“Chile no está aplanando la curva, la perdimos de vista” fue el nombre de la columna que el investigador publicó en abril de 2020, y que se convirtió en el artículo de opinión más leído en Ciper ese año. Ya entonces aconsejaba tomar decisiones basadas en intereses sanitarios, y aplicar medidas drásticas de contención del contagio para evitar que los tiempos de cuarentena fueran muy largos y demasiado trágicos. “Y así ha sido”, dice.
por Cyntia Font de la Vall P.
Rafael González Valdés (40) es físico y Dr. en Física, por la Universidad Católica; postdoctorado por la Universidad de Chile, y desde 2017, académico de la Universidad Mayor e investigador de su Centro de Nanotecnología Aplicada. Allí se dedica a la Ciencia de Materiales, área en la que su principal línea de investigación tiene que ver con la simulación computacional de nanomateriales.
Si bien a lo largo de su trayectoria ha “juntado carrera de investigación, papers y publicaciones científicas”, e incluso trabaja de cerca -”y por gusto”- con el Dr. en Fisica Miguel Kiwi, Premio Nacional de Ciencias Exactas, es en el último año que se ha hecho conocido, gracias a su activa participación en Twitter, donde a diario comparte gráficos sobre el avance de la pandemia.
En las últimas semanas, sus modelos han sido replicados en varios medios de comunicación, dando cuenta de que la grave situación que vive el país es mucho peor que todo lo vivido el año pasado. “2021 es una pesadilla. Demasiado dolor junto… Nunca debió ser así. Podíamos, y todavía podemos, hacer todo distinto”, escribió junto a la gráfica que subió esta semana con las cifras de fallecidos por Covid-19.
“Quedó la escoba”
Era marzo de 2020 y Chile enfrentaba sus primeros casos de Covid-19, cuando Rafael González escuchó a las autoridades decir que estábamos más preparados que Italia para hacerle frente al virus. Es ridículo, se dijo, y decidió demostrarlo.
“Siempre me ha resonado algo que me dijo don Miguel (Kiwi) cuando le pregunté por qué era importante hacer un doctorado en Chile. Él dijo que se necesitaba gente que pensara, que interpretara, que encontrara soluciones, y que ese era el trabajo de un investigador: cuestionar, para que no nos hicieran tontos a todos”.
Así que como buen físico, “experto en cuestionar”, se puso a recabar datos para validar su apreciación. Cotejó la cantidad de camas UCI en Chile con el posible número de contagiados, y junto a un colega elaboró un preprint sobre el peligro de que el país llegara a un colapso hospitalario.
El artículo se publicó en Ciper Chile, captando la atención de otros medios de comunicación. “Causó tanto ruido que en la universidad me instaron a escribir otras columnas, y acepté, porque me pareció una buena forma de informar lo que estaba pasando”.
Luego, en abril, se hablaba de que Chile estaba aplanando la curva y logrando sortear la crisis, algo que González quiso constatar. Nuevamente revisó cifras, recabó datos y esta vez se unió a Miguel Kiwi para dar a conocer su opinión en la columna “Chile no está aplanando la curva, la perdimos de vista”.
“Quedó la escoba”, recuerda. “Me llamaron de varios medios para cuestionarme, y desde la Secretaría General de Gobierno, además de un ex parlamentario, escribieron a Ciper para reclamar por darnos tribuna para decir barbaridades. Respondimos las dos cartas pero, en todo caso, para el primero de mayo la pandemia se había descontrolado. Ahí se vio que teníamos razón”.
Fue tal el impacto de la columna, que terminó siendo el artículo de opinión más leído en Ciper durante 2020, junto a otras 2 columnas suyas que también se ubicaron en el Top 10 de lo más visto del medio.
Fue entonces que este físico, oriundo de Quillota y santiaguino por adopción; “bueno para la talla”, poco dado a las redes sociales y “medio disperso” por culpa de su déficit atencional, se dio cuenta de que debía tener voz si quería llegar a más gente.
Reactivó su cuenta de Twitter, y comenzó a compartir no solo gráficos y modelamientos matemáticos sobre la pandemia en Chile, sino también información de las experiencias de otros países y los nuevos descubrimientos relacionados con el Covid- 19 que iban surgiendo.
Hoy tiene más de 8.500 seguidores que comentan sus publicaciones y le agradecen su actitud crítica frente a la gestión de la crisis sanitaria, así como sus explicaciones con palabras simples y expresiones bien chilenas. “Suelten los datos”, “Lo están haciendo flor” y “Está la escoba. Cuídese” son algunas de sus favoritas.
