Nueva Recesión: Fantasmas menor para la región del Biobío

/ 23 de Septiembre de 2011

El Doctor en Economía y académico de la Universidad del Bío-Bío, Francisco Gatica, señala que un freno en el crecimiento de China y el Sudeste Asiático provocará una baja en la demanda de las exportaciones locales. Recomienda ser muy austero en las finanzas personales ante la incertidumbre existente y solicita un rol más activo del Estado para dirigir recursos a proyectos estratégicos que potencien el aparato productivo y generen empleo.


Incertidumbre existe todavía sobre los impactos reales que tendría para la Región del Biobío el nuevo proceso recesivo mundial que se anticipa. Los ojos deben estar puestos en lo que ocurra con economías como la china y la de los países del Sudeste Asiático, dado que son nuestros principales socios comerciales y los que adquieren el mayor porcentaje de nuestra canasta de exportaciones que lideran el sector forestal y pesquero.
Así lo señala el Doctor en Economía y académico de la Universidad del Bío-Bío, Francisco Gatica Neira, quien aclara que los efectos serían muchos menores comparados con los de la crisis mundial desatada por el sector hipotecario subprime de Estados Unidos, de la cual “recién estamos saliendo”. No obstante, para Gatica, asesor de la Corporación Para la Regionalización del Biobío (Corbiobío), una nueva recesión, aunque sea leve, acentuará los problemas de alta cesantía y de crecimiento inferior al promedio nacional que registra la zona desde hace más dos décadas. A ello se suma un proceso de reconstrucción posterremoto todavía inconcluso.
En ese escenario, predice para el año 2012 un crecimiento del orden del 4% y un desempleo que se mantendrá en un rango del 8%, y advierte que para paliar los efectos de ese proceso en la Región, no basta con las medidas macroeconómicas a nivel del país, sino que se requiere de una significativa inversión fiscal en proyectos claves -definidos por consenso local- que incentiven el aparato productivo y generen nuevas fuentes laborales.
Gatica, especialista en economía regional, desarrollo territorial y fomento productivo, ofrece en esta entrevista a Revista Nos, una serie de recomendaciones para administrar las finanzas personales de manera más segura y con menor riesgo frente al complejo período económico que se aproxima: “La clave es la austeridad y ahorrar para comprar, evitando pedir créditos de consumo que son de alto costo”, aconseja.
-¿Qué impacto tendrá en la Región del Biobío la nueva recesión mundial, considerando que la zona crece menos que el promedio nacional y tiene, además, una alta cesantía?
“La mirada debe estar puesta en China y en las naciones emergentes del Sudeste Asiático, porque nuestra economía regional está muy indexada con ellas y todavía presentan buenos indicadores de expansión. Si por efecto de una nueva recesión mundial frenaran su crecimiento habrá una baja en la demanda de nuestros productos de exportación: el forestal que representa el 70% de nuestra actividad productiva zonal y, en menor escala, los pesqueros y agroindustriales. Lo que se observa es mucha incertidumbre y especulación financiera que genera volatilidad en el valor de las acciones en la bolsa nacional y en las extranjeras. Eso afecta a los fondos de pensiones con mermas del 10% a 12% en sus montos. Lo cierto es que el nuevo proceso recesivo será mucho menor al generado por el sector hipotecario subprime de Estados Unidos y que derivó en una crisis mundial de la que recién estamos saliendo”.
-En ese escenario de incertidumbre mundial ¿Qué proyecciones de crecimiento vislumbra para la Región en el 2012?
“Hay que considerar que venimos saliendo de una crisis mundial y una nueva recesión genera una menor velocidad de expansión. Eso implica en que -como Región del Bíobío- alcanzaremos el próximo año una tasa de crecimiento del 4% con un desempleo del orden del 8%, cuando en ese mismo período el país bordeará el 5 a 5,5% y la cesantía será del 7%. Siempre crecemos menos y hay mayor desocupación por la estructura productiva que tenemos. A ciudades históricamente con alta cesantía como Lota, Coronel y Talcahuano ahora se suma Chillán con un 10,6%, siendo la segunda comuna con más desempleo en Chile. En este último caso puede haber un tema asociado a la migración de personas del campo a la ciudad posterremoto y a la existencia de sueldos demasiado bajos en la agroindustria, producto de la caída del tipo de cambio, lo que hace que la gente no ingrese al mercado laboral”.
-A su juicio ¿cuáles deben ser las prioridades en inversión pública en la zona para potenciar su estructura productiva y paliar los efectos de un nuevo proceso recesivo?
