Jorge Matute Matute y su desencanto de la justicia: “Por daño moral demandaremos civilmente al ministro Rubilar”

/ 23 de Diciembre de 2009

matuteSangre peruana corre por las venas de este sindicalista, hijo de madre soltera, y presidente de 2.400 trabajadores del petróleo del país -con ardua tarea por estos días-  que, donde va, es reconocido como el padre del “Coke”, el universitario que desapareció de La Cucaracha, en 1999. Y a él, entre que le complace -como cuando el ex presidente Lagos lo instó a competir con Jacqueline van Rysselberghe por la alcaldía de Concepción- y le duele.
Y es que a sangre y fuego se le grabó la mirada acusadora de una madre que en 2000, en un programa de Chilevisión conducido por Tati Penna, le representó que no era lo mismo perder un hijo desde una discoteca que desde una peregrinación a Sor Teresa de Los Andes, como le ocurrió a ella.
“Me dolió mucho, mucho, pero la entendí”, dice.
En el mismo espacio le enrostraron haber tenido más apoyo del Estado en la búsqueda por ser rico y político. Ni lo uno ni lo otro -dice-. Siempre ha sido un dirigente sindical y de riqueza, nada, salvo la buena educación que ha brindado a sus hijos desde los 19 años cuando de Valparaíso -su ciudad natal-  llegó a trabajar al departamento de producción de planta Etileno, en Petrox, hoy Refinerías Enap Bío Bío.
Más canoso, más gordo y más fumador está hoy Jorge Matute Matute (58) quien, en esta Navidad sólo pide recibir verdad, tal como viene implorando desde 1999. Saber quién y por qué mató a su hijo de quien -emocionado- recuerda  el brevísimo diálogo a poco de embarcarse a Estados Unidos desde el aeropuerto Arturo Merino Benítez, un par de días antes que desapareciera y sólo hallara sus huesos cuatro años más tarde junto al Bíobío:
-¡Cuídate!, ¡pórtate bien!, le dije.
-¡No te olvidís de traerme la polera  de los Guns N´Roses…!, pidió.
-No la alcancé a comprar; antes de ir a Estados Unidos pasé a México y le compré unas poleras y una camisa muy bonita. Ahí quedaron guardadas… Tenía tantos sueños y proyectos en Uruguay, Canadá y Nueva Zelanda cuando se recibiera. Estaba en 5° año de Ingeniería Forestal.
Está orgulloso del hijo que perdió, pero también -y se lo nota- de otro que “pinta para bueno” en lo suyo, Claudio Matute Espinoza (24), que egresa este mes de Derecho en la U. de Chile y prepara una demanda civil en contra del ministro Juan Rubilar Rivera.