También durante 2020 se unió a otros profesionales para escribir nuevas columnas sobre el Covid-19 y la pandemia, y se integró a Data Covid19 Chile, grupo con el que debate sobre la realidad sanitaria.
“Entré en esto porque me indignaba que quisieran engañarnos, pero luego seguí porque vi que solo así podía entregar herramientas que les permitieran a las personas decidir informadamente”, dice.
Una inmensa tragedia
-Varias de sus publicaciones tienen el hashtag SueltenLosDatos. ¿Qué información no se ha liberado?
-“Desde el principio, los colegas que trabajan en datos los han pedido desagregados, para hacer sus propios cálculos y que la comunidad científica los procese por su cuenta. Pero no se ha conseguido.
Aún no sabemos, por ejemplo, cuántos test se hacen por búsqueda activa y cuántos no. Y ahora, con la vacunación, no han entregado nada. Desde febrero que se vacuna masivamente y no hay un solo dato sobre cuántas personas en UCI tienen el esquema de vacunación completo, cuántas una sola dosis o ninguna, y con qué vacuna se habían inoculado”.
Añade que dar a conocer esos números sería bueno por transparencia, y porque en caso de algún error, la revisión de los pares podría detectarlo.
-Hasta aquí, ¿han detectado errores?
-“Sí, pero quiero pensar que se deben a una mala interpretación de los números. Por ejemplo, hace unas semanas se decía que la cifra de mayores de 70 años en UCI iba bajando, pero la verdad es que iba subiendo. O decían que no iba subiendo tanto como los otros grupos, pero al hacer los cálculos se veía que sí(…) Pero, para mí, el único error imperdonable es hablar de procesos exitosos, o de que somos ejemplo en control de la pandemia. Da igual si quieren decir que han muerto 32 mil o más de 40 mil personas. La interpretación es una sola: es una inmensa tragedia”.
“Cumpleaños de monos”
-Con tantas muertes y las UCIS llenas por varios meses. ¿En qué estamos fallando?
-“Primero, en que desde el principio las decisiones se han tomado tarde, y no tienen ni la dirección ni la severidad recomendada por el grueso de la comunidad científica internacional(…) Desde abril de 2020 se aconsejaba aplicar medidas drásticas de contención del contagio, porque si no los tiempos de cuarentena iban a ser muy largos y demasiado trágicos, y así ha sido”.
Agrega que tampoco entiende por qué no se ha puesto la salud de las personas por encima de todo. “Llevamos 15 meses de pandemia, y el gobierno sigue sin hacer un análisis correcto que permita salvar vidas”.
-¿A qué se deben esas malas decisiones?
-“Desconozco cómo funciona el tema político, pero uno esperaría que las decisiones se tomaran con base en la evidencia aportada por los asesores científicos, y que fueran ellos quienes tuvieran la última palabra. No se puede depender del criterio de una sola persona para decisiones tan importantes, y menos si no es su ámbito, o permitir que primen intereses políticos por sobre los sanitarios, porque una cosa es clara: no superaremos esta crisis mientras el manejo de la epidemia sea político”.
Agrega que desde el inicio los epidemiólogos y expertos en salud pública sabían lo que había que hacer: testear, trazar, aislar. “El conocimiento estaba, pero no se les escuchó”.
Sin embargo, dice, el mayor error en la gestión de esta crisis ha sido poner el foco en el contagio progresivo, objetivo que se ha mantenido a lo largo de toda la pandemia. Esto habría partido con el ministro Mañalich, que decía que todos debíamos enfermarnos, hasta llegar al ministro Paris, que hace poco señaló que debíamos aprender a vivir con el virus. “A mí me parece que son dos formas distintas de decir lo mismo: No tenemos idea de cómo controlar esto, así que acostúmbrense al Covid”.
-¿Por qué el contagio progresivo es tan malo?
-“Porque nos ha llevado a estar más de un año en crisis y a tener más de 40 mil muertos. En Europa, las cuarentenas se mantienen hasta que los números bajan al mínimo, y eso les ha permitido tener momentos de respiro. Chile no ha tenido ninguno, lo que implica que el personal de salud nunca ha podido tomar un descanso. Y ahora que estamos empezando el invierno, hay una alta circulación de virus y apareció la variante Delta, esto va a ser aún peor”.
-O sea, no es el mejor momento para modificar el Plan Paso a Paso, y menos para flexibilizar medidas.