“El mayor esfuerzo debe orientarse a mejorar la conectividad para estimular la localización de nuevas empresas y destinar mayores recursos para la innovación. Aunque, tan fundamental como lo anterior, es que exista autonomía en la Región para definir el gasto y controlar el gasto público localmente. Es prioritario que el Gobierno impulse proyectos que faciliten la generación de empleo en la zona. El mejor ejemplo lo está dando Estados Unidos, que, para reducir su tasa de cesantía, que supera el 9%, ha anunciado una inversión de 450 mil millones de dólares. En general, en los países más desarrollados es una política habitual que sus gobiernos coloquen proyectos estratégicos cuando enfrentan procesos de crisis o de gran incertidumbre como la que estamos viviendo. Es evidente que con medidas macroeconómicas tradicionales como controlar la tasa de interés; estimular el gasto para incentivar la demanda y mejorar el tipo de cambio no creceremos como Región ni tampoco seremos más competitivos. Lo que necesitamos son algunos proyectos claves, nacidos de una estrategia definida por los principales actores de Región del Bíobío, con financiamiento y plazos concretos y comprobables para su ejecución”.
– ¿Cómo afectará al ciudadano común un nuevo proceso de recesión? 
“De mantenerse la tasa de desocupación en un 8%, implicará que quienes buscan ingresar al mercado laboral se demorarán mucho más en encontrar un empleo y la situación será aún más compleja para el segmento juvenil. Es muy probable también que las mujeres, frente a la existencia de menores rentas, decidan quedarse en sus casas. Para ellas, el costo de salir a trabajar es aún mayor. A diferencia de lo ocurrido con la crisis subprime que generó el cierre de varias empresas en la zona, la mayor tensión se producirá en el mercado laboral, ya sea para encontrar fuentes laborales o salir de ellas por bajas remuneraciones”.
-En concreto ¿qué resguardos hay que tomar con los fondos de pensiones; la adquisición de una vivienda o pedir créditos en las instituciones financieras?
“Hay que buscar las inversiones que sean de menor riesgo, sobre todo las personas que no son expertas en el tema financiero. En períodos de tanta incertidumbre la seguridad es importante. Las personas que están entre los 50 ó 55 años deben optar en sus fondos previsionales por los más conservadores como el E y D. En el caso de quienes les falta mucho por jubilar y han tenido mermas en sus fondos por tenerlos en los más riesgosos, no les conviene cambiarse, porque estarían asumiendo la pérdida; deben esperar a que las condiciones mejoren para revertir esa situación. Para los que desean adquirir una vivienda todavía es un buen momento en la medida que la tasa ofrecida sea del orden del 4%, siendo factible ese rango dado que hay una tendencia a su estabilización e inclusive a que pueda bajar levemente. En cuanto al valor de los créditos, todo dependerá de la calificación de riesgos que haga el sistema financiero respecto de quienes lo solicitan. La clave es la austeridad y ahorrar para comprar, evitando pedir créditos de consumo que son de alto costo. Ahora, si una persona se ve obligada a solicitar un préstamo, lo recomendable es que opten por uno más flexible y a más largo plazo”.
– Economías como la de Estados Unidos, Europa y Japón tienen un crecimiento casi nulo o simplemente están ya estancadas ¿Qué riesgo representa esa situación para las exportaciones regionales?
“Son socios importantes para la economía nacional, pero para la región el estratégico es el Sudeste Asiático. También se puede prever que la economía china continúe incrementando la demanda de cobre chileno, generando más divisas y un precio del dólar bajo para nuestro país. Eso genera una tensión muy fuerte en los productores agroindustriales y puede significar una menor absorción de mano de obra en las provincias de Ñuble y Biobío, debido a la caída en el valor de sus exportaciones”.
-¿Qué pasa con la alta cesantía y la incapacidad que tiene el aparato productivo regional para generar mayores niveles de empleo?
“Hoy tenemos una tasa de desocupación del 8,2%. Como Corbíobío hemos planteado que la Región debe bajarla como mínimo en un punto para alcanzar el promedio nacional. Para acortar esa brecha, tenemos que tener proyectos de envergadura en infraestructura con mejores caminos y puertos, pero también que se invierta en ciencia y tecnología para mejorar la competitividad en innovación. En eso estamos quedando atrás, porque desde hace muchos años no ha existido la voluntad política de parte del Estado para resolver los problemas y potenciar el crecimiento de Biobío. Hay que considerar que desde 1960, nuestra región crece menos que el promedio nacional. Enfrentamos un complejo escenario, porque estamos saliendo de los efectos de la crisis subprime y de toda la demanda no resuelta que genera el proceso de reconstrucción tras el terremoto y posterior tsunami del 27 de febrero del 2010”.
– Pero ¿qué inversión y medidas concretas se requieren para que la zona pueda nivelar su economía al promedio nacional?