No más espera

– El juez Alejandro Madrid calificó la muerte del ex presidente Frei Montalva como un “asesinato”  por el cual fueron procesados como autores Luis Becerra Arancibia, Patricio Silva Garín, Raúl Lillo Gutiérrez; y como encubridores del crimen los doctores Pedro Valdivia Soto, Helmar Rosemberg Gómez y Sergio González.  ¿Qué piensa de este caso?
-La justicia tarda, pero llega. En particular, cuando hay jueces que podrán demorar, pero  que están convencidos que su labor es hacer verdad y justicia.
– De la muerte del ex presidente Frei (1982) hasta esclarecerse la verdad pasaron 27 años. Usted ha esperado diez para saber qué le pasó a su hijo. ¿Está dispuesto a esperar otros 17 años para que se aclare qué sucedió realmente?
-Esperaré toda la vida hasta hallar la verdad, hasta saber quién mató a Coke.
– ¿Cuáles son los próximos pasos que dará en tribunales en ese sentido?
-Más allá de las diligencias solicitadas y de las que la Corte de Apelaciones no se ha pronunciado (reapertura del sumario tras  declaraciones de Cristian Araos por existencia de una red de protección al narcotráfico y envío de la causa 21.600 o Cártel del Carbón del ex Primer Juzgado del Crimen de Talcahuano a fin de identificar elementos que guarden relación con el caso Matute), y de otras más que en su momento pediremos, estamos pensando seriamente en una demanda civil en contra del ministro Juan Rubilar Rivera por daño moral a la familia.
-¿Al ministro? ¿cuándo se concretaría?
-No tengo fecha aún.  Es un caso complejo, no es lógico demandar a un juez, pero creo que los antecedentes –cuando una va leyendo el expediente y va rememorando algunas cosas-  ratifican que estamos frente a un juez que no ha querido encontrar la verdad. Estando muchas diligencias inconclusas en el proceso, muchas mentiras y muchas verdades también, él no ha querido encontrarlas.
-¿El abogado Fernando Saenger está de acuerdo?
-No, no hemos hablado con él, lo hemos analizado con la familia y algunos conocidos de Santiago. No me gustaría involucrar a gente que no está dispuesta a hacerlo, pero va en el curso de 2010. Será el paso previo o en paralelo con lo que ya he anunciado en orden a que cerradas todas las instancias posibles en Chile,  me voy  a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en Costa Rica.
– Ustedes han anunciado varias veces ya que irán a la Corte Internacional de DD.HH. ¿Qué los está demorando? ¿Qué ganarían con esa presentación?
-La vergüenza me impide dar el paso definitivo. Me avergüenza como chileno recurrir por justicia fuera del país porque aquí no se ha hecho. El país es testigo que la verdad puede tardar, pero que se hace verdad. La justicia logró determinar  a los responsables de la muerte de Víctor Jara y ahora del ex presidente Frei. Se ha hecho luz. He dicho que esperaré, pero no me gustaría estar esperando toda la vida. Con estos ejemplos me queda claro que en Chile es posible hacer justicia cuando un juez quiere hacer justicia y quiere encontrar la verdad. Es el punto que me frena, soy un convencido que, cambiando al juez Rubilar por otro que esté comprometido con la verdad y la justicia vamos a ser capaces de dilucidar rápidamente este caso, encontrar a los responsables y limpiar la imagen de la justicia chilena.
-Revista NOS publicó más detalles de la eventual participación de carabineros en el secuestro de su hijo. Se ha mencionado al oficial ® Patricio Ramírez Cádiz como quien en la madrugada del 20 de noviembre de 1999 -según testigos- habría llegado embarrado al cuartel, se  habría cambiado, echado la ropa sucia en una bolsa que se llevó, y habría partido a vender su auto a San Carlos. ¿Qué le parece?
-He estado revisando algunas notas desde el momento en que desapareció Coke. De algunas me asaltan dudas. En las primeras semanas de 1999 (después de la desaparición)  hubo tal cantidad de información y desinformación; llamados anónimos que sólo entorpecieron las líneas investigativas de Carabineros y de la PDI. Sí, me llama la atención el famoso teniente Ramírez Cádiz. Él me interrogó cuando llegué a Chile  el 24 de noviembre de 1999. Me interrogó por más de dos horas en la Primera Comisaría respecto de mis actuaciones. A los pocos días fue sacado del caso porque era amigo de Bruno Betanzo. Había un interés allí. Del episodio de la ropa embarrada y venta del auto, es la primera información que tengo. Entre diligencias futuras, vamos a pedir que sea requerido por el tribunal.
Estoy claro sí que en la línea investigativa de Carabineros hubo errores -por decir lo menos- al punto que la jueza prefirió trabajar sólo con la PDI. Hubo cambios y hasta el jefe de zona, Germán Uribe Santana, fue removido del cargo.
Hasta ahora, nunca pudimos relacionar directamente el caso de Coke con Carabineros.
Nosotros nos entrevistamos varias veces con el general director ® Alberto Cienfuegos y otros superiores de la línea de mando sobre los hechos; personalmente recibí denuncias de carabineros vinculados a la droga y que los apartaron de la institución.
-¿Estaban investigando la desaparición y vinculados al mismo tiempo con la droga?
-Así es; con todo, en el tema de Carabineros siempre va a quedar una sombra de si estaban viendo lo de la droga o lo de mi hijo. Hasta el día de hoy no sé cuál es el punto de encuentro.
– ¿Jorge no consumía drogas?
– En alguna ocasión Cristián Araos dijo que mi hijo murió drogado y alcoholizado, no sé de dónde sacó esos antecedentes. Fumaba cigarrillos y bebía ocasionalmente, sí. Droga, no. Está comprobado más allá de los exámenes mismos y por sus más cercanos. Tampoco manejaba recursos económicos para consumir, en la casa nunca se perdió nada, estaba dedicado a su carrera, le gustaba la música, era honrado y querido por sus amistades. A un chico metido en las drogas se le nota. Uno se va dando cuenta del cambio de conducta.
-¿Siempre estuvo cerca de él?
-No estábamos viviendo juntos estos últimos años, pero éramos cercanos. Íbamos a comer; no tenía problemas de depresión ni razones para irse de la casa. Era muy regalón y querendón de su madre, un hijo feliz en su casa. Sus sueños eran altos y lejos del suicidio o la droga. ¿Aspiraciones? Recorrer el mundo una vez que se recibiera.

