Según plantean algunos expertos en sociología, una de las tareas de nuestra sociedad es adaptarse a los cambios que trae la incorporación de nuevas tecnologías. Una premisa que parece obvia. Sin embargo, llevarla a la práctica puede ser considerada un verdadero desafío para quienes no somos nativos digitales.
Y es que estos cambios ya no sólo están en nuestro hogares, sino que cada día aumenta su aparición en los procesos productivos, lo que ubica a nuestra fuerza laboral en un nuevo escenario que demanda competencias y habilidades distintas a las que hasta ahora parecían ser las únicas válidas.
Estamos frente a cambios vertiginosos que son fundamentales para el crecimiento económico y desarrollo del capital humano de nuestra Región, que requiere estar a la vanguardia para competir en igualdad de condiciones en los exigentes mercados internacionales con los que hoy tenemos vínculos comerciales. Es por ello que ante la incorporación de la manufactura avanzada, debiéramos tener una mirada positiva y una actitud proactiva.
Tras este fenómeno que va en búsqueda de maximizar el crecimiento, surgirá un inminente reemplazo de algunos empleos tradicionales y, por ende, la aparición de otros, acordes con las nuevas necesidades, en los que convergen el conocimiento, la experiencia y la tecnología. Sortear este desafío requerirá con toda seguridad de permanente capacitación y actualización de competencias.
Según un reciente estudio de la consultora internacional McKinsey Global Institute, que midió el impacto de la automatización en 54 países, entre ellos Chile, aquellos en que existe una mayor vinculación de la industria, la academia y el uso de las Tecnologías de la Información y de las Comunicaciones, el impacto es menor. Tal es el caso de países como Estados Unidos o Alemania, donde la investigación permite dar soluciones a los requerimientos e innovar con un sentido de mejoramiento continuo. Éste es uno de los focos más importantes en esta suerte de mutación del mundo del trabajo, pues el hombre siempre estará tras las máquinas. Es quien deberá encargarse de su diseño, de programarlas, de supervisar su funcionamiento, mantenerlas y repararlas cada vez que sea necesario. Son nuevas competencias, son nuevos sistemas y, sobre todo, son nuevos oficios.