Quisimos conocer las opiniones de quienes están dando pelea por sacar de la mesa ideas que, según ellos, revolucionarán los valores tradicionales de la Constitución. Mientras unos tienen ilusión por formar familias con parejas del mismo sexo y otros creen necesario normar sobre el aborto, los pastores y guías de esas comunidades rechazan que el hombre intervenga en los temas que consideran únicos de la palabra de Dios.
Las palabras de Hédito Espinoza, obispo de la Iglesia Pentecostal de Chile, desde el púlpito en el último Tedéum Evangélico remecieron a la asamblea.
El presidente Piñera, su equipo y los invitados intentaban mantenerse escuchando con cara de póker las verdades que, según Espinoza, inciden en las catástrofes, la infelicidad y otros males que afectan a nuestro país. Cada frase sacó ronchas, porque se refieren a los temas que el Gobierno y los legisladores tienen pendiente en la “agenda valórica”, esencialmente con la Ley de Acuerdo de Vida en Pareja (APV) y el Aborto Terapéutico.
Cada vez que se analizan temáticas tan sensibles o las personas discuten sobre aborto, la homosexualidad y otras situaciones éticas que están latentes en lo social, suele mencionarse la postura, la intromisión o presión de la iglesia. Pero, qué iglesia. La Católica, según el Censo 2002, tiene en Chile casi el 69 por ciento de fieles, resultado que se ajustó en estudios posteriores a 63%. Aunque la cifra es potente, la idea de este texto es exponer las visiones de otras comunidades religiosas mientras se tramita la ley del APV y a la vez que se piensa legislar sobre el aborto. Hay diferencia en los acentos, pero todas, en definitiva, concuerdan en los “peligros” de dar pase legal a estas acciones.
“No somos payasos”
Es martes, y Hédito Espinoza está participando en un culto en Concepción junto a otros pastores que conforman el Concilio de Pastores de la Iglesia Evangélica. Los ánimos se encienden para decir “No” a lo que consideran pecado y afirmar los peligros que se vienen con las ideas legislativas en boga. A veces, lo legalmente permitido no es lo moralmente justo. Pero hay que pelear hasta el final por defender la creencia cristiana. Eso es, en síntesis, lo que se escucha en la asamblea.
Sale Espinoza y la frase para entrar en conversación…: “Usted está famoso por estos días”. Y el obispo responde: “No es lo que quisiera. A uno lo ridiculizan, los medios exponen sólo lo que quieren…”.
Y el diagnóstico que hace del APV y del aborto es lapidario. “Estamos muy atentos de lo que está pasando en el plano legislativo. El Gobierno está siendo muy influenciado por las masas, porque, como a los anteriores, le interesan los votos. No se está teniendo los pantalones suficientes para defender la familia. Una cosa es el discurso y otra es poner en obra lo que se dice en el discurso. Nosotros pensamos que esto viene fuerte a nivel mundial y que no vamos a poder frenarlo, pero si algo podemos hacer tenemos el deber de actuar, porque la historia nos juzgará por lo que hemos hecho o dejado de hacer mientras fuimos ministros del Señor en esta tierra”.
-Da la sensación que su iglesia ve a las personas homosexuales como un movimiento que amenaza. ¿Por qué, si ellos son parte de las comunidades, de las religiones también y se definen, además, como minorías?
“El problema es que más que minorías hay intereses. Es como la droga. Se piensa que sólo está en la periferia, pero la droga está en todas partes. La homosexualidad está en todos los estratos de nuestra sociedad. Algunos se mantienen dentro del armario y les interesa que otros salgan con la intención de que no se manifieste aún en ellos. Y créalo, muchos serán manifestados si esta ley se aprueba. Estas personas están en el ambiente artístico, en la cultura, en el deporte y en las esferas del Gobierno y nuestros legisladores”.
-Y cuál es el peligro de ello…
“Esta sociedad se ha dejado llevar por la tendencia a buscar nuevos incentivos en el aspecto sexual. Actitud que después termina degenerando el sexo, porque es una constante búsqueda por encontrar conformidad. Se termina cambiando de pareja y se termina cambiando el uso natural de la sexualidad, contra la naturaleza. Esto comenzó con la píldora del Día Después, luego con la unidad del matrimonio y el divorcio, luego viene la Ley de No Discriminación, mañana va a ser el aborto terapéutico… que va a llenar los bolsillos de muchas clínicas de aborto. Luego será la eutanasia, legalizar las drogas. Todo va in crescendo”.
