Desde bombas que transforman el aire del exterior en agua caliente y calefacción central, hasta aislantes térmicos en base a fibra de lana de oveja son las opciones disponibles.
Existen varias formas de ahorrar energía en calefacción. Están las formas pasivas, que se logran gracias a un buen diseño arquitectónico con una aislación térmica adecuada y que aproveche la radiación solar, y las formas activas, que son las tecnologías de calefacción y eficiencia energética.
Según explica Andrés Rodríguez, de EnerSolution, dentro de lo que ofrece el mercado están las bombas de calor aire-agua, que aprovechan la energía del ambiente exterior para convertirla en frío, calor y agua caliente al interior de una casa. Otra opción son las calderas de condensación, que hacen que el vapor de agua de los gases de combustión en el ambiente, y que contienen energía, sean recuperados y se transformen en una fuente para calefaccionar o para calentar agua, las que se aplican en losa radiante o radiadores. “Los sistemas solares térmicos también pueden ser adecuados en algunas condiciones, ya que cuando hay exceso de energía, como en verano, se puede utilizar para transformar una piscina en temperada”, detalla, dando un ejemplo de lo que ofrece el mercado y su empresa.
Pero el mercado sigue entregando más, como las láminas de calefacción infrarroja, ofrecidas por eBass, que, “aunque muchos creen que implica un alto consumo de energía y, por ende, más gasto, no es así”, explica Mauricio Pinto, de la empresa eBass, agregando que este sistema de calefacción es el más económico en cuanto a costos de instalación, funcionamiento y mantenimiento. “Además, es más saludable, pues no produce remolinos de polvo y evita la deshidratación del aire, no necesita gran espacio, es silencioso, sin olor, libre de mantenimiento y muy seguro”. Funciona intercambiando ondas de calor, por lo que la energía eléctrica se transforma prácticamente en un 100 % en irradiación de calor mediante la impresión de carbono.
En general, la problemática de la energía a nivel de viviendas se debe abordar de dos maneras, indica el experto Francisco Arriagada, director ejecutivo de Sociedad de Materiales para Construcción: “Con cómo es calefaccionada una vivienda, y cómo se mantiene el calor al interior de ella. El primer punto es difícil de abordar, sobre todo en la zona sur, ya que las fuentes de calefacción más económicas (leña) son las responsables de altos volúmenes de polución particulada, que genera, incluso, que se decreten emergencias ambientales asociadas a su uso”, asegura.
En cuanto a los materiales aislantes utilizados en viviendas, y que tienen como principal misión energética evitar la pérdida de calor desde el interior de ellas, explica que cerca del 65 % de ese calor se pierde a través de los techos, paredes y suelos, y que cada elemento constructivo necesita la incorporación de un material que resista el paso del calor, ya que los materiales estructurales (vigas, tabiques, entre otros) poseen una baja resistencia térmica.
En Chile existe una amplia variedad de materiales aislantes en el mercado, siendo los materiales minerales (lana de vidrio y roca) y sintéticos (poliestireno expandido) los más utilizados. Algunas alternativas menos convencionales son el corcho, el hormigón celular y materiales vegetales procesados.
Uno de los innovadores productos que ofrece la firma de Arriagada es Bioaislant, material aislante flexible, creado en Chile, elaborado en base a lana de oveja especialmente procesada para ser usada con fines industriales. “Las ventajas técnicas de Bioaislant están centradas en la seguridad que ofrece este material para los instaladores de aislación, ya que al no tratarse de materiales peligrosos, no constituyen un riesgo”, recalca.