Saltó de un blog donde se analizaba la contingencia a explicar a periodistas chilenos los procesos noticiosos que reporteaban en La Haya. Así se hizo conocida entre los comunicadores. Se abrió una cuenta en Twitter, hizo lo que más sabe, desmenuzar la política internacional, y hoy la llaman de todo el orbe para relatar experiencias y mostrar su posición ante los hitos mundiales.
El populismo es hoy su materia de interés, aunque su opinión está presente en todos los temas relacionados con el devenir del país. Alaba, comparte, critica o corrige según sea el caso, y no tiene problemas en arrobar a los destinatarios de sus posteos, porque lo que busca es que se conozcan sus puntos de vista y se abra el debate, aun cuando a veces este no se dé en el tono académico que preferiría. Su sinceridad le ha traído problemas. Uno reciente fue a propósito de la demanda laboral en contra del fisco que interpuso la exembajadora de Chile en Reino Unido. En ella mencionaba que las críticas que Paulina Astroza solía realizar en la red social X habrían sido las causantes del descontento hacia su gestión en la cancillería. “No tengo ese poder”, le contestó la abogada. “Critiqué el uso de sus redes sociales, porque he estudiado lo que es la diplomacia pública que es, justamente, lo que aún esta señora (Susana Herrera) no entiende”, respondió, a su estilo, por las rrss.
Por Loreto Vial.
Los títulos, grados y experiencia de la abogada, doctora en Ciencias Políticas, analista e influencer, Paulina Astroza (@PaulinaAstrozaS) no cabrían en un tweet. Son muchos. La solidez de su carrera académica la enorgullece, tanto como lo que ha logrado como una activa desarrolladora de contenido en plataformas sociales. X, antes Twitter, es, sin duda, su preferida.
Todo comenzó con el deseo de explicar los sucesos internacionales, un tema que es la vibra que la mueve, porque -como ella dice- los procesos se repiten, son calcados y nos ayudan a comprender el presente. Y, por supuesto, a aprender para el futuro.
Al momento de esta entrevista, estaba a punto de subirse a un avión rumbo a la Costa Amalfitana, invitada para compartir sus conocimientos en un seminario. Conversamos. En ese momento, ni pensaba que días más tarde su nombre se iba a mencionar en la polémica demanda laboral que presentó en contra del fisco la exembajadora de Chile en Reino Unido, Susana Herrera, exigiendo una indemnización de $190 millones y disculpas públicas de la cancillería (que deberían notificarse a la monarquía británica), por su forzada renuncia en agosto de este año en medio del caso Convenios.
Paulina Astroza criticó durante junio a la entonces embajadora Susana Herrera por el uso “frívolo” que daba a sus redes sociales, lo que no sería acorde con su importante cargo.
Según Herrera, los comentarios twitteros de Astroza habrían sido la causa de los problemas que con ella comenzaron a tener desde la cancillería.
Conocidos los hechos, a través de esta misma red, la abogada primero manifestó estar sorprendida por las imputaciones, pero en un segundo posteo disparó directo en contra de la acusación de Susana Herrera: “En lo que me toca, ya que la exembajadora me menciona, así como su abogada patrocinante, efectivamente critiqué el uso de sus rrss, porque he estudiado lo que es la diplomacia pública y que es justamente lo que aún esta señora no entiende. Yo no tengo el poder que ella me atribuye”, sentenció.
Días más tarde, felicitó al canciller Alberto van Klaveren por considerar “absurda” la demanda de la exrepresentante en Reino Unido y por avergonzarse de la situación, pero también recalcó que el error había sido nombrarla embajadora.
Y así, esta chillaneja exalumna del colegio Padre Hurtado, formada en la UdeC, donde es directora del Centro de Estudios Europeos, no escatima en mostrar y pegarle a todo lo cuestionable en el multiverso: desde el caso Polizzi en Concepción, los políticos enfrascados en la corrupción, hasta los populistas que se han ido tomando los países con fórmulas intencionadas y calcadas. Y así mucho más. Su posición para el plebiscito del 17 de diciembre también ha quedado “clarita” en la red de Elon Musk, donde ha reiterado sus argumentos por el En contra.
