Este año hemos enfrentado tremendos cambios en nuestra forma de vivir. El más evidente: pasar de tener absoluta libertad para circular por las calles, trotar, acudir a parques, a playas, o compartir sin limitación con nuestros padres, hermanos y amigos, a vernos obligados a mantener distancia y aislamiento social para protegernos del Covid-19.
Esta situación de cuarentena preventiva en casa, para muchos ha significado una condición de estrés, de inquietud, de depresión o de mayor ansiedad, lo que ha favorecido la aparición de nuevos casos de diabetes por sedentarismo y sobreingesta de alimentos ricos en carbohidratos y grasas. Este confinamiento también ha provocado que aquellos que ya padecían esta enfermedad, cursen cuadros de mayor gravedad, muestren glicemias elevadas e, incluso, sean hospitalizados por descompensaciones.
A este escenario se sumó el que los centros de salud hayan limitado la atención presencial de los pacientes crónicos y que, en caso de ser citados, muchos de ellos no acudan a evaluación por miedo a contagiarse. De hecho, hace poco se conocieron los resultados de algunos estudios sobre esta materia realizados en Chile, que mostraron que la inasistencia de pacientes llamados a controles por diabetes, hipertensión arterial o, incluso, cánceres, ha disminuido en un 60 % con relación a los tiempos de prepandemia.
Y es que esta crisis sanitaria nos ha afectados a todos. Tanto a los pacientes como al personal de salud, a los niños y a sus profesores, a nuestros padres y abuelos, a nuestros amigos. ¿Cuántos hemos debido dejar de ver a nuestros padres por largo tiempo para protegerlos del riesgo de contagio? ¿Cuántos adultos mayores físicamente activos han tenido que, responsablemente, alejarse de sus nietos o de sus vecinos, porque saben que corren más riesgos? ¿Cuántos niños y jóvenes no ven a sus amigos hace meses?
No ha sido un tiempo fácil y, quizá, la mayor angustia que nos aqueja es la falta de certezas sobre cuánto tiempo más deberemos vivir esta situación. Desgraciadamente, esa incertidumbre también ha favorecido una mayor ingesta de golosinas y desorden en los horarios de comida, que vinieron a sumarse a altos niveles de sedentarismo.
Si usted tiene diabetes, o presenta riesgos de padecerla, por condiciones de obesidad, sedentarismo, alteraciones de los lípidos o antecedentes familiares, le recomiendo:
1. Trate de incorporar a su vida diaria algún tipo de actividad física. Da igual si es baile entretenido, yoga, ejercicios de resistencia (uso de pesas o cargas), caminata rápida o andar en bicicleta. Recuerde que la pandemia ha dado pie a múltiples clases online, videos educativos y clases grupales: utilice esos recursos.
2. Ordene sus horas de comida y regule las porciones. No se mantenga en ayuno más allá de las 9:30 de la mañana, establezca horarios definidos para las comidas y trate de cumplirlos. Consuma al menos 2 litros de agua al día. Incorpore principalmente verduras y ensaladas en cantidades importantes y disminuya las porciones de carbohidratos (arroz, papas, fideos, pan). Considere como excepción hacer pan amasado, queques o repostería y, si lo consume, que sea en porciones pequeñas y no más de una vez a la semana.
3. Busque ocupaciones entretenidas durante el día, acordes a sus gustos: hacer una huerta, tejer, bordar, pintar, cantar, tocar un instrumento. Son muchos quienes han encontrado en estas actividades un sentido a este tiempo de aislamiento.
4. Si usted ya tiene diabetes, no deje de tomar sus medicamentos y, en lo posible, haga medición de glicemias para evaluar cómo está evolucionando. Recuerde que la diabetes es silenciosa, por lo que puede tener niveles de azúcar muy elevados y no mostrar síntomas. El medir la glicemia también le permitirá autocontrolarse, y “frenarse” ante alguna tentación de comida.
5. Lo más importante es que no deje de controlarse. Recuerde que hoy puede atenderse presencialmente, o también por teléfono o videollamada, si tiene miedo de contagiarse por salir de su casa.
Y, sobre todo, trate de enfocarse en las cosas buenas que tiene su vida, piense en sus seres queridos y sea responsable con su salud, de modo que cuando este periodo termine, pueda volver a reunirse con ellos.