El reto-respuesta que la pandemia del COVID-19 está provocando en estos días también se proyecta a la dinámica del sistema internacional, entendiendo por tal la interconectividad que se produce entre los diversos actores mundiales, principalmente, las interacciones entre los estados y los organismos intergubernamentales.
En ella juega un rol importante el ordenamiento institucional estructurado en torno a la ONU y a todas las organizaciones que se encargan de concretar los distintos ámbitos de su accionar (económico social, refugiados, salud, trabajo, entre otras). Tal como en otros requerimientos, como las migraciones forzadas, los desastres naturales y las guerras, se podría pensar que la mencionada estructura tendría un rol primordial en el actual escenario de pandemia, pero no fue así, y la explicación pareciera ser la priorización interna que los estados están mostrando en cuanto a las estrategias para contenerla.
Determinante debió ser el rol del entramado organizacional de la Organización de las Naciones Unidas en materia de coordinación de ayuda económica internacional, de potenciación de la OMS en cuanto capacidad de liderazgo y de levantar una red de apoyo para la gran cantidad de migrantes en tránsito o de los que ya se encontraban al interior de los distintos países. Comprendemos y apoyamos la existencia y la relevancia de un sistema internacional de estas características, pero es evidente que en situaciones como las actuales no está respondiendocomo es debido. A fin de cuentas, el ordenamiento
será lo que sus integrantes quieran o puedan realizar.
En este marco desarrollan su accionar los estados, especialmente, los 193 que forman la ONU, con su fortalezas y debilidades. Específicamente en cuanto a sus capacidades para dar respuestas a los requerimientos sanitarios y económicos que hoy presionan sus diversas habilidades. Esos estados, al igual que los individuos, cuando se ven enfrentados a requerimientos o amenazas que cruzan todo el sistema, tienden a replegarse y a enfrentarlas individualmente, eso es lo que estamos observando en estos momentos.
Una pandemia como la del coronavirus también está afectando los sistemas de integración regionales y los acuerdos de coordinación de distinta orientación, sea la Unión Europea (UE), Mercosur, Alianza del Pacífico o Prosur, por mencionar algunos.
Sin embargo, es particularmente interesante el caso de la UE, arquetipo de los sistemas de integración por su alcance en cuanto a ámbitos de integración, ya que logró que su estructura institucional funcionara eficientemente en materia de respuestas económicas. Asimismo, en decidir la compra conjunta y facilitar la importación de equipos médicos más la creación de reservas en esa materia, brindar ayuda sanitaria de emergencia, y coordinar y financiar los esfuerzos científicos y tecnológicos. Así, la UE está pasando la prueba básica que se impone a todo sistema de integración y le servirá para contener temporalmente los otros “exit” que se hubiesen estado gestando.
El tema es que, en el sistema internacional, los sistemas de integración y de coordinación política están conformados por estados y en estos momentos cada cual se preocupa de lo suyo. Cada uno prioriza su situación y en muy lejano lugar se encuentra la posibilidad de cooperar y coordinar. Pero, tras el impacto inicial, luego del shock que provoca en cada uno de ellos una amenaza para la que no se estaba completamente preparado, necesariamente deberán reposicionarse los sistemas de coordinación subregional o regional y aunar esfuerzos institucionales para facilitar la recuperación.
Una de las variables claves en el proceso histórico de construcción/deterioro de hegemonías serán las condiciones con las que emerjan las distintas capacidades de los poderes estatales mundiales más relevantes, y allí sobresale la intensidad del rol que seguirán ejerciendo Estados Unidos y China, dado que individualmente no hay otros estados con la capacidad que ellos tienen para proyectarse mundialmente.
…los sistemas de integración y de coordinación política están conformados por estados, pero en estos momentos, cada cual se preocupa de lo suyo. Cada uno prioriza su situación y en muy lejano lugar se encuentra la posibilidad de cooperar y coordinar”.
En el escenario descrito será de relevancia la capacidad de cada uno para ayudar (tema clave en la construcción de influencias), para entregar apoyo internacional y el cómo enfrentará China la inevitable controversia respecto de sus responsabilidades en cuanto fuente de origen de la pandemia.
El sistema internacional es una necesidad. La pandemia pareciera debilitarlo, pero la humanidad está enfrentando otros desafíos de alcance global y para asumirlos será más necesaria su existencia.