Ambrosio O´Higgins, primer intendente de Concepción

/ 25 de Marzo de 2021
Andrés Medina Aravena. Profesor UCSC.

En abril iremos a las urnas para escoger al gobernador regional, cargo que reemplazará al de intendente. El momento, entonces, es oportuno para recordar a Ambrosio O´Higgins, quien fuera nuestro primer gobernador- intendente en 1786, año en que se creó la Intendencia de Concepción.

Nació en Irlanda en 1720, alcanzó los más altos puestos y honores que podía conceder la corona española, y en la historia es conocido por sus acciones en el plano comercial, político, militar y administrativo. A eso debemos sumar, sin duda, otro hecho meritorio: ser el progenitor de nuestro “padre de la patria”, Bernardo O’Higgins.

“El que la sigue, la consigue” parece ser la frase que guió el actuar de Ambrosio. Nacido en medio de una fuerte persecución inglesa contra quienes profesaban la religión católica, se trasladó ya adulto a España, donde destacó por su alto nivel cultural, al parecer superior a lo normal, para buscar mejores proyecciones de vida.

Los autores que lo han biografiado coinciden en que, desde ese momento, su personalidad muestra dos rasgos muy definidos: una tenacidad a toda prueba, que lo lleva a enfrentar con decisión los obstáculos que se oponen a sus objetivos, y un especial talento para acercarse a sus superiores, exhibiendo su eficiencia y fidelidad.

Según una descripción hecha por un contemporáneo en Chile, Ambrosio O´Higgins “era de cuerpo mediano, pero grueso; cara redonda, nariz regular, ojos pardos, cejas pobladas y rostro colorado por lo que en Chile le nombraban como ‘camarón’”. La reseña continúa, describiéndolo como político cortesano, aunque recto y justiciero; amable, constante en sus amistades, gran emprendedor de obras en beneficio público, “celoso realista y muy amante de los soberanos españoles”.

Su vida, que para la época fue intensa y extensa, muestra luces y sombras. En su primer viaje hacia el Nuevo Mundo, en específico a la gobernación de Chile, el año 1757, orientó su quehacer a la actividad mercantil, devolviéndose a la península en dos oportunidades para buscar nuevas vías para acceder al escalafón militar y de administración colonial, lo que finalmente logró. De hecho, desde 1769, cuando retorna a la gobernación, su trayectoria siguió en constante ascenso.

También es interesante situar al personaje en nuestra zona, donde adquirió Las Canteras, una hacienda de casi 20 mil hectáreas, ubicada entre Los Ángeles y Chillán, y comentar que en 1775 asume simultáneamente los cargos de jefe militar y gobernador interino de Concepción, estableciéndose mayormente en Los Ángeles, donde obtiene, su ascenso a Coronel de Caballería. Por el camino real precordillerano, a unos 50 kilómetros de Las Canteras, se encontraba la hacienda Palpal, propiedad de Simón Riquelme, regidor del cabildo de la ciudad y padre de la joven de 18 años, Isabel Riquelme Mesa.

No existen muchos indicios de la relación amorosa que surgió entre la joven Isabel y el ya maduro irlandés, 39 años mayor, pero sí sabemos que el 20 de agosto de 1778 nació Bernardo, un hecho que fue ocultado celosamente, pues la Corona prohibía los matrimonios entre funcionarios de alto rango y mujeres de las zonas donde estaban destinados. De hecho, ya había antecedentes de lo ocurrido a Alonso de Ribera, quien fue expulsado de la gobernación de Chile a Tucumán, tras casarse con la criolla Inés de Córdoba en Concepción.

Por ello, O’Higgins y la propia familia de Isabel se encargaron prestamente de enviar al recién nacido primero a casa de una vecina en Chillán, y luego a Talca, donde fue recibido por un gran amigo de Ambrosio, el comerciante portugués Juan Albano Pereira. Allí, Bernardo vivió sus primeros años y fue el lugar donde, por única vez, estuvo con su padre, quien desde 1786 era gobernador de Concepción. La ocasión de compartir con él se dio cuando en 1788 Ambrosio pasó por Talca rumbo a la capital, para recibir la anhelada recompensa a sus esfuerzos y desvelos: la Gobernación de Chile.

Si bien no hay registros de que hubieran vuelto a reunirse, Ambrosio siempre se ocupó de su hijo, quien fue bautizado dejándose constancia expresa del nombre de su padre. Pagó sus estudios en Chile y también en Perú, España y finalmente en Inglaterra.

Ambrosio O’Higgins dejó el cargo de gobernador de Chile en 1796, cuando la Corona le nombró virrey del Perú, puesto que ocupó hasta su muerte, en 1801.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial de Revista NOS.

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