32 años, arquitecta y militante de RD. Su idea es lograr una carta fundamental habilitante, que ofrezca un marco para que las discusiones puntuales se generen en el Congreso. “El error del pasado fue hacer una constitución que definía cosas que el esfuerzo legislativo tenía que lograr”, dice. Se define como una persona “no peleadora”, que escucha mucho y habla menos, como le enseñó su mamá. Por eso al consejo -asegura- llegará a conversar con todos. “Me interesa que este proceso resulte”, remata.
Por Pamela Rivero J./ Fotografías; Gino Zavala B.
Una joven pareja se le acerca en uno de los tantos cafés que tiene Concepción. La saludan, le comentan que votaron por ella, la abrazan y la felicitan por su triunfo. También le desean suerte, “lo mejor”, para el trabajo que comenzará el 7 de junio, el día de la instalación del consejo constitucional, el órgano encargado de preparar una nueva propuesta de carta fundamental a los chilenos.
Ella sonríe, también los abraza y, sobre todo, les agradece el apoyo. Cuenta que está viviendo días muy bonitos. “He recibido mucho cariño. Son muestras de afecto que vienen además con una tremenda responsabilidad, por la labor que me corresponderá”, explica. Por lo mismo, estos también han sido días de preparación, de trabajo, de estudiar, de armar equipos y de muchas conversaciones, sobre todo con sus padres, que -asegura- están muy presentes y preocupados por lo que viene. “Mis papás son mis amigos. Ellos siempre me han apoyado y entregado su sabiduría. De mi madre, sobre todo aprendí que hay que ser prudente, que hay que escuchar más y hablar menos. Esos consejos me han servido para alcanzar mis logros, como este, por ejemplo”.
Paloma Zúñiga Cerda tiene 32 años. Es arquitecta y hasta antes de inscribir su candidatura al consejo trabajó en el Minvu, en Bienes Nacionales y en oficinas privadas. Milita en Revolución Democrática, y el 7 de mayo resultó electa consejera constitucional por la circunscripción 10 (Región del Biobío) con el 9.9%, (88.081 votos). Será una de las 16 voces del bloque Unidad para Chile en el órgano constituyente.
Garantizar vivienda de calidad, seguridad y equidad para Chile fueron los ejes de su campaña.
-¿Cuándo se dio cuenta que su candidatura había “prendido”?
“Dos semanas antes de la elección. Iba a un café y el mesero me decía, ‘voy a votar por ti’. En la calle, las señoras me paraban, me daban su apoyo y me decían que toda su familia me iba a dar su voto. Nuestras redes sociales empezaron a explotar días antes de la elección, y la página web llegó a tener cinco mil visitas diarias”.
-¿Pasó algo que produjo ese cambio en esos días?
“Pienso que en esos días la gente empezó a buscar su candidato o candidata. Y como nosotros habíamos hecho una campaña territorial extensa, recorrimos 10 mil kilómetros, estábamos bien posicionados. Por eso, a la hora de decidir, ya me conocían y sabían cuál era mi propuesta”.
-Usted había sido candidata a Core, ¿ayudó esa experiencia?
“Sí, pero esa campaña fue distinta. La hice prácticamente con dos chiquillas que me apoyaron. En esta última, en cambio, me preocupé de profesionalizar mi equipo. Pedí un crédito para financiar mi campaña, y también recibí varios aportes, pero el grueso lo cubrí yo. Nos centramos en las bases. Tratamos de hacer alianzas con la mayor cantidad de concejales y líderes territoriales de las comunas del Biobío, entonces, cuando nos tocó ir a pedir apoyos a los alcaldes u otras autoridades, ya sabían quiénes éramos y qué estábamos haciendo”.
-¿Cómo partió su interés por el trabajo político?
“Siempre tuve un interés social, fui voluntaria de Infocap, por ejemplo. Eso era parte de mi persona y también de mi crianza. Cuando apareció la apertura a modificar la constitución, yo dije: ‘Me involucro’, porque mi interés por el cambio constitucional era desde siempre. En el primer proceso estuve muy activa, principalmente con los ciclistas. Armamos cicletadas con organizaciones de mujeres, donde llegaban 2.000 personas a favor de la idea de cambiar la constitución. En el proceso, fundé un movimiento político a nivel nacional, que se llamó Partido Alternativa Feminista, pero finalmente no logramos constituirlo como partido político. Ahí tomamos la decisión de trabajar en nuestros territorios, y entré a la asamblea popular, donde sacamos a un convencional, Bastián Labbé. Comencé a militar en Revolución Democrática, y colaboré en el equipo territorial de la entonces convencional Amaya Álvez. Recorríamos las comunas haciendo vocerías, explicando de qué se trataba el proceso, cuáles eran las propuestas y llevando lo que pasaba en la convención a los territorios”.
-Y desde esa posición ¿esperaba que el 62% de los votantes rechazara esa propuesta?
“Llegó un punto donde sabíamos que iba a ganar el rechazo. No por tanto, pero lo pensamos. Había demasiada mentira en el aire. Por ejemplo, esto que te iban a quitar la propiedad”.
-¿Solo a eso atribuye la derrota?
