Más de 30 ciudades han declarado la guerra a la bolsa plástica. Los pioneros han diseñado ordenanzas para disminuir o eliminar su entrega en el comercio. Algunos clientes reclaman, y para los supermercados es un cambio radical, Pero la medida entusiasma a los ambientalistas. Si las bolsas se reciclaran, o tuviéramos conciencia de la importancia de llevarlas a reciclar, no habría problema, pero la mayoría de ellas termina contaminando calles, ríos, mares, o tirada al sol, sobre la tierra, lugar en el que tarda al menos 150 años en degradarse.
“A veces hay tanta belleza en el mundo, que siento que no la aguanto y que mi corazón simplemente se va a rendir”… Y baila la bolsa de plástico en una de las escenas más recordadas de la película de Sam Mendes, American Beauty. Todos quienes la han visto, y quienes la vean, se convencerán de que es un momento brillante y hermoso de ese premiado filme.
En Hualpén sopla el viento en una esquina de la calle Colón y se elevan, con menos majestuosidad y glamour que en la película, un par de envases de plástico que terminan por arrimarse a un arbolito que da sombra en estos días de calor intenso. La alcaldesa tiene razón: hay malas costumbres que hay que corregir y, a veces, no hay mejor modo de educar a la población que con una norma.
El municipio de Hualpén es uno de los pioneros en llevar adelante una medida incluida en su ordenanza medioambiental municipal, que pretende reducir -hasta llegar a cero- la entrega de bolsas plásticas en el comercio. Es, dice la alcaldesa Fabiola Lagos, una primera norma que pretende reducir los residuos contaminantes en su comuna, y que, a la vez, busca crear conciencia entre los vecinos, clientes, vendedores y propietarios de que se puede vivir, y comprar, de forma más sustentable.
Recientemente un grupo de científicos estadounidenses determinó con exactitud cuánta basura plástica entra al mar cada año. Las estadísticas son macabras, pues se habla de que el promedio de basura que termina en el mar anualmente es de 8 millones de toneladas métricas.
Si llevamos esta cifra a números más cotidianos nos encontramos con que es equivalente a 15 bolsas de supermercado llenas de plástico por cada metro de línea costera en el mundo, indican los autores del estudio. Lo peor es que esto, a todas luces, irá en aumento, ya que se estima que en 2025 la cantidad de plástico equivaldrá a 30 bolsas del material por cada metro de costa.
En Chile también somos “bolseros”. Estudios realizados por la Universidad Andrés Bello indican que cada chileno ocupa alrededor de 500 bolsas plásticas al año. Es decir, ocupamos al año la misma cantidad que un país europeo de 60 millones de habitantes, como Italia.
Los estudios dicen que el 83 por ciento del total mundial de plástico que termina en el mar proviene de sólo 20 países, lista encabezada por China, con 27,7 % de ese total, mientras que el país latinoamericano que más contribuye es Brasil, con 1,5 %.
Se afirma que actualmente el mayor uso que se le da al plástico es para embalaje o empaque, lo que luego termina en desecho. Por ello, los ambientalistas están alertas, pues su presencia podría dañar a más de 600 especies marinas.
Pucón la lleva
Hace pocas semanas, en Pucón se realizó un encuentro organizado por el Ministerio del Medio Ambiente en el que participaron más de 30 ciudades que pretenden plegarse a la iniciativa que ya desarrolla con éxito el municipio anfitrión.
Y es que Pucón logró erradicar definitivamente la entrega de bolsas plásticas y la experiencia, aunque con bemoles, ha sido excelente. Evelyn Silva, encargada de Medio Ambiente de la Municipalidad de Pucón, enfatiza que, a dos años de implementada la ordenanza, todo está en orden y se ve más limpio.
“En primera instancia se hizo un trabajo de participación en conjunto con el comercio, donde a ellos se les contó de la estrategia de reducción de bolsas plásticas. Se decidió comenzar con la iniciativa, pero lo primero que se realizó fue un protocolo de acuerdo entre la municipalidad y el comercio, donde estos últimos firmaron de forma voluntaria acceder a reducir -hasta reemplazar- las bolsas de plástico.
Luego de comenzada la reducción de bolsas se generó la ordenanza que no multa ni prohíbe, sino que se basa en el protocolo de acuerdo. Esta voluntad conjunta es la que provoca el éxito de la iniciativa. Ya en la segunda etapa de la estrategia, cuando sólo se entregaban tres bolsas por cada compra, hubo complicaciones, ya que los turistas no entendían la iniciativa, pero después no hubo más episodios críticos”.
