El crecimiento de las ciudades tanto en tamaño como en cantidad de población trae aparejada la obligación de gestionar las urbes teniendo como norte los diferentes requerimientos de sus habitantes, para asegurarles espacios confortables, seguros y que den respuesta a sus necesidades sociales, culturales y ambientales.
En los últimos años, Concepción ha ido incorporando esta noción, que se ha hecho visible en grandes proyectos que se materializaron para satisfacer diferentes necesidades de la población y que, de paso, contribuyeron a hermosear el rostro de la ciudad y para recuperar espacios públicos que fomenten la vida urbana.
Quizás la más representativa en este último aspecto es la Rambla Diagonal Pedro Aguirre Cerda, que rediseñó esta particular calle, creada para unir el Barrio Universitario con el centro penquista, para reconocer su vocación peatonal. Asimismo, una importante modificación en las arterias del centro fueron los 6,2 kilómetros de ciclovías de alto estándar que ya son visibles en diferentes sectores de la ciudad. Tanto éxito han tenido, que según el Portal de Datos de Ciclovías del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, algunas de ellas están entre las cinco más usadas en el país.
Y si de obras de infraestructura vial se trata, el alivio que en este último mes ha entregado la puesta en marcha de la vía soterrada de la rotonda Bonilla ha sido, sin duda, una de las mejores noticias para quienes a diario usan este principal acceso a la capital regional.
Éstas y otras de mayor data, como el nuevo estadio Alcaldesa Ester Roa Rebolledo y el Teatro Regional del Biobío, son obras que no sólo implican progreso y beneficios, sino que en su conjunto suman puntos para ir construyendo un nuevo Concepción.
El sólido soporte de la cultura regional
Por años, Concepción y la Región del Biobío anhelaban contar con un espacio a la altura de las expresiones artísticas que se desarrollan en la zona, y que vienen de la capital y del extranjero. El Teatro Regional del Biobío, ubicado en la costanera de Concepción, inició sus operaciones en marzo de este año, luego de un largo proceso de diseño y construcción que se comenzó a gestar después de 2010, tras la convocatoria del Consejo de la Cultura y las Artes.
Fue el arquitecto chileno, Smiljan Radic, conocido por obras como Serpiente Pavilion en Londres, Restaurant Mestizo, Museo de Arte Precolombino, Nave y Bodega Viña Vik, quien se adjudicó el primer lugar en el concurso público que definió su diseño. Se trata de una estructura de más 10 mil metros cuadrados, de seis niveles, y que se impone en todas las vistas de la ciudad, junto al río Bío Bío. “Éste no es el típico teatro al que uno está acostumbrado en Chile. Hay un espacio público dentro de él que es tremendamente importante porque genera interacción social, como ocurre en los de Europa”, explicó en su momento Radic, cuando se alistaban los últimos detalles para su inauguración.
El Teatro del Biobío se ubica justo al lado del Memorial a las víctimas del 27F, lo que hace que ese sector tenga un sentido potente y atractivo arquitectónicamente hablando. Dentro de sus espacios destaca una gran sala de teatro y la sala de cámara, ambas creadas para tener diversos usos. La primera, tiene una capacidad para 1.200 personas, y la segunda, para 250 butacas.
Aliocha de la Sotta Martínez, directora que estuvo recientemente en el Teatro Regional presentando la obra El Dylan, con la compañía La Mala Clase, destacó las virtudes de las instalaciones de esta megaconstrucción. “Fue una experiencia muy satisfactoria, como directora de teatro nacida en Concepción y para la compañía. Fue gratificante llegar a un espacio tan confortable como ése, con tantas comodidades y donde realmente está todo listo y dispuesto para realizar obras. Contar con dependencias totalmente profesionales para realizar nuestro trabajo siempre es positivo y agradable. Lo más estupendo para nosotros, como artistas, es que hayan espectadores para ver nuestra labor y la organización. Valoramos como compañía que nuestro trabajo pudiera llegar a tanta gente, pues hubo casi mil personas por función”, destacó.
Aunque muchos han cuestionado su estética, la verdad es que el centro cultural destaca por su robustez y sus atributos modernos y ecológicos. El teatro fue construido para funcionar con eficiencia energética gracias a que su superficie está cubierta por una capa que absorbe la energía y que funciona para que se mantenga el sistema de climatización.
La rambla penquista
Es una de las vías más “jóvenes”, pero también más peculiares de Concepción, tanto por sus dimensiones como por ser la única de la ciudad emplazada en forma de diagonal. Se construyó tras el terremoto de 1939, para unir la Universidad de Concepción -el único plantel de educación superior en aquella época- y el centro penquista, como una forma de promover la imagen de ciudad universitaria. Fue bautizada como Diagonal Pedro Aguirre Cerda, en honor al Presidente que creó la Corporación de Reconstrucción y Auxilio, entre cuyas obras para levantar la zona devastada por el terremoto estaba dicho proyecto.La Diagonal se planeó como un espacio distinto a lo que ya existía en Concepción. Una calle con un ancho superior al habitual entre líneas de edificación, una altura acotada para edificios y una arborización que la proyectaba como una especie de avenida. Las plantas bajas de los edificios que en ella se emplazaron tuvieron un destino comercial, mientras que los pisos superiores, uso habitacional.