“Obviamente no había pertenencia con la plurinacionalidad y con otros temas. También considero que la estrategia del texto no fue buena, en el sentido de hacer una constitución programática en lugar de una habilitante, que era lo que al menos yo postulé desde el principio. Un texto habilitante permite que las discusiones puntuales se generen en el Congreso, y no en la carta fundamental. Eso fue un error, porque tú no puedes hacer una constitución que defina cosas que el esfuerzo legislativo tiene que lograr. Eso se hizo muy presente en la campaña para el plebiscito de salida, acompañado también de mentiras, como aquella de que se iba a modificar el derecho a la propiedad”.
-¿Cuál es su lectura del triunfo del Partido Republicano el 7 de mayo último?
“La ciudadanía está desilusionada de la política, o de lo que yo llamaría el poder constituido. Justamente, el Partido Republicano no representa a ese poder constituido, entonces creo que fue el mismo efecto que pasó con el proceso constitucional pasado. En esa ocasión, el poder constituido era la derecha y el no constituido, los movimientos sociales. Por eso la ciudadanía se inclinó hacia quienes no estaban en el poder. Pienso que ese mismo efecto lo volveremos a ver en las siguientes elecciones, mientras no logremos que la clase política en general consiga entregarle resultados a la ciudadanía, para que la gente sienta que hay un trabajo hacia ella”.
Derecho a la vivienda de calidad
-Usted en su campaña proponía la construcción de un nuevo Chile, pero también sostenía que los cambios debían hacerse de forma responsable, ¿a qué se refería específicamente con esto último?
“Al tipo de Estado, porque quedó la sensación de que la constitución venía radicalmente a cambiar todo, y eso es falso de entrada, porque ninguna carta fundamental hace eso. Todos los procesos constitucionales son a largo plazo, pero como no tenemos educación cívica en Chile, se genera esta idea de que los cambios son radicales. Por eso quisimos agregar la responsabilidad, porque de hecho incluso las bases constitucionales hablan de un cambio de tipo de Estado de manera progresiva y con responsabilidad fiscal, que es lo correcto y como realmente funcionan los cambios. Nosotros queríamos entregar estabilidad y seguridad a la ciudadanía, respecto de nuestro actuar dentro del proceso”.
-¿Está conforme con lo que propone la comisión experta sobre el derecho a la vivienda adecuada, preferentemente propia y cuya satisfacción del derecho será progresiva?
“En casi todo, excepto en lo de adecuada, porque eso apunta a un mínimo, y eso es lo que nos genera la vivienda social de 57 metros cuadrados, que no son suficientes para una familia de cuatro o cinco personas. Tenemos que avanzar de lo adecuado a lo prudente para que una familia se desarrolle, y ahí la calidad tiene un rol importante. La calidad es una palabra más técnica, entonces, cualquier constructor, arquitecto o ingeniero que lea la palabra calidad, va a entender hacia dónde apunta técnicamente un proyecto. Y eso es muy interesante, porque cuando habla (esa artículo de la propuesta) del estado social a través de entidades públicas y privadas, lo que nos permite es que el Estado tenga la capacidad en un futuro de poder construir, que es lo que necesita hoy día Chile para suplir el déficit habitacional: que el privado y el Estado puedan construir viviendas, y la competencia que va a generar va a apuntar a aumentar la calidad de la vivienda”.
-¿Qué otros derechos debe asegurar la constitución?
“El derecho humano a una seguridad social, o sea, el tema de las pensiones. Me genera mucha molestia que como sociedad aceptemos que nuestros adultos mayores vivan en la pobreza. Tenemos adultos mayores que venden mentitas en las calles, que piden plata en las calles, y si eso no nos afecta como humanos, como chilenos y chilenas, me parece muy impresionante. Mi postura es que la constitución necesita tener una mirada respecto sobre de quién está hablando en el tema de seguridad social. No está hablando de la fuerza joven trabajadora, sino que se está refiriendo a un grupo vulnerable, como son nuestros adultos mayores”.
-En la práctica, ¿de qué manera la constitución se puede hacer cargo de eso?
“A través de un sistema de pensiones que sea por un parte público y, por otra, privado, tal como lo define el tipo de Estado. Nuestro referente de sistemas de pensiones público o estatal es el de las Fuerzas Armadas. Sabemos que es carísimo, y que sería irresponsable pensar que todos vamos a poder tenerlo, pero es el mejor referente que podemos tener de cómo en lo concreto funciona el sistema. Mi padre es jubilado por las Fuerzas Armadas, y es un adulto mayor que vive una hermosa vejez, que no está preocupado de los recursos a fin de mes, que puede salir con los nietos en paz. Ese modelo de vejez, que es el de mi padre, a mí me gustaría que lo tuviera toda la población chilena”.
-El problema es cómo.
“A través de instituciones estatales y privadas, por supuesto”.
-Y la actual reforma de pensiones que se está debatiendo, ¿qué le parece?