Insiste en que lo que más costó fue educar a los turistas, ya que los habitantes de la comuna están empoderados con la iniciativa. “Han sido dos años de educación, difusión y empoderamiento”, enfatiza.
Arrimarse a buen árbol
Desde 2011, la Fundación El Árbol (www.fundacionelarbol.cl) ha venido trabajando en crear conciencia medioambiental en distintas líneas, y una de ellas es concientizar sobre la utilización del plástico. “Creo que la bolsa plástica en sí es un elemento súper dañino. Una bolsa plástica está sólo 15 o 20 minutos en nuestras manos, para luego demorar entre 150 y 300 años en degradarse. Y es en esa etapa donde se produce un efecto complicado, pues las bolsas se microparticulan y sus restos terminan generalmente en ríos o en mares, literalmente en la boca de los peces y, finalmente, o ellos terminan asfixiados o nosotros terminamos comiendo ese compuesto”, indica María José García, arquitecta y directora de la Fundación.
La profesional cree que erradicar las bolsas plásticas es una excelente medida. “Sí, creo que es difícil en términos del usuario o cliente que acaba de comprar, pero una vez que se adopta el hábito deja de ser algo complicado.
Yo hace mucho tiempo que no utilizo este tipo de bolsas. Tengo mi carrito de compra y mis bolsas reutilizables. Cada vez que voy a un supermercado, o voy a una tienda, ando preparada con lo que necesito dentro de la cartera. No me complica la vida. Es más, creo que luego va a pasar a ser algo muy natural para todos… Es que hasta ahora la entrega de bolsas había sido muy excesiva, yo veo personas que llegan con hasta 30 bolsas del ‘súper’ y eso es espantoso”, comenta.
Sí, es verdad. La alcaldesa de Hualpén dice que antes de aplicar la norma en su comuna habían observado que, a veces, se empacaba un producto por bolsa, es decir, un cliente podía llevarse fácilmente cerca de 40 o 50 envases de plástico en la compra del mes.
María José García agrega que una buena disposición que han tomado los municipios es que el retiro sea en forma paulatina, medida que permite que las personas vayan de a poco haciéndose a la idea de que tienen que andar con su propio envoltorio.
“De alguna manera, hoy en día todos somos conscientes de que hay que cuidar el medioambiente, pero pocos lo quieren asumir, porque somos cómodos. Creo que dictaminar una ordenanza, o hacer una ley, es educar y enseñar a las personas respecto de que reciclar y cuidar el medioambiente no es tan difícil. Con estas simples medidas se está cuidando el futuro del país y del planeta, y también a nuestros hijos”, agrega María José.
La arquitecto señala que ella ocupa bolsas de bioplástico para la basura, las que están hechas de plástico de maíz, compuesto totalmente biodegradable y orgánico. Es una bolsa que se degrada en aproximadamente seis meses y que está hecha para no dañar.
-¿Y si las bolsas de los supermercados fueran de ese material?
“Existen empresas que generan este tipo de plástico orgánico para el comercio, pueden ser una buena opción. Aunque es más cara, es una alternativa. Sin embargo, creo que lo mejor es que nos acostumbremos a andar con nuestras bolsitas de género, sin olvidar las bolsas de papel, también una excelente opción.
De cualquier forma es una excelente medida. La cantidad de bolsas que uno ve volando en los ríos, en el mar o enredada en los árboles es demasiada, y la imagen es bastante impactante. Una norma como ésta genera conciencia y hay que entender que, aunque te estén obligando, es por algo positivo”.
Todas son reciclables
La directora de Medio Ambiente de la Municipalidad de Concepción, Andrea Aste, lanza esta pregunta: “¿Sabías que ‘toooodas’ las bolsas plásticas son reciclables, menos ésas que suenan y que son como de celofán?”
Yo no sabía. Y no tenía idea que en Chile existen tres plantas de reciclaje de plástico, que son las más modernas de Latinoamérica y que, sin embargo, la Asociación Gremial de Industriales del Plástico (ASIPLA) tiene que importar 15 mil toneladas de plástico al año para que estas plantas puedan funcionar.
Por eso, a través de un llamativo video, la organización no gubernamental Yo Reciclo y ASIPLA lanzaron una campaña denominada Salvemos las bolsas, que promueve la reutilización y el reciclaje de bolsas plásticas. Es su forma de responder al problema del sobreconsumo de bolsas plásticas en Chile, donde se usan -según sus propias estadísticas- más de 7 millones cada día.