Paulina rechazó la propuesta de constitución del primer proceso constituyente: “Encontré que era la suma de causas individuales que se pusieron en un texto, con un sector político que se impuso al otro, en ese caso, la Izquierda en relación con la Derecha, donde no hubo mayor diálogo y que, finalmente, resultó en un propuesta partisana y muy maximalista”.
Este año esperaba que hubiera habido un plebiscito de entrada para un segundo proceso. “Pero los partidos políticos optaron por un texto escrito por expertos y expertas desde el Partido Republicano hasta el Partido Comunista. Yo estaba bastante de acuerdo con eso, y estaba muy esperanzada en que el Consejo Constitucional lograra esos acuerdos y no repitiera los errores del proceso anterior. Pero eso no pasó”.
De nuevo, dice, tenemos una constitución maximalista y partisana, en la que hubo un bloque que se impuso al otro, pero donde, además hay líneas rojas para mí, como es que el texto tenga la objeción de conciencia, explica la abogada.
“Por las mismas razones por las cuales antes voté rechazo, el 17 voy a votar en contra. No es un texto que refleje lo que es un consenso, un contrato social y, por otro lado, considero que contiene muchas materias que son más propias de la ley que de una constitución”.
Otro aspecto que destaca es que los chilenos no están preocupados del proceso, y que las encuestas así lo indican. “Es cosa que uno hable con la gente, la constitución debe ser finalmente esa norma mínima de consenso en que la gente se sienta parte”.
Mil caras del populismo
Paulina Astroza estima que en estos momentos, con la polarización de los procesos da la sensación de que existen “los buenos e iluminados, que son los que reflejan la voluntad general, en este caso en esa frase de los verdaderos chilenos”, y los otros “que son los corruptos, que son los malos chilenos”.
Esa forma de entender la sociedad, que en teoría se llama populismo, es justamente uno de los riesgos de la democracia que nos tiene contra la espada y la pared.
“Este es un fenómeno global. Yo he estudiado el tema más en Europa que en América Latina, pero debido a un proyecto que me gané de la Unión Europea, y sobre el cual vamos a publicar próximamente un libro, además de un podcast que se llama Las Mil Caras del Populismo, he aprendido también mucho sobre el populismo en Latinoamérica. Este es un fenómeno que se está dando en las democracias occidentales liberales fundamentalmente. Pero no únicamente. También se están dando algunos fenómenos que se pueden encontrar en Asia y en África, en los cuales hay una desconexión de la clase política, donde hay una ciudadanía que, producto incluso de la tecnología, de la globalización y de la interdependencia compleja que hay entre los estados, también es cada vez más demandante”.
Lo que ha ocurrido, manifiesta, es que los partidos políticos tradicionales no han sabido leer estos cambios en la sociedad. “Estos partidos tradicionales en general están apernados en el poder y lo que han hecho es caer en malas prácticas. América Latina tiene un grave problema de corrupción. En Chile nos sentíamos que estábamos por sobre el bien y el mal, inmunes a ese tipo de fenómenos que los veíamos en otros países. Sin embargo, no es así. Lo que está ocurriendo hoy es una muestra de ello”.
Añade que, en ciclos de recesión económica, post pandémicos, donde la reincorporación de la mujer al trabajo no ha sido rápida. Donde una generación estuvo conectada a un computador durante dos o tres años, sin la posibilidad de compartir, “las personas han partido molestas, han terminado enrabiadas y en algunos casos esa energía ha acabado en revueltas sociales. Y eso se transforma políticamente en votos por partidos distintos a los tradicionales”.
