En el reciente debate entre precandidatos presidenciales del Pacto Apruebo Dignidad, realizado por el canal de televisión La Red, el periodista Santiago Pavlovic le consultó al diputado y candidato a La Moneda por el Frente Amplio, Gabriel Boric, sobre cómo pensaba que podía afectarle en su ejercicio del poder máximo de la nación, el padecer un Trastorno Obsesivo-Compulsivo, cuyo diagnóstico, en el caso de Boric, es de conocimiento público hace varios años.
Más allá de si la pregunta tenía o no lugar en esta instancia, o si se formuló con el suficiente respeto que merece el precandidato y el tema de las enfermedades mentales en sí mismo, es muy relevante la situación de fondo sobre la que nos invita a pensar este intercambio entre el precandidato y su interpelador.
La respuesta del diputado abordó, además de cómo está él particularmente con su condición de salud, lo esencial que significa tener acceso a tratamiento, apoyo profesional y respaldo del círculo cercano. Asimismo, su réplica mencionó las brechas de acceso que existen dentro de los diferentes grupos de la población, los estigmas que enfrentan las personas que experimentan un trastorno mental o cómo, en el lenguaje popular, la terminología asociada a las enfermedades mentales es usada de forma despectiva o a manera de insulto.
No todos los trastornos mentales revisten la misma gravedad, nivel de deterioro o incapacidad para las personas. Algunas son condiciones permanentes y otras, transitorias y, por lo tanto, deben ser abordadas clínicamente de forma diferente y pueden ser más o menos habilitantes para determinadas funciones laborales, sean estas privadas o públicas.
Es por todo ello que, a mi juicio, el contenido de la respuesta emitida por el diputado Boric es, por lejos, lo más relevante que debiera mantenerse en el debate público, más allá del periodo de campaña o de las elecciones, o de cuál sea el postulante que cada uno decida apoyar. Esto es, la necesidad de aumentar el gasto en promoción de la salud, en la prevención temprana de la pérdida de salud mental y en el tratamiento oportuno y especializado de los trastornos mentales, así como la importancia de atacar toda forma de discriminación y de estigmatización de quienes viven con algunas de estas condiciones. Así también, cómo nos hacemos cargo desde las políticas públicas, así como desde los ámbitos más cercanos a cada persona, de que el cuidado de la salud sea un tema de todos.