Con el paso del tiempo, el flujo de personas que utilizaba esta vía para ir desde el centro hasta el sector de la universidad, y viceversa, le dieron un carácter semipeatonal. Sin embargo, el incremento del flujo vehicular que transitaba por ella, el deterioro de su pavimento y paisajismo y la aparición de pubs y restaurantes que ocupan las veredas como proyección de sus locales, hizo necesario cambiar su diseño para recuperar ese espacio público para los habitantes de la ciudad.
De esta manera se configuró un proyecto de desarrollo urbano, estilo rambla, que fue elaborado por el municipio, con el que se completó una importante fase del Eje Bicentenario, que se inicia en la Biblioteca de la UdeC y culmina en la ribera norte del río Bío Bío.
Fue materializada en dos etapas. Contempló la ampliación de las veredas para agilizar el desplazamiento de los peatones, el uso de adocretos en ellas y en la calzada, iluminación eficiente, señalización y demarcación, incorporación de mobiliario urbano y el aumento de la arborización. Además se definió a la diagonal como Área 30, o de tránsito calmado, para facilitar la circulación de bicicletas.
La primera fase, que fue financiada mediante el Fondo Espejo del Transantiago, se ejecutó entre 2012 y 2013, y consideró mejoramientos desde O’Higgins hasta San Martín. La segunda, en tanto, comenzó a materializarse tres años más tarde. Se construyó con presupuesto del municipio y del Gobierno Regional.
Bernardo Suazo, arquitecto y Decano de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Geografía de la UdeC, califica este proyecto -que fue completado en su totalidad el año pasado- como “un aporte para Concepción”. En primer lugar, sostiene, reconoce la vocación peatonal de la diagonal, pero también se propuso un diseño que permitió acoger distintas actividades con lo que se revitalizó este sector característico de la ciudad.
“Logró mezclar muchos usos. No es un pasillo donde sólo circulan las personas, sino que tiene una configuración de contenidos que invitan a permanecer en ella. Hay restaurantes, cafeterías, oficinas, consultas médicas, pero también viviendas. Todo eso permite un aprovechamiento continuo, porque cuando una actividad cierra, la otra vive. Cuando cierran las oficinas, aumenta la actividad en los restaurantes, eso es muy entrenido, porque es lo que toda ciudad busca, un mix de usos”.
Un lujo para mucho más que fútbol
El estadio Ester Roa Rebolledo se ha convertido en los últimos años en un orgullo para los deportistas y ciudadanos de Concepción. Fue inaugurado en 1962, y es el tercer estadio más grande de nuestro país, luego del Estadio Nacional y el Monumental. Tras remodelarse en 2015 para recibir la Copa América y la Copa Mundial de Fútbol Sub-17, pasó a ser uno de los más modernos de Chile, gracias a sus altos estándares de equipamiento.Esta remodelación tuvo un costo de $ 30 mil 560 millones y la Municipalidad de Concepción, como propietaria del recinto deportivo, fue la mandante de la obra. En cuanto a su capacidad, el recinto deportivo tiene 30.261 butacas azules y amarillas traídas desde España, para destacar los colores de la ciudad, desde las cuales se pueden apreciar todos los ángulos de la cancha. Está provisto de iluminación de última generación, gracias a la instalación de más de 200 focos que permiten transmisiones televisivas HD. El antiguo marcador fue reemplazado por dos pantallas que miden 28 metros cuadrados.
Su cancha mide 107 por 67 metros (7.169 m2), sembrada con Ray Grass, la que es mantenida con riego tecnificado, controlado desde un tablero programador, y un sistema de drenaje capaz de absorber 70mm/hr de agua caída.
La cubierta de las tribunas fue encargada a la empresa mexicana Lonas Lorenzo, y consta de 60 paños con forma de trapecio hechos de una membrana resistente a las condiciones climáticas de la zona. El estadio cuenta también con un edificio VIP, con seis pisos y dos ascensores, para invitados especiales y para la prensa, incluyendo 12 casetas para radios y cuatro para canales de televisión.
Y aunque este recinto suele asociarse al fútbol, el Ester Roa alberga mucho más que la pasión de multitudes, pues en él se desarrollan múltiples disciplinas deportivas. Para ello existen 10 salas multiuso y una sala museo para guardar y exponer la historia del recinto de Collao.