Y ahí es donde entra el populismo, asegura. Donde aparecen estas figuras que normalmente se presentan como outsiders, que no necesariamente lo son. “Bolsonaro no era outsider. Estaba dentro de la política siendo diputado durante mucho tiempo. Pero se presentan como distintos y, finalmente, tensionan a la sociedad desde Derecha y de Izquierda, y donde el sistema está llevando a los más moderados, que se supone que son la mayoría, a terminar votando por lo menos malo, votando más en contra de, que a favor de”.
-¿Hay realmente un plan para llegar al populismo? ¿O son varias las situaciones que convergen y llegamos a tener un prototipo de candidato populista y, posteriormente, con el peligro de ser un gobierno populista?
“Esos son procesos. El populismo no nace de la nada. Algunos autores estiman que el populismo, tal como se entiende hoy, surge a fines del siglo XIX, en Rusia, y que después se fue a Estados Unidos. De a poco fue ganando espacios, pero sobre todo desde los años 70 en adelante empieza a cobrar fuerza. El Frente Nacional de Jean-Marie Le Pen en Francia lleva muchas décadas. Ahora, que su hija tenga posibilidades reales de ser presidenta después de dos intentos fallidos es porque la sociedad también ha ido cambiando por distintos factores. Entonces, para que el populismo surja se deben ir creando las condiciones. También está el copy-paste, de ver lo que está pasando en otros lados, donde ciertos discursos van prendiendo, como el antiinmigración, el anti-globalismo, el anti frontera, anti-élite corrupta, anti-partidos tradicionales, por lo que se copian y resultan siendo discursos calcados”.
Paulina Astroza vivió seis años en Bélgica, donde este fenómeno ya estaba presente y se encontró en las mismas condiciones cuando regresó a Chile. Desde Milei, Bolsonaro, José Antonio Kast y otros, expresa, sus discursos son exactamente iguales a los de líderes populistas de ultraderecha en Europa o en Estados Unidos: la anti-inmigración sí es una de sus causas, por ejemplo.
“Finalmente, el ciudadano común y corriente, ¿qué hace? Como decían en Argentina, que se vayan todos. Y voto por aquel que me dice lo que yo quiero escuchar. Por eso cuenta que está involucrada trabajando en el tema de las emociones en contra de la democracia. “O sea, ¿cuánta gente está votando con el estómago más que con la cabeza? Y mientras más políticamente incorrecto (el candidto), mejor, y le creo. Eso es lo que pasó en Argentina. Mientras más disruptivo, le creo. En cambio, el otro, que te dice, bueno, este es mi programa… no vende ante una ciudadanía conectada, que quiere la inmediatez, que las cosas se las resuelvan de un día para otro”.
Por eso para ella es importante formar audiencias, y ese ha sido su rol con las redes sociales. Paulina Astroza se ha convertido en uno de los nombres con más reputación social de Chile, y eso le ha valido participar en programas, desarrollar una posición en los medios de comunicación, y que la inviten desde distintos puntos del orbe a analizar y comentar experiencias y visiones de los procesos. Todo, aclara, ha sido súper positivo, aunque también ha pasado por procesos desagradables. Muchos la “trolean”, y en un momento suspendió su cuenta regalona X (antes Twitter). Pero no pasaron más de tres días, y volvió al ruedo.
-En tu línea de la exposición pública, que te permite potenciar tu trabajo y abrir los ojos a otros ¿qué ha pasado con esto de ser influencer, y qué importancia le das tú a la comunicación?
“Esto ha sido paulatino. Más que un plan de dar opinión o querer influir, esto se fue dando. Llevo más de 25 años de trabajo en la Universidad de Concepción, y es cierto que de a poco partí haciendo comentarios en TVU, en el noticiero, en el bloque internacional. En el 2002 me entrevistaron a raíz del acuerdo de la asociación y la creación del programa Estudios Europeos que yo dirijo. Pero fue antes de irme a estudiar a Bélgica, que me invitó Jorge Navarrete a escribir en El Post, que era un blog con varios conocidos. Empecé a escribir desde Bélgica, y ahí comencé a tener una tribuna que todavía era muy de nicho, porque llegaba a un sector interesado en estos temas. Allá iba a los juicios de La Haya, y así conocí a muchos periodistas, a los que les explicaba los temas. Así empecé a aparecer más en los medios, y decidí abrirme la cuenta de Twitter el 2013”.
