Voces femeninas

Somos cuidadoras por naturaleza

Marieta Montenegro Dhimes
Directora de Sostenibilidad Essbio.

En 2015, la diplomática costarricense Christiana Figueres fue clave para alcanzar un gran hito en la lucha contra el cambio climático. Tras innumerables gestiones y conversaciones de alto nivel, logró reunir a 196 países para firmar el Acuerdo de París, un compromiso global para mantener la temperatura a 1,5 grados por encima de los niveles preindustriales. En paralelo, su vida personal pasaba por una dura prueba: tras 25 años, su matrimonio se desmoronaba y sus emociones la desafiaron.

Su pasión por hacer frente a los desafíos, sumado a la desesperación de comunidades en todo el mundo por los efectos del cambio climático, fueron movilizadores para influir en representantes internacionales y generar un marco de acuerdo que nos diera una oportunidad de cambio real. Y, aunque por estos días, vemos con preocupación el cumplimiento del acuerdo, esta experiencia refleja la capacidad de las mujeres para tomar acción en favor de los desafíos de sostenibilidad del planeta.

Los problemas cada vez más complejos que enfrentamos no están ligados a soluciones sencillas. Además, ningún individuo por sí solo es capaz de resolverlos. Y en este punto, el tipo de liderazgo y sus resultados debiera inspirar una profunda conversación en nuestras organizaciones.

En nuestra generación es necesario abandonar la dependencia del “líder como héroe” y aprovechar el poder de la inteligencia emocional de las mujeres para comprender la complejidad total de los problemas, cultivando conversaciones significativas como la forma más productiva de generar nuevas posibilidades de acción.

Creo que como mujeres estamos predefinidas biológicamente, incluso, a preservar nuestra especie y – tomando palabras de Humberto Maturana–, cuidar nuestro “nicho ecológico” es clave en ese propósito. En mi ruta profesional he conocido mujeres con un liderazgo capaz de aprovechar las pasiones de redes de individuos y generar la energía necesaria para lograr un propósito común, especialmente en organizaciones comunitarias. Y personalmente, he podido abordar con éxito desafíos de sostenibilidad a través de comprender, reconocer y usar nuevas formas de poder, más informales, en red y colaborativos.

Brené Brown, profesora investigadora de la Universidad de Houston, opina que “el liderazgo no se trata de títulos ni de ocupar un puesto en la oficina, sino de la voluntad de dar un paso adelante, de exponerse y de ser valiente. El mundo está desesperado por líderes más valientes. Es hora de que todos demos un paso adelante”, expresa. Estoy segura de que como mujeres tenemos habilidades claves para ello, y los desafíos de sostenibilidad valen la pena para exponernos.

Nuestra especial sensibilidad es una fortaleza a la hora de empatizar con grupos de interés, pues nos conectamos de una forma transversal y desprovista del ánimo de dominación que ha impregnado en el liderazgo tradicional y que se ha vinculado a lo masculino.

Sin embargo, estos rasgos de inteligencia emocional no descuidan nuestra capacidad para decisiones racionales, más bien, nos suman comprensión de complejidad para soluciones adecuadas a cada contexto.

Con estas capacidades, muchas mujeres en Essbio y entre nuestros aliados en la comunidad nos han impulsado a avanzar con decisión hacia una transición sostenible que nos enorgullece. En los últimos años hemos sido reconocidos como la mejor sanitaria en índice mundial de sostenibilidad, distinción entregada por el Global Real Estate Sustainability Benchmark, GRESB, entidad internacional que mide el desempeño de empresas, fondos y activos inmobiliarios y de infraestructura, en temas medioambientales, sociales y de gobernanza.

A su vez, este año fuimos destacados en la XV edición de los Premios Corresponsables por el programa Toma la Sartén por el Mango, iniciativa que, tras competir con 972 candidaturas de 15 países, ha transformado la gestión de residuos en comunidades locales, evitando la contaminación de más de 77 millones de litros de agua. Este busca evitar el impacto social y medioambiental que causa el vertimiento de aceite domiciliario en el alcantarillado y cuerpos de agua. Para lograrlo, la empresa, en una alianza colaborativa público-privada, gestiona el retiro de aceite usado de cocina, que luego será usado como insumo en la elaboración de biodiesel, jabones, detergentes y ecovelas, gracias a convenios con empresas y emprendedores, contribuyendo a la economía circular de las regiones.

Asimismo, fuimos reconocidos con el Sello HuellaChile, iniciativa del ministerio del Medio Ambiente que reconoce la cuantificación y reporte de las emisiones de gases de efecto invernadero. Este reconocimiento subraya el compromiso de Essbio con la transparencia en su gestión ambiental y su dedicación a reducir su impacto climático.

Todos estos logros incluyen el valioso aporte de mujeres y hombres, y es justo destacar que nuestras capacidades se complementan en una diversidad que nos hace crecer y desafiarnos a generar valor no solo para la compañía, sino para todos los grupos de interés y, por cierto, para el medioambiente que nos acoge. Ahí está la clave de nuestro propósito corporativo y de nuestra apuesta por el largo plazo.

 

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