Jorge Grosser, entrenador nacional de Atletismo, explica que el Ester Roa está al servicio de muchos deportistas, y que lo que siempre observa es que en él conviven diversas actividades físicas, pues se practica halterofilia, judo y otras disciplinas. “Nosotros ocupamos el recinto todos los días y, realmente, hay que agradecer las facilidades que tenemos con los atletas. Las instalaciones son estupendas, así como la voluntad de los funcionarios. Técnicamente es un estadio impecable y puedo decir con propiedad que, en mi experiencia, es el mejor y más bonito de Chile. Y yo conozco muchos a lo largo del país. Creo que Concepción merece este estadio, que realmente es un lujo”.
El “nuevo aire” para el principal acceso a Concepción
Según cálculos del Ministerio de Obras Públicas, el soterramiento de la rotonda Bonilla disminuiría en 30 % el tiempo de desplazamiento de los vehículos que utilizan el principal acceso a Concepción.
Este proyecto de infraestructura vial es una de las 37 obras contempladas en el convenio de Obras Complementarias de la ruta Cabrero–Concepción, y vendrá a mejorar la calidad de vida de los 2.500 automovilistas que usan este acceso en horas punta.
El soterramiento cubre aproximadamente 500 metros de extensión, tiene dos pistas por sentido que están separadas por un bandejón y, en su parte más profunda, posee una altura de seis metros cincuenta.
Héctor Díaz, ingeniero civil, especialista en planificación de sistemas de transporte urbano e infraestructura vial, explica que este tercer nivel que se anexó a la rotonda Bonilla aumentó la capacidad del nudo vial y proveyó de más infraestructura para que los flujos directos -que provienen desde Cabrero o Florida y se dirigen hacia Talcahuano, o viceversa,- no tengan que detenerse ni se vean influenciados por otros flujos.
“Esto tiene grandes beneficios: disminuye los tiempos de circulación y la congestión, lo que a su vez reduce la contaminación y las emisiones de ruido. Asimismo, hace que la ciudad se vuelva más competitiva y potencia el sistema portuario, pues facilita la conectividad con los terminales marítimos de la Región”.
Agrega que las ciudades son “organismos vivos” que están en constante crecimiento y, por lo mismo, van presentando nuevas necesidades; sin embargo, este proyecto vial debería ser viable por al menos 20 años.
Capital de la bicicleta
La idea de que la calle es un espacio compartido y que, por lo tanto, debe acoger diferentes tipos de movilidad, motivó que en el año 2014, el Gobierno se impusiera el desafío de construir 190 kilómetros de ciclovías de alto estándar en el país. 6,2 de ellos correspondieron a Concepción que, con este proyecto, llegaría a sumar 18 kilómetros de vías exclusivas para bicicletas ubicadas en diferentes puntos de la ciudad.Previamente, el municipio había realizado un levantamiento de información a través de la Oficina Ciudadana de la Bicicleta (Ocbi), en conjunto con universidades locales y organizaciones sociales, que le permitió configurar un plan maestro con las principales arterias que requerían de dicha infraestructura. Esa información se compartió con el Minvu, organismo a cargo de impulsar el plan, lo que determinó que finalmente éstas se construyeran en los ejes viales de O’Higgins, Cardenio Avello, Ongolmo, Manuel Rodríguez, Angol y Janequeo.
Que tuvieran un alto estandar consideraba modificaciones sustanciales respecto de las ciclovías que ya existían en la ciudad. La principal era que ahora tendrían su emplazamiento en la calzada, para evitar que fueran ocupadas por peatones, como ocurría en otras vías para este tipo de transporte en la capital regional. De esta manera, a medida que se fueron completando las etapas, los penquistas comenzaron a observar la aparición de ciclovías en las calles, hechas de hormigón y dotadas de una faja de segregación e intersecciones demarcadas de color. Además, se añadieron lámparas para bicicletas en las esquinas semaforizadas, hitos verticales para indicar el radio de giro vehicular motorizado y un contador de flujo de circulación.
Estos 6,2 kilómetros se enlazaron con las ciclovías previamente construidas, de manera de ofrecer una real alternativa de conexión para los ciclistas dentro de Concepción.
Que este proyecto se destinara al perímetro céntrico tenía como base, además, la idea de promover el transporte en bicicleta para acceder al núcleo de la ciudad y así desincentivar el uso de automóviles.
En este último punto tiene especial importancia la ciclovía de avenida O’Higgins, pues es la única de su tipo en el país que está emplazada en la principal vía de tránsito de una ciudad.
El uso que los ciclistas están haciendo de esta infraestructura, sumado a la cantidad de kilómetros contruidos, ya hace pensar a muchos que Concepción podría convertirse en la capital de la bicicleta. Una idea que no parece estar tan lejana si se tiene en cuenta que -de acuerdo con el Portal de Datos de Ciclovías del Minvu, que registra el promedio de tráfico de 68 contadores electrónicos ubicados en diferentes vías para bicicletas del país-, la ciclovía de Roosvelt se ubica en el número uno de las más usadas, y otras dos, Manuel Rodríguez y O’Higgins, entre los cinco primeros lugares.