Línea por abrir

-¿Cree, como  sostiene Cristian Araos Díaz, que “el nudo” de la verdad de lo que pasó en La Cucaracha el 20 de noviembre de 1999 lo tienen quienes integrarían una red de protección al narcotráfico?
-Es una línea que hay que abrir, pero también quisiera que  él aclarara  algunas dudas -en la línea de investigación de la PDI- respecto de la insatisfactoria explicación  del grupo de 7 procesados por obstrucción a la justicia del porqué van y declaran el punto exacto de unas huellas en el Puente Juan Pablo II, en  marzo de 2000, del porqué del tráfico de llamados que hubo esa misma noche al 133. Hay varias cosas que la PDI logró relacionar y cuando uno lee sus declaraciones, hay contradicciones entre ellos. Lo único que tengo claro es que la PDI demostró con hechos concretos y técnicos la participación de estos jóvenes en el caso.
-¿Sigue sosteniendo que este grupo de 7 muchachos tienen un grado de responsabilidad en la muerte y secuestro de su hijo?
-Creo en la investigación de la policía civil y mientras esas dudas -que están en el proceso- no sean resueltas,  no tengo otra mirada. ¿Qué tiene que ver Carabineros con esto? Es otra duda. ¿Por qué Carabineros estuvo esa noche en La Cucaracha? ¿por qué el teniente Ramírez Cádiz estuvo o no estuvo allí, también? Hay que investigar, porque tampoco sabemos cómo se embarró y si él tomó o no (esa noche) a Coke.
Hay hechos como la posición de los autos estacionados –unos al lado de otros- y que manejaban el joven Oscar Araos Díaz, Gerardo Roa y el “artesano”  (peleas por rayados a los vehículos) y hay testimonios cuando se accedió a los cuadernos secretos y de reserva de identidad, en 2004.
Dan cuenta de sendas declaraciones de dos adolescentes que efectuaban imputaciones directas en contra de dos personas que se recriminaban la muerte de JMJ.
Desde ese punto de vista la objetividad no la puedo tener yo, pero tampoco la familia Araos. La objetividad la pone la justicia y es ahí donde yo me paro y protesto ante un juez que no ha querido hacer claridad. Yo estoy claro que los procesos por  obstrucción a la justicia que pesaban sobre estos jóvenes cayeron con la Reforma Procesal Penal. Lo más grave, sí, es que el juez desestime, en octubre de 2005, el procesamiento de Araos y Rojas como autores del delito de homicidio simple solicitado por el Consejo de Defensa del Estado, porque no hay causal de muerte.
Al final, sean unos u otros –estos chicos u otros del mundo de las discoteca o terceros- no hay culpables, porque el juez no quiso investigar a fondo la causal de muerte de mi hijo, habiendo solicitado el concurso de peritos y teniendo en claro que, hasta ese entonces, el SML no daba garantías de calidad y tecnologías adecuadas. El caso del Patio 29 así lo ratifica. Tengo muchas esperanzas que, con un cambio de juez encontremos la verdad.
-¿Por qué pidieron ministra en visita y desestimaron lo que hacía doña Flora Sepúlveda?
-Para que tuviera dedicación exclusiva en un caso que estaba siendo cada vez más delicado y ensuciado. Todos los días recibía llamados de distintas personas. Mucha gente lo vio incluso en distintas partes. Aparecieron 18 cuerpos de gente que nadie buscaba, pero dudo que alguien haya sido capaz de “sembrar” cadáveres en distintos puntos de la Región. El caso del Coke llevó a un gran  rastreo en esta Región en su busca y quedó al descubierto el gran drama nacional de gente que desaparece y nadie los busca. Al menos, hoy uno se siente conforme que si un chico desaparece rápidamente reaccionan los equipos especiales de las policías.

