El Ministro Lavín, refiriéndose a la educación superior, el 28 de abril recién pasado, defendió públicamente las reformas que buscarán equilibrar recursos entre planteles públicos y privados, sentenciando: “Si queremos nivelar la cancha hay que corregir esa diferencia”. Se trata, por cierto, de nivelar en favor del sistema privado.
La frase la inventaron Patricio Navia y Eduardo Engel en su libro “Que gane el más mejor” (2006), cuya portada es una cancha de fútbol con pasto verde y muy pareja para afianzar la analogía: “nivelar la cancha”.
Me gusta la idea de fondo, porque asegurar igualdad de oportunidades es esencial para el desarrollo del país. Gracias a Dios, o a su propio Dios, estimado lector, el talento está distribuido entre las personas sin distinción alguna.
Entonces, la idea de aportarles recursos públicos a los estudiantes talentosos es vital; pero incentivarlos a que ingresen a planteles que no pueden asegurar una admisión transparente y por mérito, ni tampoco calidad institucional y de carreras, es un grave error.
Varias veces lo hemos planteado: hoy en Chile nuestro Estado no está garantizando seriedad y calidad de las ofertas en educación superior. Se pretende que cada uno, en la libertad del mercado, se informe y elija; pero para esto se obvía el hecho que el 70% de los estudiantes que hoy está en el sistema son primera generación de sus familias, y que el Mineduc está recién instalando sistemas de información. Los expertos en Economía, como el propio Ministro, dirían: “Hay asimetría de información entre oferentes y demandantes a favor de los primeros”.
Dicho de otra manera, daremos plata pública a estudiantes meritorios y talentosos que no podrán decidir con información adecuada, garantizada por el Estado, y que podrán acceder a instituciones que no seleccionan por mérito, que no trasparentan esa selección y que no acreditan calidad de su oferta académica. No es coherente querer nivelar la cancha entre instituciones públicas y privadas con las platas de todos los chilenos, y pretender que las canchas de acceso por mérito, de la transparencia y la calidad se nivelen solas.
Es cierto que no se puede asumir todo al mismo tiempo; pero debemos actuar con algún sentido sistémico, y para ello resulta esencial que todos, partiendo por el Gobierno, impulsemos decididamente un sistema de admisión a la educación superior integrado y único para la postulación y la selección; que sea transparente, basado en el mérito y que asegure el acceso a ofertas académicas de calidad. Así aseguraremos tener un Chile que sea “más Chile para todos”.
Dr. Héctor Gaete Feres
Rector de la Universidad del Bío-Bío