A pocos días de la celebración de uno de los días en los que el consumo de chocolate se acrecienta de forma desmedida en niños y adultos, siempre es bueno recordar algunas consideraciones importantes, tendientes a que este consumo no sea dañino para la salud y que podamos disfrutar de este delicioso “oro vegetal”.
El chocolate es el resultado obtenido, en términos muy básicos, de la mezcla de azúcar, manteca de cacao y pasta de cacao, estos dos últimos obtenidos de las habas o semillas procesadas del fruto, mezcla que además puede contener leche. Las proporciones de cada uno de estos ingredientes dan origen a los distintos tipos de chocolates y sus respectivos usos.
El fruto del cacao es originario de América, y desde el primer momento cautivó a los conquistadores que llegaron a este continente, tanto así que se cree que en los primeros retornos de los españoles a su patria lo llevaron como regalo u ofrenda para los monarcas que financiaban estas ambiciosas expediciones. Es así como este fruto hizo su arribo a Europa, donde los europeos se apoderaron de él hasta el día de hoy, cuando han desarrollado su industrialización a tal punto que actualmente los chocolates más reconocidos son los belgas, los suizos y los españoles, entre otros de ese continente.
Al consumir chocolates debemos considerar que un alto porcentaje de los productos que se venden en el comercio son sucedáneos, es decir, un producto que reúne condiciones similares al chocolate, pero que no lo es. Incluso, en algunos casos, los ingredientes utilizados son bastante nocivos, factor dado por los altos porcentajes de grasas y azúcares de mala calidad que contienen. También es importante tener en cuenta que mucho de lo producido “artesanalmente” no está regulado por el Servicio de Salud, es decir, no se sabe en qué condiciones de manipulación se elaboró, qué ingredientes se utilizó o cómo y por cuánto tiempo se almacenó ese chocolate.
Su sabor es para muchos irresistible, incluido quien escribe, y puede transformarse en una verdadera adicción. Por lo mismo, debemos consumirlos con moderación, ya que su aporte calórico es muy alto, así como su carga de azúcar. Es por ello que en estas fechas -y siempre- debemos hacernos cargo de la supervisión del consumo de chocolates por parte de nuestros niños.
El consumo y maridaje de este producto se asocia normalmente a destilados de alto envejecimiento, también a cremas, licores y, por supuesto, a vinos de cosecha tardía, los que deben ser siempre acompañados de un cómplice para no cargar con la culpa de haberse comido solo todo el chocolate.
Mousse de Chocolate
(receta básica)
Ingredientes
• 200 gr cobertura de chocolate
• 2 huevos
• 1/2 taza de azúcar
• 50 cc de leche
• 300 cc de crema de leche
Preparación
Fundir la cobertura de chocolate a baño María, procurando que ésta no sobrepase los 40° C. Batir la crema y reservar.
Aparte, batir las claras con la mitad del azúcar hasta emulsionar bien -tipo merengue-, y la yema debe ser batida con la otra mitad del azúcar hasta que pierda la granulosidad.
Mezclar a la misma temperatura templada la cobertura y la leche, luego agregar la yema batida y seguir mezclando. Luego, incorporar la crema batida y finalmente la clara batida.
Reservar en molde individual o colectivo y guardar en frío.
Una buena opción es agregar azúcar flor a la crema, o un dash de destilado o licor para intensificar el sabor.
Mousse de Chocolate Negro
(5 personas)
Ingredientes
• 300 gr de cobertura de chocolate
• 5 gr de cacao
• 2 huevos
• 300 cc de crema
• 70 gr de azúcar
• Esencia de vainilla a gusto
• 5 gr de café en polvo
• 30 cc de licor de café
Preparación
Derretir el chocolate y reservar, luego batir la crema y reservar. Espumar los huevos junto con el azúcar, y llevar a baño María hasta disolver los cristales de azúcar, batiendo enérgicamente. Mezclar con el chocolate, la crema y los ingredientes secos.
Rectificar sabor y rellenar un cilindro de chocolate con este mousse. Finalmente, decorar con fruta fresca y hojas de menta.