El otro Concepción

-Recorrer las fojas del voluminoso expediente caratulado “Secuestro y obstrucción a la justicia” es como estar en otro Concepción: uno obscuro, de peleas, de mentiras, de tragos y drogas a destajo. ¿Cree que las autoridades dejaron “crecer” el negocio de la droga si es que, como parece, hay un cierto vínculo entre uno y otro hecho?
-La droga es un negocio mundial demasiado rentable. No creo que las autoridades lo hayan dejado crecer, pero que hay gente adicta, la hay  -caso de la jueza Sonnia Navarro en Santiago-.  No cabe duda que es una red tan potente como el tráfico de armas. No quiero creer que en mi país exista una red institucional. Sí, digo, que más que la droga- por lo menos en ese momento- se estaba haciendo fácil asesinar y a mí no me cabe en la mente tal grado de criminalidad  en la Región. Al quedar impune estos casos, es decir que en Concepción, en Chile, es posible asesinar y hacer desaparecer  gente sin recibir castigo, la señal de impunidad se instala. Y en un país que quiere crecer, desarrollarse, esto no puede ser.
-¿Y no le parece raro que con todos los recursos con que se dispuso en su momento no se llegara a ningún  resultado?
-Es cierto que una de las cosas que más nos han criticado -incluso por los Araos- es que este caso ha costado mil millones de pesos. Yo no sé cuanto cuesta una vida humana, pero más allá del hecho-país que genera un escenario como éste, esos  mil millones no los gastó la familia Matute. Los gastó la inoperancia de la justicia y los organismos auxiliares. Esa pelea entre carabineros y la PDI fue evidente, la viví, pero no nos culpen a nosotros por la ineficiencia judicial y policial.
No le estoy poniendo valor a la vida de mi hijo ni diciendo que sea más importante que otro, pero la impunidad tiene muchos efectos políticos, económicos, sociales cuando un país se empieza a poner “bananero”.
– En estos años ¿cuáles han sido los peores momentos que ha tenido que enfrentar por la desaparición de su hijo Jorge?
-Lo más duro fue en un programa de TV, de Tati Penna en Chilevisión, con otros padres y madres que habían perdido a sus hijos y otro momento fue con una vidente. Un fraude que montaron algunos de estos jóvenes procesados por obstrucción a la justicia. Trajeron a Concepción a una supuesta médiun que decía estar poseída por el Coke. En la farsa que montó en La Cucaracha a donde fuimos de noche – y que estaba destinada a María Teresa Johns, pero fui yo-  ella se retorcía y gritaba que le estaban pegando con un bate. Montó una tragedia, manifestaba dolor, que la golpeaban y quien la golpeaba eran  los guardias de La Cucaracha. Una persona filmaba la escena. Más allá del fraude de todo eso, se me pasó por la mente que a Coke le pudo haber pasado eso.
Familiarmente hay dolor. No haber estado en Chile, me persigue. Si hubiera estado aquí, a lo mejor habría cambiado un poco el destino.
Después de la muerte de mi hijo, hubo un cambio muy fuerte en mí, me costó mucho reír, disfrutar. En un momento, no había dolor más grande que el que estaba sintiendo. Buscaba aislarme. Cuando el caso del Coke reaparece, causa revuelo o hay una luz de esperanza de solución como cuando apareció Fabián Flores, en uno se generan  expectativas, pero con  el tiempo he ido aprendiendo a ser más duro, más escéptico.
– ¿Y qué le diría a quienes le acusan de profitar de su desgracia?
-Que están equivocados, no me conocen, no tengo bienes materiales, no tengo títulos y todo lo que poseo ha sido con esfuerzo. Me enorgullezco sí de mis hijos, la mayoría son profesionales y es la mejor herencia que he dejado: Alex y Claudio, abogados, Fernanda, tecnóloga médica y Matías, en enseñanza media.
– ¿Cuál ha sido el peor insulto que ha recibido por el caso de Coke?
– Justamente, que me digan que estoy profitando de la muerte de mi hijo.
– ¿Ser candidato a alcalde lo  perjudicó o favoreció?
-Hubo gente que me criticó. La propuesta la tenía de antes. Soy la generación de Manuel Bustos y más sindicalista que político mismo cuando me proponen, dije  que no. No quería aparecer como “oportunista” de una situación dolorosa. El ex presidente Lagos me convenció. En Concepción, por lo demás, los grandes políticos no quieren competir con la alcaldesa y si miro los resultados, me fue bastante bien: saqué un 40% y habría sido un buen alcalde, estoy convencido.

