Asumió como el nuevo presidente de SalmonChile en medio de la polémica, pero dice que esto no lo amilana y que está dispuesto a enfrentar todos los problemas. Todo, menos el tema del royalty, que no tiene cabida en su agenda.
En medio de aguas turbulentas, SalmonChile -cuyas empresas asociadas representan el 85% de la producción total de la industria salmonera en el país- recibió a su nuevo presidente: César Barros Montero, Ingeniero Agrónomo y Doctor en Economía de la Universidad de Stanford. Su cargo de director de la Sociedad Nacional de Agricultura, su participación en directorios de empresas azucareras y vitivinícolas, más su experiencia gremial de décadas ligado al mundo del agro, convierten al nuevo hombre fuerte de los salmoneros en una potente autoridad para conducir a este sector que, además de las acusaciones por malas prácticas laborales y las presiones ambientalistas, debe enfrentar la idea del senador Camilo Escalona de aplicar un impuesto específico a sus empresas con mayor rentabilidad.
Su habilidad en la conducción de gremios lo hace apartarse de la polémica y proponer caminos alternativos para hacer frente a los problemas. Asegura que el diálogo todo lo resuelve, salvo el tema sobre un impuesto específico a las salmoneras, donde enfatiza “no hay nada sobre qué dialogar” y prefiere catalogarlo como “una anécdota en el camino”.
¿Qué evaluación hace su sector ahora que ya se conoce el tenor de la propuesta del senador Camilo Escalona para aplicar un impuesto específico a las empresas salmoneras de mayor rentabilidad?
Bueno, yo creo que la propuesta de Escalona hay que verla en su propia dimensión. En Chile hay una larguísima tradición, como lo establece la Constitución, de que cualquier iniciativa de carácter tributario la tiene el Ejecutivo y en particular el Ministerio de Hacienda. Por lo tanto, el verdadero interlocutor en esta materia es el Ministro y no los parlamentarios, por importantes que ellos sean.
¿La industria del salmón está tranquila entonces con el debate que ha comenzado?
Hay tranquilidad y la industria sigue trabajando con la misma fuerza de siempre, estas son anécdotas en el camino. Pero sin duda que ha sido tranquilizador el hecho que el Ministro de Hacienda haya salido a decir que este impuesto no está en la agenda inmediata, ni en una futura.
¿En qué áreas va desarrollar con mayor énfasis su trabajo como presidente del directorio de SalmonChile?
Yo creo que hay un tema muy importante que es el trabajo con la comunidad. Hay que hacer una agenda conjunta entre la industria salmonera y el sector público, para aunar fuerzas en el desarrollo de las comunidades en las que estamos trabajando. Y creo lo mismo respecto al regionalismo. Hay un impacto positivo, ahora a esta zona llega gente, hay posibilidades de trabajo, y esto también trae problemas, porque el gasto público va retrazado con respecto al crecimiento de las ciudades.
“SOMOS LA INDUSTRIA MÁS REGULADA DEL PAÍS”
La industria salmonera es atacada constantemente por Organizaciones No Gubernamentales y grupos ambientalistas, y también por sus propios trabajadores ¿cree Ud. que esta relación puede mejorar?
Con los trabajadores hay una pugna que es legítima, normal, lícita y obvia. Los sindicatos y los trabajadores quieren tener mejores condiciones laborales y salariales y, del otro lado, están las empresas que defienden sus intereses. Esa es una batalla permanente y lícita. Sobre el medioambiente, ésta es la industria más regulada del país y, probablemente, la más regulada en términos medioambientales. Hay un trabajo en conjunto con la autoridad, para que esa regulación sea cada vez mejor y más práctica. Es un interés común, por nuestro negocio de exportar alimentos al mundo.
Hablando de eso ¿qué ha pasado con la investigación por presencia de Cristal Violeta (compuesto químico prohibido) que, según los organismos de salud británicos, apareció en una partida de alimentos cuyo componente era salmón chileno?
Se está investigando de dónde viene, porque la industria no lo usa y estamos trabajando para controlarlo, si es que el origen es chileno. Pero a mí lo que me sorprende en este tema es que organizaciones y trabajadores parecen alegrarse cuando la industria salmonera tiene un traspié. Cuando es un tema que debiera preocuparnos a todos. En el rubro agrícola, que conozco, nadie se alegraba cuando se detectaba, por ejemplo, un brote de la mosca de la fruta, y los que menos se alegraban eran los trabajadores.
¿Por qué cree que ocurre eso?
Porque esta es un industria relativamente nueva, que de verdad no tiene más de 10 años. Y porque en eso también falta un trabajo de las empresas con sus trabajadores. Es ilógico que los trabajadores se alegren cuando hay problemas, no lo puedo entender.
