Caiga quien caiga

/ 23 de Noviembre de 2006

El último reporte de Transparencia Internacional dio para todo. Como nunca aquella disyuntiva de mirar el vaso medio lleno o su mitad vacía quedó manifiesta con las distintas reacciones que produjo la noticia de que Chile mantuvo su calificación de 7,3 puntos -en una escala de 1 a 10- en el índice de percepción de la corrupción a nivel mundial.
Mientras desde el capítulo chileno de este organismo se advirtió sobre las implicancias negativas de dicho estancamiento, otros prefirieron sacar cuentas alegres al aparecer ubicados en el número 20 entre 163 países. Como sea el análisis, hay una verdad que es irrefutable: los chilenos nos estamos acostumbrando a oír y a repetir la palabra corrupción a diario. Pero lo peor es que estos actos están siendo protagonizados por aquellos en quienes hemos puesto nuestra confianza para dirigir los destinos del país y para velar por que las instituciones funcionen.


Al escándalo de Chiledeportes -que también afectaría a la región del Bío Bío-  lo antecedió el caso MOP Gate y la investigación de los planes de empleo “brujos” en la Quinta Región. Y ahora, como la guinda de una torta que cada vez sabe peor, aparece la denuncia de un diputado por Villarrica contra la Corporación de Desarrollo Indígena, CONADI, por el mal uso de fondos durante una actividad realizada el año pasado en Concepción, la destitución de la Secretaria Regional Ministerial de Educación de La Araucanía y las presuntas anomalías en los planes de reconversión de ex pescadores de Talcahuano en el 2004 y 2005.


La pregunta es ¿qué hacemos nosotros, los ciudadanos, frente a este panorama? Fácil. Dejar de ser meros espectadores y asumir una actitud proactiva que no se limite a la denuncia o a la crítica frente a hechos consumados, sino que se anticipe a estos actos para evitar su ramificación en toda la sociedad. Debemos internalizar que tenemos facultades fiscalizadoras que nos entregan los derechos de petición y libertad de expresión, pero sobre todo decidirnos a ejercerlas para hacer nuestro propio “caiga quien caiga” y un verdadero y definitivo ¡Basta ya!.

O’Higgins 680, 4° piso, Oficina 401, Concepción, Región del Biobío, Chile.
Teléfono: (41) 2861577.

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