Aunque la prevalencia del consumo de alcohol en adolescentes ha disminuido en Chile, los patrones de consumo riesgosos, como el binge drinking, continúan preocupando a expertos, especialmente, cuando más de la mitad de los jóvenes que bebe en exceso llega a la embriaguez.
Por Florencia Troncoso J.
El 15° Estudio Nacional de Drogas en Población Escolar del SENDA arrojó un dato positivo sobre el consumo de alcohol en adolescentes: la prevalencia entre estudiantes de octavo básico a cuarto medio disminuyó del 24% en 2021, al 22,7% en el último sondeo, cuyo trabajo de campo se realizó entre 2023 y 2024.Sin embargo, todavía persisten preocupaciones sobre la manera en que algunos jóvenes consumen alcohol. Entre quienes declararon haber bebido en el último mes, el 53% afirmó haber llegado a la embriaguez en ese período.
Este dato sugiere que, aunque la ingesta ha disminuido en términos generales, una parte de los adolescentes sigue presentando patrones riesgosos. De ahí que fenómenos como el binge drinking, asociado a consumir grandes volúmenes de alcohol en corto tiempo, continua siendo un tema relevante en la discusión sobre el consumo juvenil, donde factores como la presión social pueden influir en la manera en que los adolescentes beben.
Aprender a la mala
Una joven, a quien conoceremos como Francisca Rojas, para resguardar su identidad, experimentó de cerca las consecuencias del consumo excesivo de alcohol siendo menor de edad. La pena que le causó ver al chico que le gustaba de la mano de otra, la llevó a beber en exceso durante una fiesta. Tenía 15 años. Bebió de todo y en muy poco tiempo. Lo último que recuerda es que se sintió mareada. Del resto de la noche se enteró cuando despertó en la clínica muchas horas más tarde.
“Me contaron que vomité muchísimo y que no me podía parar, era peso muerto”. Por eso sus amigos, asustados, llamaron a sus papás, quienes la trasladaron a un recinto de salud.
“Aprendí la lección a la mala. Recién conocí cuál era mi límite cuando llegué a estar inconsciente”, recuerda. Pero a pesar de esa tremenda lección, confiesa que después de este episodio, muchas veces tuvo que justificarse ante sus amigos por no tomar. “No podía simplemente no querer, y por eso inventaba que estaba con medicamentos para excusarme, porque si no la presión era muy grande”, relata.
Entre presión y juegos
Carlos Pereira, psicólogo y socio fundador de Mental Chile, señala que el consumo excesivo de alcohol nace, muchas veces, de la necesidad de pertenecer a un grupo, de construir una identidad o de emular conductas adultas que parecen ser admirables.
Asimismo, destaca que la idea errónea de que beber en exceso es sinónimo de libertad o rebeldía se ve reforzada tanto en el entorno cercano como en las redes sociales, por lo que, finalmente, se construye una narrativa en la que hacerlo no solo es normal, sino que deseable, y que se percibe el alcohol como algo esencial en la vida social juvenil.

Por otro lado, el psicólogo asegura que desde principios de los 2000, el binge drinking entre los jóvenes ha estado estrechamente ligado a juegos diseñados para incentivar la ingesta rápida y excesiva, generando una presión implícita sobre quienes no quieren participar. “No solo fomentan el consumo de alcohol, sino que lo convierten en una obligación para integrarse”, sostiene.
Los riesgos
Juan Eduardo Donoso, médico especializado en urgencias, aborda los riesgos del binge drinking en menores, y explica que, aunque no existen estadísticas exactas, las consultas en urgencias por intoxicaciones alcohólicas en jóvenes se han incrementado exponencialmente en los últimos años. “El alcohol es la sustancia más comúnmente asociada a problemas inmediatos, como caídas, lesiones por actos imprudentes o, incluso, conductas sexuales de riesgo”, comenta.
Síntomas como la deshidratación, náuseas, vómito o bajas de azúcar en la sangre son efectos directos de la ingesta excesiva de alcohol y “son increíblemente frecuentes”, afirma.
Sin embargo, también existen consecuencias graves y potencialmente letales. “Afortunadamente son menos frecuentes”, añade el doctor. Entre ellas están las arritmias, el coma etílico, la depresión respiratoria y la asfixia, efectos que pueden producir neumonía por aspiración o, incluso, la muerte.

Asimismo, el consumo excesivo de alcohol no solo afecta la salud física, sino que también tiene un impacto negativo en el desarrollo emocional y cognitivo de los adolescentes, quienes aún están en una etapa crucial de formación.
¿Cómo afrontarlo?
El papel de los padres es fundamental para detectar a tiempo el binge drinking. Carlos Pereira menciona algunas señales de alerta que deben observar, tales como la aparición de botellas vacías en su habitación, síntomas de resaca frecuentes, cambios en el rendimiento escolar, solicitudes para quedarse en casa de amigos con mayor frecuencia o cambios repentinos en su estado de ánimo.
Para afrontar la situación, el profesional asegura que la clave está en una conversación sincera y desde la empatía, evitando la confrontación o la reprimenda inmediata. Es importante que los padres hablen desde su propia experiencia, compartiendo sus errores o aprendizajes sobre el consumo de alcohol, en lugar de recurrir a un discurso frío y teórico, ya que “la idea es que el adolescente no sienta que está siendo juzgado, sino acompañado en la toma de decisiones”.
Pereira sugiere que las campañas de prevención se deben enfocar en dotar a los adolescentes de habilidades para resistir la presión social y tomar decisiones informadas. “No basta con decirles ‘no bebas’, debemos enseñarles cómo manejar situaciones de presión sin sentirse excluidos. No se trata de prohibir, sino de educar”, advierte.
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ALERTA
Según el doctor Juan Eduardo Donoso algunos de los síntomas que pueden alertar sobre una posible intoxicación grave por alcohol son: la inconsciencia o dificultad para despertar, respiración anormal (irregular o lenta), piel fría azulada o pálida, vómitos persistentes, convulsiones o la falta de respuesta a estímulos externos.
Las recomendaciones del especialista son las siguientes:
- Llamar al 131 SAMU, sistema local de emergencias médicas en Chile.
- Posicionar a la persona de lado para evitar asfixia por vómito.
- No darle líquidos (ni café).
- No intentar inducir vómitos.
- No intentar despertar a la persona con golpes o lanzándole agua fría.
- Mantenerse junto a la persona afectada, esperar la ayuda médica y vigilar que se mantenga respirando en todo momento.