicilios particulares.
– Se recomienda no usar decoración (velas, flores) para evitar la cadena de contagio.
– Debe cumplirse con el distanciamiento de un metro.
– El cuerpo puede ser cremado o inhumado. En el último caso, el ataúd debe estar sellado.
– Tras la ceremonia se debe desinfectar el lugar.
2- Salvoconductos (esto en caso de cuarentenas o cordones sanitarios)
– Para asistir al funeral de un familiar directo se debe solicitar un salvoconducto en www.
comisariavirtual.cl, por cinco horas en caso de ser en la misma región, o por 24, si es en otra.
3- Medidas para trabajadores de servicios funerarios y cementerios
Además de las medidas recomendadas para todas las personas, como el lavado frecuente de manos con agua y jabón, es imprescindible que estos trabajadores cuenten con elementos de protección personal. Asimismo, se recomienda una frecuente limpieza y sanitización de superficies, además de desinfectar el medio de transporte cada vez
que se traslade un cuerpo.