-“No, pero ya nadie se sorprende con el pésimo sentido de oportunidad de las autoridades, porque el manejo de esta emergencia ha sido un cumpleaños de monos, desordenado, sin propósito: fines de semana largos, pases de movilidad, permisos de Fiestas Patrias. No se entiende. Pero igual confío en que en algún minuto comenzarán a hacer las cosas bien”.
-Pero, ¿debe cambiarse el Plan Paso a Paso? ¿Qué fallas presenta?
-“De partida, que no se respeta. Lo único bueno que tiene es que aportó indicadores, porque antes no había nada por escrito y las medidas al parecer se tomaban por cantidad de habitantes(…) El problema está en que -aún cuando fue el comité de expertos Covid-19 nombrado por el propio Presidente el que recomendó los indicadores-, igual se incumplen”
Como ejemplo cita el haber sacado de cuarentena a comunas con 5 veces más casos que los recomendados en el Plan. “Además el Paso a Paso dice que la ocupación UCI debe ser menor a 90% para que una comuna avance a Fase 2, lo que implicaría que todo el país debería estar en cuarentena hace meses con las tasas sobre 90% que tenemos desde enero a nivel nacional”, detalla González.
Añade que el otro gran problema del gobierno ha sido creer que las cifras son negociables. “Si un experto les dice 5, ellos creen que puede ser 8, y no es así. Si fijan indicadores, la idea es seguirlos, no correr la línea para pasar”.
Gallito al gobierno
Pero Rafael González va más allá, y dice que lo peor del Plan es que fue pensado como una estrategia de mitigación y no de corte, lo que provoca que los contagios siempre aumenten. “Además, la cuarentena se utiliza para todo, cuando debiera usarse como una medida excepcional para cuando se pierde la capacidad de controlar el contagio. Pero si se pone y se quita a cada rato, sin esperar a que realmente bajen los casos, nunca vamos a lograr tener el control”.
-¿Cómo debería ser el nuevo Plan?
-“Primero, considerando que la pandemia es un problema con muchas aristas, debería ser diseñado por un equipo multidisciplinario, con especialistas de distintos ámbitos. Segundo, los países que han manejado bien la pandemia, como Nueva Zelanda, llevan más de un año mostrándonos qué debemos hacer: buena trazabilidad, apoyo socioeconómico para las personas, dejar las decisiones a los expertos y no a los políticos, y no encerrar a la gente”.
En este último punto, el físico hace hincapié en que en ese país sus habitantes siempre pudieron moverse en sus barrios. “Lo que hicieron fue eliminar los vehículos para evitar que las personas contagiadas se trasladaran a otro sector de la ciudad, donde tenían todo controlado, y generaran un nuevo brote. Y si se contagiaban entre vecinos, como estaban en el mismo lugar, era más fácil hacer la trazabilidad, aislarlos y controlar el brote. Aquí, en cambio, dejamos que todos se muevan por todas partes, en sus vehículos o en el transporte público, y eso hace imposible atajar el virus”.
-Su estrategia se parece bastante al “cortocircuito epidemiológico” propuesto por el Colegio Médico. ¿Qué le parece esa iniciativa?
-“Coincido con lo medular: hacer una cuarentena más corta y más extrema, que lleve los contagios a niveles muy bajos, porque creo que hemos llegado a un punto en que la solución pasa por una medida de shock. No podemos tener a la gente encerrada tanto tiempo, porque necesita trabajar, necesita comer, y aunque podemos brindarle apoyo económico no podemos sostenerla por tantos meses, así que una cuarentena corta es una buena idea”.
-¿Y con qué parte no está de acuerdo?
-“Con la duración propuesta. Ellos hablan de 3 semanas, pero a Italia -por ejemplo- le costó 8 semanas salir de la crisis la primera vez, así que creo que debiera plantearse una extensión mayor. Tampoco me parece buena idea prometer que se hará solo una sola vez, porque nos deja sin opciones en caso de que la situación se descontrole de nuevo”.
Pero lo más importante -añade- es que no está de acuerdo con la forma en que la propuesta se planteó, como haciéndole “un gallito” al gobierno. “Lo presentaron como ‘venimos a ofrecer algo innovador, algo distinto a lo que se ha hecho’, cuando pudieron haberlo planteado simplemente como ‘hagamos bien lo que ya hacemos’, o ‘es la misma Fase 1, la misma cuarentena, pero efectiva’. Incluso le dieron un nombre distinto, que fue como ponerle una marca a su iniciativa”.