-Ustedes se manifestaron hace pocos días en el Congreso. ¿Van a endurecer su postura?
“Claro que sí. Nos trataron de payasos por decir lo que pensamos. Esta gente previo a las elecciones va a nuestras iglesias, canta nuestros himnos y crédulamente los aceptamos como hermanos nuestros, les abrimos las puertas y les damos la oportunidad y después de tenerla y sacarnos los votos se burlan de nosotros”.
Una mentira repetida mil veces
Con la misma pasión, Guillermo Lastra, presidente del Concilio de Pastores de Concepción, explica que el pueblo evangélico está atento a lo que está viviendo Chile. “Creemos parecer un país progresista. Pero ser progresista no significa legislar en estas situaciones, sino ver la distribución de los recursos o acortar la brecha social… Nosotros estamos preocupados porque este tipo de leyes atacan directamente a los valores de la nación y con ello están atacando a nuestra cultura. Nuestro país tiene raíces, una cultura basada en la fe, en el Cristianismo. Concretamente el AVP sí se puede aplicar a las parejas heterosexuales. Ellos sí deben tener una forma de remediar divorcios inconclusos, para salvaguardar herencias, previsión y otros temas. Pero sumar a las parejas del mismo sexo como un matrimonio encubierto, inscrito en el registro civil, finalmente le dará más derechos incluso a la convivencia en pareja que a los matrimonios constituidos”.
Lastra coincide en la tesis que dejar en hombres la decisión de vivir o morir será un mal que irá dando malos pasos. “En el caso del aborto terapéutico, creemos que Dios es el dador del don la vida. Hay una postura respecto de esto y es que estos seudo abortos terapéuticos van a ser evaluados por personas. Ahí se desvirtúa todo, pues es dar el paso para que después sean generalizados. Tenemos aprehensiones respecto de eso, pues estando el hombre detrás de la decisión de la vida y la muerte, la línea es muy fina”.
Tampoco les agrada discutir sobre una legislación sobre No Discriminación Sexual. Eso les ha valido ganarse la categoría de homofóbicos, pero Lastra lo traduce en estos términos: “Vemos que en los países que se ha aprobado se ha dado pie para que se generen conflictos, porque se favorece mucho más a las minorías por sobre las personas que manifiestan su convicciones por la fe. Como iglesia no somos homofóbicos ni recriminamos, pero creemos que en sociedad hemos sido sistemáticamente adoctrinados. Una mentira repetida mil veces, resulta ser verdad… Nosotros somos inclusivos con las personas. Ante Dios no hay escala de pecados… Es sólo que hoy está en boga lo sexual. Un homicida, un mentiroso y un adúltero, un ladrón o persona que tiene una desviación sexual tiene la misma categoría delante de Dios. Y Nosotros creemos en el cambio”.
-¿Y tener una tendencia lésbica o gay es un pecado, entonces?
“Es una ‘desviación’ … el homosexual es un pecador, como todos. Esto no es sólo un discurso que tenemos. Dentro de nuestra misión tenemos un aporte y porcentaje de conversión que otras instituciones no han logrado, simplemente, por el poder de la Palabra, porque la palabra te abre la conciencia de lo que estás viviendo. Estas leyes quieren darle un respaldo a cosas que moralmente vemos que nos son correctas. Estamos enfocándonos para decir las cosas y a los políticos, sobre todo, demostrarles cuál es nuestra postura, pues toda nación que pretende sacar a Dios del medio va derecho a un desquiciamiento”.
-Pero hay personas del mismo sexo que sí tienen ilusión en esta ley para formar una familia y ser reconocidas como tal ante los demás…
“Nosotros tenemos una postura bíblica y creemos que se puede cambiar. Dios tiene el poder para volver a las personas al orden natural. Hay ejemplos de transformación completa donde ahora las personas están en matrimonios bien constituidos, con hijos y viven una vida común y corriente”.
-Escuchar este argumento puede ser chocante. Las personas homosexuales defienden su condición.
“A ellos les sucede lo mismo que le sucede a un adicto. Hasta que no tiene conciencia de lo que está pasando y ocurriendo, entonces es imposible que cambie. Para el cambio tiene que haber voluntad”.