-¿Y ha sido una buena experiencia pese a la exposición y a los comentarios desagradables?
“Para mí, Twitter, pese a todos los males que tiene, a todos los troleos que me he tenido que aguantar y a todos los insultos que me he tenido que tragar, en un 90 por ciento ha sido una experiencia muy positiva, que me ha abierto muchas ventanas. Me han invitado de otros países a seminarios o a dar clases. Me invitan a participar en proyectos justamente porque me conocen por esa red y no por otra vía. Puedo escribir un artículo indexado y que está publicado en una revista, a veces publican mis propios tweets. Es decir, he creado una comunidad con quienes intercambio experiencias siempre de mi parte con absoluto respeto y altura de miras. Esa discusión a veces sale en los diarios y yo no mido el impacto. A veces no me doy cuenta cuando de repente se me acerca gente y me dice te sigo en Twitter, te conozco en Twitter o me encantas, te encontré toda la razón en Twitter”.
-¿Conociste a alguien que te sorprendiera con esto?
“Sí. Tengo una anécdota genial. Me invitaron a Nueva York a la Asamblea General de Naciones Unidas, donde van todos los presidentes. Participé en un seminario a raíz de la Asamblea, donde no conocía a nadie. Me fui a pedir un espumante al bar, y se me acerca una mujer que me dice, ’yo me vengo a hacer amiga tuya, ¿tú eres Paulina Astroza, Yo soy fan tuya…’. Era Paula Romo, que fue ministra del Interior de Ecuador, con el expresidente Lenín Moreno. Ella es una figura hiper conocida en Ecuador. Yo debería haberla reconocido y no ella. Efectivamente nos hicimos amigas, después salimos a comer, nos fuimos al seminario, nos fuimos de compras juntas. Cosas como esas me han pasado, entonces para mí las plataformas sociales son una vitrina genial. Igual es un personaje. No soy exactamente así, porque si no respondería diferente a las groserías y a las puteadas… Yo trato de contestar fuerte, pero bien. Intento mezclar lo lúdico con la opinión siempre informada, porque cada vez que digo algo, lo fundamento. Y sobre todo para tratar temas sobre los que sé, que son los temas internacionales. Entonces escribo para alguien que quiera saber”.
-¿Es difícil competir con toda la información y desinformación?
“Sí. Entender el mundo no es nada de fácil. Hay una cantidad enorme de información. Organizarla para que se entienda denota una habilidad y experiencia que no cualquiera puede o quiere. Me resisto a cerrar mi cuenta, y de hecho yo suspendí mi Twitter en un momento de mucho estrés… duré dos días fuera de la red, porque justo Putin invadió Ucrania. Un alumno me whatsappea y me dice, ‘profe, ¿qué está pasando? Rusia invadió Ucrania. Está todos los medios…’. Y abrí mi cuenta para explicar esto según mi punto de vista. Sé que la gente no necesariamente va a estar de acuerdo con mi opinión. Al que me insulta, lo bloqueo, porque tampoco tengo porqué estar aguantando insultos. Pero insisto, para mí es una muy buena herramienta de comunicación, donde aporto, me divierto, recomiendo películas, series, libros… La verdad es que me gusta la base de la comunicación y recibo mucho más de lo que doy. Además, se me han abierto un montón de invitaciones al extranjero para participar en proyectos internacionales. Ahora fui a Italia justamente a un seminario, y es a través de las redes que me van conociendo. Obviamente, también aprovecho de recomendar a otros colegas. Soy bastante generosa en ese sentido. Si yo no sé algo, recomiendo este libro de tal persona, este artículo de tal persona, la entrevista de tal especialista. Comparto absolutamente todo. Esa es la esencia de una red”.