Riesgos globales 2025: lecciones para la resiliencia en Biobío

/ 31 de Enero de 2025

Mónica Reyes Poblete
Académica Facultad de Comunicaciones UDD.

En 2006, el Foro Económico Mundial (WEF) presentó su primer Informe de Riesgos Globales, anticipando, entre otras amenazas, una pandemia. El tiempo confirmó sus previsiones: el riesgo latente se hizo realidad.

¿Qué pasaría si pudiéramos prever los riesgos futuros? Desde hace dos décadas, el WEF recopila datos para ayudar a naciones y organizaciones a anticiparse y gestionar estas amenazas. El informe 2025 recoge las percepciones de más de 900 líderes globales de empresas, gobiernos, academia y sociedad civil. Su análisis abarca tres marcos temporales: el inmediato (2025), el corto y mediano plazo (2027) y el largo plazo (2035). Los riesgos se clasifican en cinco categorías: económicos, ambientales, geopolíticos, sociales y tecnológicos.

En su última versión, los riesgos más preocupantes son la desinformación, fenómenos climáticos extremos, conflictos armados, polarización social, ciber espionaje, contaminación, desigualdad, migraciones forzadas, tensiones geoeconómicas y la erosión de derechos humanos y libertades civiles. Estos desafíos están vinculados a tres grandes áreas: la relación con la naturaleza, la tecnología y la sociedad.

En Biobío, región de vocación industrial, forestal y pesquera, estos temas son cruciales. Es necesario avanzar hacia modelos de producción sostenibles y diversificar la matriz productiva para reducir la dependencia de materias primas. Iniciativas como el Plan de Acción Regional de Cambio Climático (PARCC) y sus variantes comunales, con objetivos y acciones concretas, son pasos clave.

El reto es fortalecer la resiliencia frente al cambio climático y la pérdida de biodiversidad mediante innovación, energías renovables, infraestructura y políticas sostenibles. Aunque fenómenos como incendios incontrolables y lluvias torrenciales se proyectan como riesgos globales a diez años, sus efectos ya se sienten en diversas partes del mundo, impregnado el sentido de urgencia.

Frente a estos desafíos, diseñar estrategias transparentes, monitorear expectativas y tomar decisiones basadas en datos permiten anticipar y manejar riesgos. En un contexto de poli crisis -riesgos globales que se contagian entre territorios-, la colaboración entre sectores público, privado y académico es esencial.

Lo social y tecnológico también está interconectado. Promover la inclusión y la equidad económica permite reducir tensiones sociales y avanzar hacia un desarrollo inclusivo. Reforzar instituciones y fomentar el diálogo genera confianza, mientras que combatir la desinformación con alfabetización digital y regulación adecuada es prioritario pues la desinformación no solo amenaza la democracia, sino también la cohesión social, polarizando comunidades e impactando la relación entre autoridades, industrias y ciudadanos.

Frente a estos desafíos, diseñar estrategias transparentes, monitorear expectativas y tomar decisiones basadas en datos permiten anticipar y manejar riesgos. En un contexto de poli crisis -riesgos globales que se contagian entre territorios-, la colaboración entre sectores público, privado y académico es esencial.

Preparar al Biobío como una región resiliente y capaz de enfrentar mejor las amenazas, requiere incorporar estos riesgos y datos en planes estratégicos. Este reporte da advertencias claras, como país y región hemos aprendido, prevenir siempre será mejor y más eficiente que lamentar. Imaginen volvemos al pasado y atendemos el riesgo de una pandemia global antes que ocurra ¿Qué haríamos distinto y mejor?

O’Higgins 680, 4° piso, Oficina 401, Concepción, Región del Biobío, Chile.
Teléfono: (41) 2861577.

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