Una biblioteca pública, una estación de ferrocarriles y mejores condiciones laborales para los cartoneros son proyectos que fueron planeados por estudiantes de arquitectura en 2000 y 2006 en Concepción. Todos vinculan al río Bío Bío con el resto del espacio urbano, ambición que aún es vigente y parte del sueño penquista por vivir en una urbe perfecta.
Estudiaron Arquitectura, porque sentían una inquietud creadora, la misma que tras años de formación en las universidades del Bío Bío (UBB), del Desarrollo (UDD) y de Concepción (UdeC) les permitiría proyectar y construir edificios, diseñar los espacios y volúmenes necesarios para hacer realidad su particular imagen de ciudad.
Cristián Berríos (titulado año 2000, UBB) con su proyecto de biblioteca pública; Gonzalo Rudolphy (titulado en 2000, UDD) y su nueva estación de ferrocarriles y José Miguel Morales (titulado en 2006, UdeC) con su idea de una arquitectura que ayuda a mejorar las condiciones laborales de los cartoneros, demostraron que la necesidad de vivir en una ciudad que mire al río Bío Bío, incorporándolo como escenario del plano urbano, era un desafío que debía asumir la arquitectura en esos años. Hoy esta problemática -que trataron de abordar con sus particulares proyectos de título- sigue vigente.
Biblioteca Circular
Corría 1999 y Cristián Berríos advertía que la memoria penquista reconocía a la ciudad dentro de los límites geográficos impuestos por los cerros Caracol, La Virgen, La Pólvora, Amarillo y Chepe, que hacían que los habitantes desarrollaran una vida “hacia adentro”. Este carácter se imponía, además, por la existencia de los edificios de calle Prat que impedían que la vista continuara hacia el río Bío Bío. “En Concepción se vivía una especie de interiorismo, que incluso afectaba la psicología de los penquistas”, explica el hoy candidato a Doctor en proyectos arquitectónicos por la Universidad Politécnica de Cataluña, y docente de la escuela de arquitectura UBB.
Con las primeras demoliciones de calle Prat -que darían vida al proyecto Ribera Norte- Berríos fundamentó su proyecto de título. Propuso una nueva lectura para la ciudad con la apertura hacia el río Bío Bío como escenario para una Biblioteca Pública, cuyo volumen y diseño encarnan la condición de expansión que equilibraría el plano urbano penquista. “Observé que había un eje urbano que comenzaba en la biblioteca de la UdeC, pero que funcionaba totalmente hacia adentro. Primero, debido a su figura geométrica y porque a ella sólo pueden acceder personas vinculadas a la universidad. Entonces decidí que este eje, que partía en cultura, terminara también en ella, pero con una lectura hacia afuera. Del cubo de la biblioteca de la UdeC -que habla de la concentración- a la biblioteca que yo proyecté en forma circular para representar la expansión”, explica.
Por su carácter público, esta biblioteca no podía ser un volumen cerrado. “Tenía que ser abierto para que la gente que pasara por ella se sintiera dentro del edificio o, al menos, en relación con él”, confirma Berríos, quien entendió el concepto biblioteca como uno formado por dos elementos: la memoria o capacidad de generar identidad en las personas y archivo o el conocimiento universal que ayuda proyectarse.
El proyecto forma una dualidad interior-exterior que incorpora circulaciones, depósito de libros y salas de lectura. La materialidad escogida fue hormigón armado y en determinados sectores, a la vista. Las ventanas tienen una estratégica ubicación que con vidrios traslúcidos y transparentes buscan luz -más que la vista- para favorecer la concentración.
Estación Parque
Para titularse de arquitecto en la UDD, Gonzalo Rudolphy presentó un proyecto que insertó en el plan de recuperación de la Ribera Norte del río Bío Bío, “en un intento por dar soluciones a una problemática y necesidad real de Concepción, situación que 7 años después aún no se ha resuelto y genera discusiones y debates entre los arquitectos locales”, afirma.
Diseñó una nueva estación de ferrocarriles para Concepción y la incluyó como parte de un recorrido espacial urbano existente que nacía en la explanada central del campus de la UdeC. El trayecto sigue por la plaza Perú, diagonal Pedro Aguirre Cerda, edificio de los Tribunales, el paseo peatonal y remata en la plaza España con los edificios del gobierno regional (antigua estación). “Mi proyecto es un componente adicional de este recorrido que nos muestra los elementos más características de Concepción”, explica el hoy arquitecto de la oficina Gonzalo Mardones, y Master en proyectos arquitectónicos de la Universidad Politécnica de Cataluña.
Ecología Social
José Miguel Morales es un dirigente ambientalista, arquitecto (UdeC, 2006) y actualmente estudiante de Licenciatura en Arte en la universidad del campanil. Cuenta que cuando debió planear su proyecto de título decidió tomar sus ideas ecologistas, políticas y sociales. Así, más que diseñar un volumen habitable, la arquitectura que él desarrolló pretendió ser un aporte para mejorar las condiciones laborales de los cartoneros de Concepción.
“Esta ciudad crece en forma avasalladora. El ejemplo más claro fue el proyecto Ribera Norte que planteaba la necesidad de que la ciudad creciera hacia el río, pero lo hizo eliminando el campamento La Pera, un asentamiento espontáneo -con más de 50 años de existencia- formado por personas con una identidad en el territorio, que en su mayoría trabajan recolectando cartón en las calles. Se los erradicó a San Pedro de la Costa o a los edificios del costado del cerro Chepe, solución que no consideró el aspecto laboral”, explica.
¿Cómo la arquitectura puede ayudar a mejorar la labor de recolección de este grupo marginado? Esta fue la pregunta que fundamentó el proyecto de título de José Miguel y que permitió incorporar la variable social, política y económica a los tradicionales conceptos arquitectónicos de volumen, espacio y materialidad. Lo resolvió con la llamada arquitectura neumática o inflable.
A diferencia de los otros proyectos, el de José Miguel Morales no tiene un contexto físico, pero sí un contexto social, político y económico. No tuvo emplazamiento, porque se limita a plantear la posibilidad de generar un cambio social a partir de la arquitectura.
Biblioteca pública abierta a los habitantes de la ciudad vinculándolos al río Bío Bío, una estación de ferrocarriles que sea un observatorio del caudal que da nombre a la región y una solución arquitectónica para mejorar las condiciones laborales de los cartoneros son proyectos que jóvenes arquitectos planearon para contribuir a la creación de una ciudad ideal, una que sea integradora de su espacio geográfico y de su gente.