“Hay una propuesta concreta de doce puntos que elaboró Corbiobío, y que plantea descentralizar la inversión pública; mayor autonomía para las regiones, invertir en Pymes y reformas políticas para un real proceso de descentralización y participación ciudadana, junto con potenciar la innovación con circuitos concretos. Se trata de un conjunto de políticas que no corresponden a la macroeconomía, porque la Región no crecerá porque exista una tasa de interés más baja o un tipo de cambio diferente, sino por medidas concretas que se apliquen localmente y que estimulen el desarrollo de nuestra infraestructura productiva”.
 -¿Qué cambios hay que introducir en la estructura productiva regional de exportaciones casi primarias para generar más inversión y empleo?
“Si miramos las exportaciones en dólares FOB en 1990, el sector forestal explicaba el 64% del total regional; el alimento con los productos del mar, un 21%, y el manufactura el 14% restante. Han pasado 20 años y ahora el forestal representa un 77%; el alimento cayó en 10% y otras manufacturas en 13%. Es decir, nuestra canasta exportadora en vez de diversificarse se ha concentrado. Además, la innovación sólo se ha dado al interior de la cadena forestal exportadora existente, pero no para generar nuevos productos. Pese a contar con la materia prima y todas las condiciones, no hay una gran industria del mueble ni tampoco de viviendas a gran escala, pese a la eficiencia energética y la seguridad que implica hacerlas de ese material. El desafío es diversificar la oferta exportadora, tanto en el sector forestal como en el pesquero. En este último ámbito se requiere aclarar muy bien el marco regulatorio, pero definido desde la Región y no desde un escritorio en Santiago. Es decir ¿cómo distribuir las cuotas pesqueras de manera tal que aumentemos la innovación para darle mayor valor agregado y le entreguemos sustentabilidad a los recursos pesqueros, con participación del sector industrial y artesanal?
-¿Atenta contra el despegue de la zona la fuga de talentos y mano de obra calificada, pese a la existencia de numerosas universidades que los forman?
“Hay un problema de retención de capital humano. Hay lugares donde es mucho más pronunciado como en Los Ángeles, donde las generaciones de entre 24 a 40 años dejan la ciudad. Esa fuga se combate con buenas oportunidades de trabajo, remuneraciones y también ofreciendo condiciones de habitabilidad que sean atractivas para las personas y sus familias. Sin ellas continuará el déficit de profesionales y de mano de obra calificada que, por ejemplo, se está haciendo crítica hoy en el sector construcción de la zona”.
-Si hay un diagnóstico compartido sobre los problemas y desafíos de la Región ¿Qué impide tener una ruta de navegación de consenso para abordarlos?
“Hay una estrategia de desarrollo aprobada hasta el 2014. Luego del terremoto del 27-F se diseñó un Plan Maestro y hace un mes se lanzó el Plan Bíobío. Si hoy usted me pregunta como ciudadano ¿cuál es la carta de navegación que tiene la Región? No tengo claridad. Por ello es crucial que tengamos un instrumento o estrategia única de desarrollo sujeta a las adecuaciones en función de requerimientos o coyunturas que se produzcan. Un elemento clave para tener éxito en ellas es que los planes se diseñen acá y que sean con compromisos de inversión pública a largo plazo en infraestructura, educación, ciencia y tecnología. Eso no ha sucedido ni con el Plan Maestro ni con el Plan Bíobío, porque han sido elaborados en Santiago. La ciudadanía demanda transparencia, en el sentido que existan indicadores claros de cumplimiento de los montos y plazos de la inversión pública proyectada que pueda ser conocida por todos”.
-¿Qué rol debe jugar el sector privado en potenciar la actividad productiva de la Región del Biobío?
“El sector privado es tan centralista como el Estado o acaso más. Por ejemplo, cualquier crédito que supere los 50 millones de pesos es resuelto en Santiago por el sistema financiero. La gerencia de las principales empresas que operan en la Región está en la capital y, por lo tanto, no tenemos sus interlocutores acá. Lo que buscan los privados es maximizar sus ganancias en el largo plazo. Con esa lógica para invertir, necesitan requisitos básicos- en su gran mayoría de responsabilidad del Estado- como la existencia de infraestructura y desarrollo urbano; condiciones de producción; difusión de la innovación y una institucionalidad que facilite la actividad privada. En la medida que como zona seamos capaces de ofrecerlas, atraeremos capital y nuevas actividades productivas.  Un ejemplo práctico es todo el desarrollo urbano y comercial que se generó para Concepción con la recuperación del sector Costanera y también lo ocurrido con el mejoramiento de la avenida Los Carrera”.

O’Higgins 680, 4° piso, Oficina 401, Concepción, Región del Biobío, Chile.
Teléfono: (41) 2861577.

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