Cayó sentado al suelo

– Cuando se enteró de la desaparición de su hijo, usted estaba de vacaciones en Estados Unidos. ¿Me puede describir ese momento? ¿Se ha sentido culpable?
-Lo tengo grabado. No tenía celular ni correo y estaba solo. Llevaba dos días en Estados Unidos y el domingo 21 en la noche encontré bajo la puerta de mi habitación un fax de Chile. La jefa de recursos humanos de Petrox me comunicaba que mi hijo estaba desaparecido desde el 19. Me pedía que llamara a la casa.
Cuando lo leí, caí sentado al piso, en shock. Conocía a Coke y sabía que nunca se alejaría de la casa más de 24 horas y menos sin avisar. Temí lo peor. Me contacté con Álex y llorando me pidió que llegara lo más rápido posible. Estaba en Florida y a esa hora, 23 horas, no sabía qué hacer. Tenía que volver a Miami, y al día siguiente salí  a las 6 de la mañana y cada 40 kilómetros, en los servicentros, me bajaba a llamar a la casa y nada. Conseguí vuelo el martes en la noche. De regreso a Santiago no dormí durante esas 9 horas pensando en que lo hallaría vivo.
Cuando llegué a San Pedro de la Paz, no había variado la cosa, salvo un llamado a mediodía pidiéndome un rescate. Era  falso.
Al día siguiente en la tarde, recién se constituyó la policía en la discoteca. Había funcionado todo el fin de semana. Era muy difícil hallar una pista, empadronar. Cuando el caso empezó a salir en los medios a mucha gente le dio miedo también. Nadie quería decir que había estado en la fiesta tecno.
Con mis compañeros de trabajo, sus compañeros de universidad y sus amigos iniciamos un plan de búsqueda, pero nunca pensé que se iba a desaparecer 4 años. Todos los días estaba en carabineros o en la PDI indagando, entrevistándome con personas, chequeando datos. Mi teléfono estuvo intervenido y policías estuvieron durmiendo en mi departamento de Los Carrera durante varias semanas.
La pieza de Coke la trajinamos entera, por arriba, por abajo. No sé lo que buscábamos, la verdad, pero buscábamos y buscábamos. Y seguimos buscando.

Ficha de Jorge Matute M.

Profesión: Técnico petroquímico industria del petróleo.
Estado civil: separado.
Hijos: Alex (35), Jorge (33), Claudio (24), Matías (13), Fernanda (22).
Religión: católico observante.
Origen del apellido: español.
Últimas vacaciones: Brasil 2008 con Fernanda y Matías.
Playa, campo o nieve: playa.
Hobby: leer.
Canción: La vida es un carnaval, Celia Cruz.
Libro: Papelucho loco de amor.
Pascua o Año Nuevo: Año Nuevo.
Un olor: cítrico.
Un momento. Valparaíso al atardecer mirando la bahía. Sólo.
Un amigo: mi tío Rubén Matute.
Un enemigo: no tengo.

Qué piensa de:

Flora Sepúlveda: una jueza honesta
Juez Rubilar: incapaz y cobarde
Héctor Arenas: misterioso
Bruno Betanzo: obscuro
Andrés Ovalle: ingenuo
José Miguel Insulza: gran político
Oscar Araos Díaz: matón
Susana Ramírez: artista
Ex cura Andrés San Martín: quiso ser sherif, creyó saber toda la verdad.
Carlos Puentes: Jugado por la verdad.

O’Higgins 680, 4° piso, Oficina 401, Concepción, Región del Biobío, Chile.
Teléfono: (41) 2861577.

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