Pocos, pero fuertes
Los estudios dicen que cerca de un 15 por ciento de la población chilena es Evangélica. Y es la Región del Biobío donde más se concentrarían en el país. Y va creciendo el porcentaje.
Otras religiones, como la judía, por ejemplo, no tiene una representación numérica tan imponente en esta zona, pero la fortaleza de su pueblo por conservar las tradiciones de su comunidad hacen que su voz sea también importante. En Concepción, la comunidad israelita se reduce a 50 personas aproximadamente. Su rabino, Ángel Kreiman, también explica su oposición a legalizar las uniones homosexuales y de la misma forma expresa sus aprehensiones contra el aborto
“Nosotros somos un pueblo, una comunidad y la autoridad religiosa es la palabra de Dios que son los cinco libros de Moisés, que llamamos Torah. Por lo tanto, toda interpretación que se haga de la voluntad de Dios para cada etapa y cada época cuando surgen problemas como éstos, deben ser referidos a la Torah, que es la primera parte de la Biblia Griega”.
Esta Torah es un sistema de símbolos y leyes, pero también es un sistema valórico, donde la esencia es la convivencia pacífica, el amor a Dios y al prójimo. “Para que haya convivencia pacífica entre los seres humanos es necesario respetar un orden social que está escrito por Dios mismo en los cinco libros de Moisés. Moisés es el legislador. Tradicionalmente el judaísmo es muy familiar, grandes familias con muchos hijos. Nosotros no nos podemos negar a la realidad de hoy día que hay otras opciones de relacionamiento personal que no deberían contradecir el concepto de familia. Para ser más claro. La familia está compuesta por el hombre, la mujer y sus hijos. Sin embargo, desde siempre el Torah, el Talmud y la sabiduría rabínica han considerado con compasión y misericordia situaciones que fuesen distintas. Eso no quiere decir que estemos de acuerdo con llamar matrimonio a la unión homosexual. Puede haber algún tipo de relación entre dos personas adultas y consensuadas sin que haga daño a terceros y sin que agreda a la sociedad. Pero eso no puede ser llamado ni matrimonio ni familia”.
Es muy claro en detallar que el judaísmo cree sólo en la familia cuando ambos esposos son de la misma religión. Y más, el judaísmo se opone también a los casamientos mixtos, donde el hombre y la mujer no sean de la misma religión, pues la preservación de la vida religiosa es en el hogar más que en la sinagoga. “No puedo negar que hoy existen corrientes muy reformistas que están aceptando la pareja homosexual como familia. Personalmente creo que es respetable una relación consensuada entre personas adultas, pero siempre y cuando no le haga daño al concepto tradicional de familia, porque el primer precepto que Dios legisla en la Biblia es creced y multiplicaos”, explica el rabino.
Agrega que si una persona ha cumplido con la procreación, si ha tenido una familia judía ordenada y después de eso surge un tipo de relación distinta corresponde a la conciencia de cada uno si es que es privado, consensuado y no daña a menores de edad. Pero no es bien visto en el judaísmo. “Por ejemplo, la relación de la madre soltera, premarital y todo lo que llamamos ilícitas, como el adulterio, está peor visto que la homosexualidad en la religión judía”, sentencia.
El rabino señala que vivimos en una época donde el sexo es una entretención, no una manifestación de amor. “Lo que quiero enfatizar es que la sexualidad debe ser producto del amor y no del placer físico, el amor se traduce en la relación sexual, sea homosexual o heterosexual, y exige lealtad absoluta. Un judío no ha cumplido su misión en esta tierra si es que no ha dejado al menos dos hijos que lo continúen en la vida religiosa”.
En cuanto al aborto, Ángel Kreiman clarifica que lo fundamental es “No matar”. “Nosotros somos partidarios del aborto terapéutico cuando la vida de la madre está en peligro. A diferencia de la iglesia Católica que prefiere la vida del hijo. ¿Y por qué?, simplemente porque la madre puede seguir reproduciendo y si la ciencia dice que la madre va a morir si sigue embarazada, entonces hay que salvarla”.
