Amity Island fue la localidad turística costera que Steven Spielberg creó para provocar el pánico en las playas con su estreno “Tiburón”. En Chile, se conocen casi 50 variedades de esta especie, pero al contrario del film norteamericano, en la realidad es la población de tiburones la que se ve mundialmente amenazada por la acción del hombre. Por eso científicos chilenos, quieren elaborar un Plan de Acción para su conservación y manejo.
A nivel mundial el precio de la aleta de tiburón puede alcanzar los 600 dólares, por lo que la práctica de corte de aletas ha provocado que en Chile, principalmente en la zona norte, hasta exista una temporada de caza de tiburones.
Estudios científicos que se han emprendido para preservar las especies -en nuestro país hay unas 50 variedades de tiburones- han demostrado que tanto la pesca dirigida como la incidental (arrastre de especies que no son el objetivo de la pesca) pueden ocasionar un severo daño a los ecosistemas marinos.
La afirmación que repiten algunos científicos y que ha sido tema de debate en encuentros de organizaciones vinculadas a la protección de la vida marina no es temeraria, si se toma en cuenta que por cada especie “objetivo” capturada, existe una proporción de hasta 3 ó 4 tiburones muertos.
Así lo explica el Doctor en Ciencias Biológicas, Julio Lamilla, de la Universidad Austral de Chile, quien asegura que la falta de control de lo que ocurre con la pesca incidental, o descarte,que realizan las embarcaciones en alta mar, ya sean buques industriales o barcos artesanales, no permite tener datos certeros del daño que se podría estar provocando.
Sólo como ejemplo -indica- en la observación de campo que se hizo en dos embarcaciones entre el 2000 y 2001, de un total 1.099 albacoras o peces espadas capturadas, se detectaron 3.842 condrictios (nombre que se da a los peces cartilaginosos como los tiburones, rayas y quimeras) muertos por efecto de la pesca incidental.
Plan de Acción Nacional
Hace más de un año un valioso estudio de la pesca incidental y su impacto sobre los tiburones y otras especies de la familia de los peces con esqueleto cartilaginoso o condrictios fue elaborado por científicos de 7 universidades del país, entre ellas la UACh y la Universidad de Concepción.
El documento sería la base para un plan nacional que permitiera su conservación y manejo. Este estudio que ya es ocupado por países como Colombia, Venezuela y Costa Rica, ya está concluido en Chile, pero aún no es tramitado por la subsecretaria de Pesca, para que se dicten normas o se acuerden soluciones con los pescadores para controlar, por ejemplo, el “descarte” en alta mar.
El “plan”, según lo explica el Biólogo Marino de la Universidad Austral, Carlos Bustamante, es una herramienta prioritaria para saber qué está pasando con los tiburones en el mar chileno y dar cumplimiento también a un mandato de la FAO, que ha reconocido internacionalmente la vulnerabilidad de la especie. Precisa que de esto depende la implementación de una política de conservación que evite impactos perjudiciales y la extinción de algunas especies.
Tiburones en Mar Chileno
Los condrictios, que aparecieron antes que los primeros vertebrados se arrastraran sobre la tierra, tienen una data en los mares del mundo de más de 450 millones de años. En nuestro país su presencia se calcula en unos 10 a 25 millones de años, en la etapa del Mioceno.
De acuerdo a estudios biogeográficos, pueden ser clasificados en tres grupos: uno de origen patagónico, compartido con Argentina; otro de origen ecuatorial, compartido con Perú y un grupo de transición entre Coquimbo (IV región) y la zona austral de la región de Los Lagos.
En Chile los tiburones habitan a lo largo del país. Es posible encontrarlos desde las aguas cálidas del norte hasta las antárticas. En distintos puntos de la costa chilena se ha podido catastrar cerca de 48 especies que van desde los 25 centímetros hasta los 4,5 metros. De éstas, unas 25 se detectaron entre Valdivia y la Provincia de Palena. Una de las variedades de tiburón más común en las aguas de la región de Los Lagos son los “tollos” (Mustelus Mento).
De acuerdo a la observación científica de las especies de tiburones en territorio nacional, se ha podido comprobar que tienen una tardía madurez y una baja fecundidad, pero que son de gran longevidad. Su reproducción puede ser de forma ovípara (que ponen huevos grandes y bien protegidos) o vivíparas (tienen crías que se han nutrido de una placenta de manera análoga a la humana).
Marcaje y genética de tiburones
Con el apoyo tecnológico de la Universidad de Stanford, Estados Unidos, los científicos chilenos de la Universidad Austral -líderes en la investigación de tiburones en Chile- están desarrollando un programa de marcaje y genética de esta especie. En una primera etapa se considerará el marcaje satelital de 5 especies de tiburones que migran entre Chile y Perú. Esto permitirá conocer su distribución, su movimiento, además de sus condiciones oceanográficas.
El proyecto contempla la entrega de dinero para la investigación de los países que conformarían, junto a Chile, un Plan de Manejo Regional para el Pacifico Latinoamericano, entre éstos, los gobiernos de Colombia, Costa Rica y Venezuela.
Con el apoyo tecnológico norteamericano se quiere estudiar a cada especie, para saber cómo inciden en la “trama atrófica”, donde el tiburón es un depredador tope. “Esto quiere decir que podremos saber cómo los tiburones ayudan a mantener a las otras especies que cohabitan junto a ellos y así comprender el enfoque ecosistémico, mas allá de una relación predador-presa”, precisa Lamilla.
El plan contempla tres tipos de marcas. Registro de ADN, para identificar la procedencia del tiburón al colocar una marca plástica en la aleta de la especie en estudio (que no produce daños al tiburón). Ésta a su vez también registrará con sensores el cambio en la temperatura de las aguas (este dispositivo se suelta y flota) y una tercera marca que implica un seguimiento satelital, que permitirá a los investigadores saber en qué zona del Pacífico, a qué profundidad y bajo qué condiciones se desplaza el tiburón.
De esta manera, desde el sur de Chile se hará un aporte para recolectar la información que sentará las bases para un plan que propenda la conservación y el manejo de las poblaciones de tiburones en el mundo.