Reconoce, en todo caso, que esta propuesta de mitigación es mucho mejor que lo que hasta ahora se ha hecho (“el enfermarnos de a poquito”), y que si bien no se llegará al “contagio cero”, de ejecutarse adecuadamente podría reducirse realmente la movilidad, localizarse los focos de contagio y controlarlos. “Si lográramos bajar los casos a un tercio de lo que hoy tenemos, con la logística actual podríamos encontrar el triple de contactos estrechos, porque la trazabilidad mejoraría instantáneamente”.
“Nunca trabajamos con una positividad real”
-Las cifras han bajado en estos días, pero venimos de una larga alza sostenida. ¿Otra vez perdimos la curva, o desde abril de 2020 que no volvimos a verla?
-“¡Nunca la hemos visto! El testeo nunca ha sido suficiente. Y claro, hoy la positividad es más baja, pero la cifra es engañosa porque venimos de dos fines de semana largos en que sabemos que se hacen menos test. Además, hay que considerar que dos tercios de los test que se practican son por búsqueda activa, y eso incluye aquellos que se hacen a equipos de fútbol, a quienes trabajan en televisión y a todos los que deben hacerse test recurrentes. A eso se suman quienes viajan fuera de Chile y tienen que hacerse un PCR, que debe ser negativo. Eso quiere decir que tenemos aviones que salen con 200 personas con test negativos, y eso afecta el porcentaje de positividad. Por tanto, nunca trabajamos con una positividad real”.
Así, solo sería un buen indicador del alza en los contagios la cantidad de casos que llegan a los servicios de salud y hospitales, y que son derivados a las UCIS, lo que refuerza la relación entre contagios, unidades críticas y fallecidos. “Si estamos haciendo 4 veces más test que hace un año, debiéramos encontrar más casos leves, y desacoplar el número de contagios con el de los fallecidos. Hoy, 5 mil casos confirmados equivalen a 100 muertes unas semanas después, y lo que debiera ocurrir es tener 2 o 3 veces más casos, sin que suba la cantidad de fallecidos”. Esto porque al detectarlos antes, se aislarían precozmente, no se agravarían, no llegarían a la UCI, y no morirían.
-¿Puede pronosticar cómo vendrán las próximas semanas?
-“No, los fines de semana largos de junio alteraron cualquier proyección, aunque en todo caso la principal dificultad para hacer modelamientos predictivos no son los feriados, sino las medidas que toma el gobierno”.
-¿Cómo así?
-“Yo hago modelamientos computacionales, simulaciones y evoluciones en el tiempo, pero no hay cómo meter en un modelo los errores del gobierno(…) Cómo puedo adelantarme a lo que viene si no sé cuándo se va a lanzar un permiso de vacaciones o un pase de movilidad, o cuáles van a ser las modificaciones al Plan Paso a Paso. No se puede predecir nada, porque sus medidas son contraintuitivas”.
Agrega que si bien las tasas de vacunación son una buena noticia, debemos tener claro que la inoculación no resuelve la pandemia, ni reemplaza las otras medidas preventivas. “No se relaje, porque pucha que le va a dar pena y rabia si contagia a alguien que quiere y fallece, o si usted mismo queda con secuelas por no cuidarse”, dice.
-¿Vislumbra algún alivio a esta crisis?
-“Confío en que pronto en otros países se van a empezar a encontrar soluciones, y que esas ideas comenzarán a replicarse en el resto del mundo. Hasta aquí, lo que ha impedido a muchos países controlar el virus es no tener como foco los intereses sanitarios. También hay mucho ego, todos quieren ser protagonistas de la solución, y lo que se necesita es involucrar a la ciudadanía y escuchar a los que saben”.
Añade que sabremos que vamos de salida de la pandemia cuando se comiencen a ver reducciones semanales sostenidas de 20, 30%, o más, en los indicadores.
-O sea, es poco probable que sea en el corto plazo.
-“Está difícil. En Chile están presentes las variantes definidas por la OMS como de preocupación, y también tenemos 3 de interés, y la llegada de la Delta definitivamente complica el panorama. A eso se suma un 90% de ocupación de camas UCI desde enero, y muertes confirmadas por Covid-19 al alza por más de un mes. Estamos viviendo un récord de mayores de 60 y de 70 años en UCI, y hay más de 8 mil hospitalizados confirmados por Covid-19”.
-¿Antes estos datos, qué diría en su Twitter?
-“Está la escoba. Cuídese”.