“No somos homofóbicos”
Poco más de 250 personas participan de la comunidad Anglicana en Concepción. La históricamente conocida iglesia de Pedro de Valdivia tiene también representación en Chiguayante y San Pedro. A esta última pertenece el pastor Francisco Meneses. “Nos definimos como una iglesia histórica y protestante, evangélica en el sentido que basamos nuestras creencias en las escritura de la Biblia, protestante porque nos relacionamos con el protentastismo en nuestra creencia de que la salvación es sólo por gracia y a través de la Biblia”. Es una iglesia bastante tradicional, pues sus pastores usan cuello clerical, vestimenta más parecida a la católica y realizan los servicios más parecidos a una liturgia
Respecto del Acuerdo de Vida en Pareja, el pastor Meneses asiente: “No es fácil adoptar una postura, porque no es fácil que nos entiendan”.
-¿Qué es lo difícil de explicar?
“Nosotros basamos nuestra creencia en lo que la escritura dice. Allí vemos con claridad cuando Dios crea al mundo y crea al hombre y la mujer, y así fue como Dios lo estableció desde el comienzo. La homosexualidad como tal no fue parte del plan original de Dios y cuando seguimos mirando la Biblia vamos a ver que se condenan estas prácticas que se alejan de ese plan. Él nos creó con el propósito de tener comunión con él, de ser felices y para tener relaciones de amor con unos y otros, y dentro de este plan establecido es que nos da a cada uno de los seres humanos distintas capacidades e identidades. Dentro de eso hay sólo dos: hombre y mujer y esta tercera opción no la vemos en la Biblia. Es por eso que nosotros no la aceptamos como una opción válida. Se ha tratado de defender de muchas maneras, incluso como algo genético, como que es algo con lo que no puedes luchar, pero la Biblia lo explica más bien como un tema conductual que como parte de tu naturaleza”.
-¿La homosexualidad según su credo es pecado, entonces?
“La homosexualidad es condenada como una falta al orden creacional y, por lo tanto, es pecado. En esos términos para nosotros no es factible aceptarlo. Esa es nuestra posición respecto de la homosexualidad. El problema es que nuestra postura se ha malentendido, se nos ha acusado de homofóbicos y no es ese el afán. Decir esto no significa que no vamos a amar y a aceptar ni convivir con personas que tengan estas tendencias, pero siempre llamándoles a volver al orden que Dios tiene para la vida. No consideramos la homosexualidad como el peor de los pecados o las faltas. En ese sentido es tan condenable como la mentira, el orgullo y otras faltas; las cuales todos los seres humanos tenemos. Por lo tanto tampoco vamos a perseguir a las personas que se declaran homosexuales. Todo lo contrario, queremos amarles y estamos convencidísimos que el plan de Dios es mucho más maravilloso porque nos reporta más dicha y felicidad”.
-¿Entonces no sería posible pensar en una unión del mismo sexo?
“Respecto del tema del matrimonio, creemos que se busca disimular una situación que a nosotros nos resulta muy poco honesta. Que se le llame matrimonio o no, da lo mismo porque es lo mismo con otro nombre. Uno de los cuestionamientos que se le hace a nuestra religión es el hecho que muchas personas entienden que el matrimonio es algo que el ser humano inventó, que un día se nos ocurrió que queríamos estar juntos, pero cuando volvemos a las escrituras sabemos que es Dios el que establece este vínculo. Es esta relación entre un hombre y una mujer comprometidos para toda la vida. Cuando empezamos con estas legislaciones ambiguas, abrimos la puerta para muchas otras cosas. Son cosas que hoy no estamos conversando, pero que en poco tiempo más vamos a tener que empezar a hablar. Dios nos ha hecho para encontrar felicidad y gozo con el plan que él establece. Tampoco se ha entendido cuál es nuestra postura”.
-El costo para las iglesias al rechazar esto es alto, se ganan detractores…
“Si tú estás convencido que algo está mal en la vida, que no te va a ayudar y tú lo sabes ¿Acaso tienes que callar para no crear conflicto? Creo que eso es egoísmo, entonces pedir que las iglesias guarden silencio respecto de esto es pedirnos que seamos egoístas.
-¿Por qué la iglesia tiene que imponerle a otros no creyentes, por ejemplo, cómo vivir?
“Es un tema complejo, porque no queremos que las personas abracen nuestras creencias por obligación, queremos convencerles de eso. Pero también las cosas pasan por defender algo que creemos justo, pues estas leyes abren la puerta para otras cosas. Y por qué tendrían los legisladores que imponernos leyes que nosotros no queremos abrazar, pues la ley no es para unos pocos sino que van a afectar a toda la sociedad chilena. Y los políticos abrazan estas causas no por los efectos que tienen, sino por la connotación pública que alcanzan”.