“Me parece una buena reforma. Creo que hacia allá tenemos que apuntar, pero ese tipo de reforma o detalle lo ve el Congreso, no la constitución. La constitución es la que da el mandato. El objetivo es que el seguro social sea de calidad, que me parece que debería ser transversal en todos los derechos sociales, porque con ello se está hablando de inmediato de un estándar que es positivo”.
-¿Cómo proyecta que será la acogida que tendrán sus ideas en la propuesta constitucional, considerando que su conglomerado no tendrá mayoría en el órgano constituyente? ¿Cómo ve eso?
“Más que cómo yo lo vea, depende mucho de cómo republicanos asuma este poder constituyente. Uno de los errores que cometió nuestro sector, entendiéndolo como el amplio sector, porque el Frente Amplio era solo una porción de este, fue reducir la discusión a lo que nosotros pensábamos que debía ser. Creo que ahora republicanos tienen una responsabilidad de aprendizaje con los errores del proceso pasado, y deberá demostrar su capacidad de gobernanza y lograr un resultado donde todos nos sintamos parte de este proceso”.
“No soy una persona peleadora”
-Durante su campaña usted destacaba que era hija de carabinero. ¿Cómo le afectaban las críticas que a partir del estallido social se hacían a la institución de la que él era parte?
“Creo que al igual que en dictadura, Carabineros fue cooptado por una decisión política que me pareció un error de base, porque un presidente no puede darse el lujo de dejar a estudiantes mutilados a través de las policías. Me impresionaron mucho las malas decisiones que tomó la institución, porque eran decisiones políticas. Y en eso tenemos que ser muy cuidadosos”.
-El tema de la seguridad fue algo que trabajó mucho en su campaña. ¿Hacia dónde va su propuesta?
“Como movimiento de mujeres hemos dicho hasta el cansancio que una vida libre de violencia -de todo tipo- es un derecho que debería estar en la constitución. No estoy a favor de ningún tipo de violencia, por lo que quiero trabajar para su erradicación”.
-¿Y el rol de Carabineros?
“Debemos tener la capacidad de ver cómo logramos que Carabineros sea una institución fuerte, que pueda realmente luchar en contra del crimen organizado. Lo primero es la profesionalización, la modernización y la inversión en tecnología. Y, por otra parte, creo que una de las respuestas que podemos dar a toda esta desorganización es el escalafón único, pues si queremos que los jóvenes entren a la institución, debemos promover que puedan hacer la carrera completa y que no tengan un tope, un techo de cristal. Mi papá, por ejemplo, entró a la escuela de suboficiales, y sabía que su tope era ser suboficial mayor, que no había otra opción de avanzar. Eso es lo que cambia el escalafón único”.
-¿Cómo ayuda eso al combate de la delincuencia?
“Tiene mucho sentido, porque el carabinero que está en la calle conoce a la población, conoce el centro, sabe quiénes son los que están cometiendo delitos. Ese conocimiento no siempre lo tiene quien da las órdenes. Cuando tú ves casos, por ejemplo, de carabineros que están deteniendo a la señora que vende lechugas en el centro, eso es por una orden que alguien dio. Esa persona claramente no está entendiendo dónde está el verdadero problema, como el narcotráfico. El conocimiento del carabinero de la c alle, de terreno es fundamental. También creo que deberíamos pensar en una policía de tránsito, no armada, y que Carabineros vuelva a cumplir su único rol, que es combatir el crimen”.
-Los desacuerdos que incluso escalaban a peleas fueron frecuentes en el anterior proceso constituyente. Hoy de todos lados se habla de aprender de los errores. ¿Cuál va a ser su ánimo en el consejo?
“No soy una persona peleadora, eso no es parte de mi naturaleza. No soy de conflictos o de levantar la voz y gritar. Yo voy a estar disponible para conversar con republicanos, con Chile Vamos, con todos. De hecho, durante la campaña me tocó conocer a Mónica Troncoso, candidata de Renovación Nacional, y tuvimos una relación muy simpática. También con Jorge Ulloa (UDI) coincidimos en un encuentro, y todo se dio en un tono de mucho respeto. Creo que ese es el espíritu, porque a mí me interesa que funcione este proceso. Eso es mucho más importante que los egos y todo eso que evidentemente fue un fracaso en el proceso pasado. Esa falta de solemnidad frente a la responsabilidad que significa escribir la constitución se vio reflejada en el resultado”.
-¿Que la dejaría satisfecha como consejera?
“Una constitución habilitante, que no esté ideologizada hacia ningún lado, sino que permita el diálogo en el Congreso. Que no sea como la actual constitución, que no te permite discutir ciertos asuntos porque de entrada son inconstitucionales. Y el problema es que el Chile de hace 50 años y el de hoy son distintos. Entonces esos debates se tienen que dar hoy en la política. El candado de la actual constitución ha hecho que el sistema político no tenga la confianza que uno esperaría que debería tener de parte de la ciudadanía. Además, pienso que hay que quitarle ese dramatismo que algunos le dan al proceso. Hay mucha gente que dice esta constitución va a ser súper de derecha, no la queremos, pero mi respuesta es veamos, tengamos paciencia. Veamos qué va a salir de este texto y vayamos tomando decisiones que sean prudentes. Miremos más allá de los prejuicios que todos tenemos”.