Lorena Basualdo González
Psicóloga Educacional – Clínica
Infanto Juvenil
Licenciada en Psicología
Universidad de Viña del Mar
Universidad Católica de Temuco.
Hay un comportamiento psicológico que está ocurriendo últimamente o, al menos, se está mostrando más en algunos hombres: la idea de sentirse ansiosos o nerviosos cuando les preguntan cuál será el siguiente paso en su relación. Se desajustan y comienzan a sentir estos síntomas que dejan en evidencia una especie de “pánico” al compromiso.
Se trata de un nuevo modelo de comportamiento masculino, denominado síndrome de SIMÓN (variante del síndrome de Peter Pan), que se presentaría en hombres cuyas edades fluctúan entre los 25 y 45 años.
La sigla hace alusión a la S, de un soltero a quien le cuesta mucho entrar en una relación más seria o definitiva con alguien. En su mente, esa idea se traduce en estar encerrado sin posibilidad de una libertad que es para él un regalo preciado.
Es decir, tiene un concepto de libertad errado, y cuando finalmente ha entrado en una relación, le cuesta mucho dar el segundo paso, que es comprometerse con mayor profundidad.
La letra I tiene que ver con que no han madurado lo suficiente en el aspecto de sus afectos. Se trata de hombres que han cumplido muchas de sus expectativas de vida. Cuentan con un buen trabajo, donde además se les respeta; un buen pasar económico, muchos amigos, pasatiempos interesantes. Sin embargo, son hombres a quienes el mundo de las emociones les resulta engorroso, y creen que las relaciones más estables debieran surgir de manera espontánea, teniendo incluso un concepto errado de lo que es la formación de una relación amorosa.
La M, por su parte, nos habla que destacan el amor por los regalos. Se centran en tener el mejor auto, el mejor trabajo, el último artefacto tecnológico, lo que resulta en un perfil un tanto materialista. Ello está relacionado con la O, ya que son personas que pueden dedicar mucho tiempo al trabajo, con una responsabilidad desmedida, porque para ellos es la base, su refugio y el fundamento de su vida y, también, una vía para conseguir todo el poder adquisitivo que les dará estatus y poder.
Y, por último, con rasgos narcisistas, letra N. El punto más complejo de todos, debido a las características de este trastorno. Son personas que se aman a sí mismas, que necesitan la adulación del resto de manera constante, manipuladores y con falta de empatía. Aquí se destacan por no saber entregar amor y tampoco gestionarlo adecuadamente hacia sus relaciones de pareja.
Tienen miedo extremo al compromiso, y controlan no solamente sus emociones, sino que también necesitan el control de los demás. Con una autoestima frágil, creen o muestran a los demás que se merecen lo mejor del mundo, y en el amor así se traduce también: encontrar la pareja perfecta, tanto física como mentalmente es su meta, y en ese buscar, van construyendo un muro, no comprometiéndose profundamente, porque todo lo hacen de manera superficial.
Entonces es aquí donde surge la pregunta: ¿por qué cuesta tanto en estos tiempos encontrar el amor? Esa es la interrogante que muchas mujeres se están haciendo. Y la respuesta está en nosotros. Es la misma sociedad que está formando esta nueva forma de “amar”, somos nosotros quienes estamos mintiéndonos y mintiéndole al resto.
Por un lado, los hombres fingen amor, cuando su finalidad real es conseguir sexo, y las mujeres dicen querer sexo, cuando lo que realmente buscan es el amor.
Resulta que nos hemos convertido en vendedores de lo que no queremos vender, y como resultado, estamos fabricando sin darnos cuenta el Síndrome de Simón.
Si echamos un vistazo a la infancia de estas personas, nos daremos cuenta de que hubo una niñez sin límites por parte de los padres, con un refuerzo de seguridad y autoestima, con acceso fácil a las cosas materiales, con querer competir por ser el mejor en el colegio (es lo que se ha instruido día a día), aunque tengamos que dejar en segundo plano la educación emocional. Nos enseñaron que el éxito académico es lo más importante, ya que con ello conseguiremos un buen trabajo, éxito económico y libertad para poder hacer lo que queramos. Estamos construyendo una sociedad materialista, hedonista e inmediatista. Estamos construyendo esta nueva modalidad del siglo XXI. Estamos formando en este nuevo milenio a hombres SIMONes.