A unos 200 km. al sur de Concepción, comienza nuestro recorrido en 4×4 por la costa de La Araucanía buscando aquellos rincones escondidos o casi inexplorados. Le advertimos que esto es mucho más que playas.
Tirúa es el último poblado costero al sur de la Región del Bío Bío y es la puerta de entrada para uno de los lugares con menos explotación turística de toda La Araucanía. Son tierras solitarias, donde prevalecen los reductos indígenas, lo rústico y paisajes que dejan sin aliento por su belleza.
Si bien algunas partes del viaje pueden hacerse en un auto sin doble tracción, recomendamos tomar su 4×4 para acompañarnos en nuestra aventura, que es el panorama ideal para los fines de semana de otoño.
EN BUSCA DE LAS PLAYAS ANONIMAS
El recorrido comienza en Tirúa. La gracia de internarse desde el camino costero hacia la orilla del mar, es la gran cantidad de miradores naturales que se encuentran y que permiten observar los enormes acantilados de esta zona, las playas solitarias, las barreras de espuma por el rompimiento de las olas y la isla Mocha en el horizonte, que generalmente se cubre de niebla y entrega un aire de misterio al paisaje.
Después de unos 4 km. hacia el sur por un camino de ripio (sólo para doble tracción), se llega a Casa Piedra, una larga playa con arenas de pequeñas piedras y conchitas. Aunque acá el mar es peligroso, este es el lugar ideal para pescar o realizar un tranquilo picnic, especialmente en esta época de otoño, donde se puede disfrutar de la extensa playa sin más compañía que el ruido del mar y las aves.
Un poco más al sur se encuentra el mirador Hueñalihuén (“buena mañana en mapudungun”), desvío obligado por la vista privilegiada que tiene y por sus árboles nativos pegados a la costa. Si gusta de la fotografía y de los deportes al aire libre, le aconsejamos realizar un trekking para buscar otras panorámicas. Pero recuerde que acá no hay huellas demarcadas, así que puede recurrir a algún lugareño para que lo oriente en su caminata. A pocos metros del mirador existe un área de camping, con escasa infraestructura, pero ideal para detenerse a la hora de la merienda.
Continuando la ruta, se encuentra playa Lobería donde el mayor atractivo es una colonia de lobos marinos que habita en un roquerío. Para ver estos animales, que alcanzan más de 350 kilos, se debe realizar una caminata subiendo una loma sin demarcaciones de camino. Además de estos mamíferos, hay una buena vista a aves marinas y la playa es ideal para ver el atardecer.
Desde Lobería lo mejor es llegar a Puerto Saavedra que tiene mayor variedad de alojamientos y lugares para comer. Una de las mejores alternativas es el complejo Budi Huapi, que cuenta con restaurante y cabañas modernas y muy bien implementadas. Se encuentran en la costanera a 15 metros del mar. www.posadasbudihuapi.cl, F: (45) 634263.
LA RUTA DE LAS AVES
Al día siguiente, un imperdible es realizar la ruta de las aves. Puede contactar a Juan Leal Fuentes (cel: 8 6356094) y organizar un viaje en lancha subiendo por el río Moncul. Lo ideal es partir muy temprano en la mañana desde Puerto Saavedra, abrigarse bien, llevar algún snack, binoculares y una buena cámara fotográfica. Se pueden realizar viajes más cortos, pero lo mejor es llegar hasta la laguna Trovolhue a unas 2 horas y media de recorrido, pasando el puente Puyangue.
La tranquila navegación río arriba recuerda a los manglares del Amazonas, pero en vez de la vegetación y fauna tropical, acá la característica son los humedales, un tipo de ecosistema de gran relevancia por la enorme diversidad biológica que tienen. El humedal de Moncul tiene 3.334 hectáreas y es área de nidificación y reproducción de aves como garzas, taguas, cisnes de cuello negro, traros, entre muchas otras. Además, hay presencia de coipo y huillín (nutria de río).
EN CARAHUE ESTA LA PAPA
Así es el lema de este pueblo, famoso por ser uno de los mayores productores de papas del país. Pero además de su fama agrícola, Carahue tiene varias razones para ser elegido como una alternativa más tranquila dentro de la ruta. En primer lugar su peculiar diseño, ya que el pueblo está construido en tres niveles muy demarcados y cada piso tiene miradores con excelentes panorámicas. Otro punto a favor es su valor histórico. Hay una importante muestra de 40 locomóviles, que son motores a vapor semejantes a una locomotora, pero que servían para producir energía en las faenas forestales entre 1860 y 1930. En tercer lugar su puente colgante, que tiene cuatro leones que son las mayores piezas en el mundo fundidas en cobre. Un excelente paseo cultural por este pueblo refundado en 1882, luego de la pacificación de La Araucanía.
Y si a usted realmente le interesa el tema de las aves, no deje de contactar en Puerto Saavedra a don Lorenzo Aillapán, también conocido como üñümche (hombre pájaro), un poeta de relevancia internacional que conversa en el idioma de los pájaros con patos, taguas, queltehues, loicas, chucaos, pitíos y cualquier ave de la zona.
CONDUCIR POR LA ARENA
Para finalizar el viaje le recomendamos internarse en la playa con su 4×4. Le advertimos que no es una playa fácil para conducir, por lo que se requiere experiencia y en lo posible ir acompañado de otro auto.
Tome la balsa que lleva a Moncul (recuerde que el horario de abril a septiembre es desde las 8 y hasta 18 horas) y desde ahí puede acceder por las dunas a una enorme playa. Junto al mar puede avanzar varios kilómetros hacia el norte y disfrutar desde su auto el paisaje, la soledad y el sonido del mar.
Lamentablemente no se puede ver el atardecer desde la orilla, porque la última balsa de regreso es a las 18 horas. Es un problema de la temporada de otoño, pero no se olvide que estos meses traen una buena recompensa: mejores paisajes, precios más bajos y lugares para disfrutar sin las aglomeraciones del verano.