Entre los que se alegran están también algunas organizaciones no gubernamentales…
Mire, nosotros trabajamos con una organización seria, como lo es WWF y tenemos proyectos de largo plazo con ellos. Pero hay otras, con apoyo de institucionalidades extranjeras, que les gustaría ver despoblado desde Puerto Montt al sur.
¿Se está refiriendo a Douglas Tompkins?
Nooooo, no, no. No quisiera dar ningún nombre, pero la ecología más, más profunda y más extremista pretende justamente eso.
¿Sabe Ud. de personas que en la zona estén recibiendo financiamiento para generar cada cierto tiempo un conflicto con los salmoneros?
No. La verdad es que soy suficientemente nuevo para estar al tanto de esos detalles. A nosotros lo que nos gustaría es que la población tomara conciencia de que si esta industria desaparece, Puerto Montt y las otras zonas de la décima y undécima regiones donde estamos, volverían a ser lo que eran hace 20 años. A nadie le gustaría eso y para evitarlo se requiere de un trabajo constante de la industria y la comunidad.
UN CERRO DE PLATA PARA EL FISCO
Usted habla de la comunidad, pero ¿qué pasa con los trabajadores. Qué se va hacer o se va a mejorar para evitar los conflictos. Tiene una línea de trabajo defina en ese ámbito?
Lo importante es tener una agenda público-privada, en la cual no dispersemos los recursos. Debemos definir prioridades con la comunidad y enfocar junto con el sector público los recursos a una o dos iniciativas importantes.
¿Estarían dispuestos entonces a co-financiar la construcción de caminos, como lo han sugerido incluso desde el Gobierno, considerando el daño que provocan los camiones que ustedes utilizan, tal como hizo la industria frutícola en la zona central?
En lo de la fruta no hubo co-financiamiento, lo que se hizo fue el diseño en conjunto para definir qué caminos eran los más importantes. Acá lo que debiéramos trabajar es en un muy buen acuerdo regional, de donaciones, y también que se permita que los impuestos que paga la industria queden en la región y no en Santiago. Porque además esos dineros se gastan en cosas tan estúpidas como el Transantiago o en ChileDeportes.
La propuesta de Royalty o impuesto específico, como lo planteó Escalona, pretende obtener recursos para la gente de la región…
Déjeme decirle que el año pasado se recaudaron cerca de 500 millones de dólares por el royalty minero, royalty sobre un recurso no renovable ¿y dónde está esa plata? Está en fondos generales de la Nación y no ha revertido nada a las provincias donde se genera esa ganancia. Y una cosa muy pequeña se destina al tema tecnológico. No sé entonces quién lo haría mejor distribuyendo los recursos, si las autoridades del Gobierno central, los políticos o los empresarios que viven en la zona.
¿Ustedes, los salmoneros, con los dineros que generan lo harían mejor?
Los que mejor sabemos en qué gastar la plata en la región somos nosotros, los que estamos en la región. A mí gustaría ver un mejor sistema de distribución de los impuestos, donde lo que se paga en la región se quede en la región.
¿Están dispuestos a discutir esa posibilidad?
Pero por supuesto. Estamos pagándole al Fisco un cerro de plata y esa plata no tenemos idea para dónde va. En lugar que financiara cosas tan locas como el Transantiago, nos gustaría que aquí se definiera en qué se gasta esa plata.
UN IMPUESTO A LA LLUVIA
Camilo Escalona dice que de aplicarse el impuesto específico, sólo se afectaría al 40% de la industria, a las compañías que más lucran. Y que la recaudación fluctuaría entre 30 y 50 millones de dólares…
Ese tema está descartado para nosotros. Esa una mala idea en general. Los impuestos específicos son una mala política tributaría. Él con la plata que tiene ahora, la que acaban de liberar para asesorías, podría preguntarle a los decanos de economía de la Universidad Católica y de la Universidad de Chile, si lo que propone es una buena idea y cuáles son las alternativas que se barajan en el mundo, y le van a dar la respuesta.
Pero si con esa plata realizó el informe y él sostiene que económicamente es viable
Soy Doctor en Economía y yo le puedo decir que esto en cualquier parte del mundo es una mala idea. En las únicas áreas que se recomienda un impuesto específico es cuando se trata de recursos no renovables. Y esto, además, abre una Caja de Pandora en términos, por ejemplo, en que la lluvia es de todos los chilenos y tendríamos que cobrar por la lluvia, si algunos se ponen creativos. Esto puede ser una bomba de racimo en un minuto en que la Presidente Michelle Bachelet está bajando los impuestos para reactivar la inversión y el crecimiento que está flojo.
TEXTO: RODRIGO AGUILERA
Cesar Barros Montero: El “royalty” es una mala idea en cualquier parte del mundo
NOS / 20 de Abril de 2007