Son ochos los laboratorios que actualmente conforman esta importante institución que entre 2017-2019 concentró el mayor número de productividad. Sus investigaciones se traducen en productos y soluciones para la vida diaria y para la gran industria.
Ingresar al Centro Regional de Biotecnología de la Universidad de Concepción (CB-UdeC) es internarse en un espacio atípico, en la siempre apurada capital regional. Sus tres mil metros cuadrados de edificación se anclan en medio de un cerro, cuyos árboles frondosos se asimilan a todo lo que ocurre en su interior.
Conocimiento, calma y disciplina son valores transversales en los más de 100 científicos que han hecho del CB-UdeC un bastión de referencia para la generación de ciencia básica y aplicada de la Región y del país.
Desde su puesta en marcha en 2005, el Centro ha destacado por su trabajo ligado a la academia, así como también a la empresa privada. En sus ocho laboratorios, de distintas líneas investigativas, se gestan ideas que luego se traducen en productos y soluciones para la vida diaria y la gran industria. En este sentido, es que el Centro de Biotecnología presentó un alza de 110 % en su productividad científica desde el 2014 a la fecha, siendo el tramo entre 2017-2019 el que concentra el mayor número de productividad.
Rendimiento
En 2014 el CB registró 32 publicaciones, fenómeno que siempre fue al alza, con un notable incremento a partir de 2017 con 62 de estas; 67, en 2018; y 68, en 2019. siendo algunas de ellas difundidas en revistas de alta importancia mundial como Applied Catalysis B. “Esto es producto del trabajo comprometido de los investigadores y el equipo administrativo, y va en sintonía con los procesos de patentamiento que tiene el CB-UdeC”, dijo David Contreras, director del Centro de Biotecnología.
Productos
En 2019 destacaron dos producciones. Una relacionada con el área de biopelículas, con la generación de un desinfectante de alimentos apto para el consumo humano, y que elimina asta un 99,9 % de las bacterias. La otra fue el desarrollo de un papel de algas destinado a la industria de la exportación de frutas que es capaz de conservar el buen estado de estas, evitando su oxidación. Para Contreras “esto es ya la muestra latente de investigaciones de largo aliento, que duran años en el laboratorio, pero una vez consumadas pueden ir a solucionar el día a día de las personas de forma rápida y eficiente”. Y continúa: “En el caso del papel de algas, el laboratorio Gibmar que realizó el proyecto lo lleva a cabo con una empresa privada de la zona”, detalló.