Según informan en su sitio, en nuestro país se consumen unos 3.400 millones de bolsas plásticas anualmente y existe la capacidad de reciclar 15 mil millones al año. Es decir, podríamos reciclar el consumo anual de bolsas de todo Chile, Argentina, Perú y Bolivia. Sin embargo, el 77 % de las bolsas plásticas que se consumen no se reciclan y, cada día, más de siete millones de bolsas plásticas se botan como basura.
“Aumentar nuestra tasa de reciclaje depende de la ciudadanía y de tener políticas públicas que vayan en esa dirección. Al reciclar las bolsas plásticas, éstas se transforman en un recurso y no en un desecho”, explicó Mariela Formas, gerente general de ASIPLA.
La campaña se lanzó luego que Contraloría dictaminara que los municipios no podrán prohibir la entrega de bolsas plásticas en el comercio, como había sucedido en Pucón, y que el Ministerio del Medio Ambiente anunciara que impulsaría la creación de una norma de carácter nacional que regule el uso de bolsas plásticas.
Disminuir, no eliminar
Andrea Aste dice que el propósito de la gestión que desarrolla el municipio penquista es llegar a un acuerdo con el comercio. Aplicar una norma, evaluar y corregir de ser necesario.
Dice que el año pasado trabajaron bastante en este ámbito, y tuvieron reuniones con los supermercados para saber cuál era su opinión en esta materia. También se juntaron con industriales que están innovando en el tema de los envases plásticos, con las empresas tradicionales de plásticos y con la asociación de industriales del plástico. Con la información recabada se elaboró el capítulo que alude a las bolsas plásticas que se encuentra en la ordenanza medioambiental y que se titula Fomento a la gestión de la energía y de los residuos peligrosos, voluminosos y valorizables. Dentro de él hay un párrafo que se llama Fomento al reciclaje y utilización de las bolsas plásticas.
“Nosotros creemos que las bolsas plásticas son un problema. Para poder hacer este capítulo hicimos un informe, realizado por nuestro ingeniero ambiental, del registro y los daños que provocan las bolsas. Concepción es una ciudad que tiene dos ríos y cinco lagunas. Si tú las ves, te encuentras con mucha basura, con escombros, colchones, coches de guagua y muchas cosas, entre ellas bolsas. Estamos convencidos de que la solución no va sólo por el lado de prohibir su uso y, por eso, propusimos optar por la disminución de las bolsas plásticas. Es más, en la ordenanza actual, que está vigente desde febrero, decimos que de aquí a un año los locales comerciales podrán entregar sólo tres bolsas. La cantidad no es el punto, lo que nosotros queremos es dialogar con el comercio para que entiendan qué hay detrás de todo esto para que, en definitiva, cuando lleguemos a febrero del próximo año evaluemos cuál fue el comportamiento de los supermercados, de las tiendas y de la gente. Ahí determinaremos qué hacer, porque las ordenanzas son modificables”.
La directora señala que, efectivamente, prohibir la bolsa va a ser una medida drástica, pero la idea es no concentrarse sólo en las bolsas, sino que también abarcar las botellas y todos los envases de este material. Es decir, el plástico en general.
“Teniendo estos antecedentes estamos convencidos que lo que tenemos que hacer es fomentar el reciclaje, no solamente de las bolsas, sino de los plásticos en general. Tuvimos una primera reunión para la difusión de la ordenanza, en enero, con los distintos supermercados de la comuna. No fuimos con una fórmula, sino que fuimos a decirles que queremos escuchar sus propuestas de cómo ayudarían a fomentar el reciclaje”, dice Andrea Aste.
La profesional cuenta que la reacción de los supermercados fue muy buena y que esperan que esa buena disposición dé resultados positivos al cabo de un año.
Hay muchas alternativas de bolsas que son biodegradables, bolsas de papel y otros inventos sofisticados que se usan en algunos países europeos. En algunas ordenanzas también se hace referencia a que deben ser compostables. “A mí me parece bien, pero sólo cuando tengamos en el país implementado el compostaje como una práctica habitual, cuando tengamos una planta de compostaje comunal y cuando las señoras tengan compostaje en su casa. Por ahora, ¿qué saco con tener una bolsa compostable si la basura se va a un relleno sanitario? Estamos viendo cómo hacernos cargo de la separación en origen de la basura, y dedicarnos a buscar una solución para la sección orgánica de ella, porque en Concepción, y en el país en general, ésta constituye más del 50 o 60 por ciento de lo que nosotros botamos”, puntualiza Andrea Aste.