Todo partió como un hobby, como una entretenida forma de pasar el tiempo y potenciar la motricidad fina, la paciencia y la concentración. Así, poco a poco, la kinesióloga Carolina Montoya fue encantándose con la técnica de la filigrana y creando piezas que rápidamente comenzaron a venderse.
Hoy, esta “linda terapia de color”, como la llama, es su principal ocupación. Su día transcurre enrollando tiritas de papel de llamativas tonalidades para dar vida a verdaderas obras de arte. Cuadros, magnetos, colgantes y hasta joyas forman parte de sus
creaciones.
Realiza Workshop en todo Chile para enseñar a otros esta entretenida, pero poco conocida técnica, y aunque sus productos se pueden encontrar permanentemente “en la gran vitrina manufacturera de Concepción, la tienda Hechoenconce”, también trabaja a pedido.
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