Sofía Gana
Laboratorio Ciencias
Cognitivas UDD.
Probablemente todos tenemos un amigo, conocido o familiar que ha sido diagnosticado con Déficit Atencional o cree tenerlo, pero ¿sabemos qué es realmente? ¿Por qué nos parece tan común y nos cuesta tan poco el autodiagnóstico?
Lo que llamamos Déficit Atencional es conocido en psicología con el nombre de Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), el cual es definido por la Asociación Americana de Psiquiatría como un patrón de hiperactividad-impulsividad o inatención.
La prevalencia de TDAH en Chile es de un 15,5% en escolares entre los 4 y los 11 años, mientras que entre los 12 y 18 esta disminuye a un 4,5%. La disminución de la prevalencia se debe, muy probablemente, a la implementación de estrategias que disminuyen la interferencia de las dificultades en la vida diaria.
Inclusive en adultos, hay conductas de inatención normalizadas, por lo que muchas veces se confunden con características propias: “Soy desordenado”, “soy despistado”, “soy distraído”, “tengo mala memoria”.
“Es muy común que los pacientes con TDAH puedan presentar dificultades para prestar atención a detalles, olvidar actividades, dificultades para mantenerse sentado o quieto, hablar excesivamente, dificultades para respetar turnos, entre otras conductas. Si bien hay personas que presentan algunas de las conductas descritas, no implica necesariamente que sufran el trastorno”.
Si bien el nombre del trastorno incluye la palabra hiperactividad, existen tres tipos: hiperactivo, inatento o mixto. El primer tipo corresponde a aquellas personas que no pueden quedarse quietas, niños que corren y se mueven sin parar, que tienen un “motorcito” que los mantiene activos todo el tiempo, y adultos que generalmente no pueden permanecer mucho tiempo sentados o tienen la necesidad de moverse.
Por otra parte, las personas que tienen TDAH de predominio inatento se caracterizan por tener dificultades para iniciar tareas, momentos de fugas atencionales donde la atención se aleja de la tarea que se está realizando en el momento. El de tipo mixto corresponde a aquellas personas que tienen sintomatología asociada a los dos tipos anteriores.
Es muy común que los pacientes con TDAH puedan presentar dificultades para prestar atención a detalles, olvidar actividades, dificultades para mantenerse sentado o quieto, hablar excesivamente, dificultades para respetar turnos, entre otras conductas. Si bien hay personas que presentan algunas de las conductas descritas, no implica necesariamente que sufran el trastorno.
Todos podemos olvidar cosas, estar más inquietos algún día o perder el foco de atención de la tarea que estamos realizando. Entre el 25 y el 50% del tiempo que estamos despiertos, lo pasamos pensando en cosas sin relación con lo que estamos haciendo. A este fenómeno se le conoce como “mind wandering” o divagación mental.
Diversos estudios aseguran que los pacientes con TDAH divagan más veces al día, lo que se ve reflejado en una disminución de la eficiencia para realizar las tareas de la vida diaria, acompañado de una pérdida de la noción del tiempo.
Esto se debe a que los pacientes con TDAH tienen dificultades para mantener su atención en ciertas tareas, la cual se evidencia en aspectos cognitivos. Por lo general, las personas con TDAH presentan una mayor cantidad de pensamientos espontáneos, ideas creativas, nuevas, fuera del foco de la conversación, no siempre relacionadas con la tarea que se está realizando. Si bien la sintomatología del TDAH puede ser explicada por la intrusión de pensamientos espontáneos, la investigación que relaciona este trastorno con la divagación mental es aún incipiente.
El desarrollo de esta línea de investigación no solo puede ayudar a comprender mejor el trastorno, sino también podría aportar al tratamiento que se realiza actualmente, el cual está centrado en fármacos y terapia cognitivo conductual.
Pequeñas modificaciones conductuales pueden ayudar a disminuir las dificultades que supone el TDAH, tanto en niños como en adultos. Dichas modificaciones deben ser a partir de una evaluación neuropsicológica que permita establecer fortalezas y dificultades, de esa manera las fortalezas en ciertos dominios cognitivos permitirán disminuir las dificultades.
Todos tenemos momentos en los que nos sentimos distraídos, con dificultades para concentrarnos, olvidadizos o incluso con problemas para planificar. Sin embargo, eso no implica el diagnóstico de TDAH, y debemos comprender que las personas con el trastorno luchan día a día para poder contrarrestar estos conflictos, que van más allá de sentirnos simplemente distraídos.