Chile político: ayer, hoy y mañana

/ 25 de Julio de 2013

Prof. Dr. Marcelo Contreras Hauser.
Dr. en Ciencias Políticas y Sociología.

Terminó junio y nació julio en medio de un clima eleccionario. El ámbito de los gozadores de la política es bastante especial, y cuando de elecciones se trata es cuando más se asemeja a las vivencias de los gozadores de la hípica. Estos últimos hasta el minuto anterior al inicio de la carrera saben por qué razón o razones tal o cual caballo será el ganador; y, después de la carrera, si es que no ganó, igual saben por qué perdió. El caso es que siempre saben. Con el político pasa exactamente lo mismo. Tanto así que en nuestra tierra lo normal es que después de acabada la elección es muy difícil encontrar a alguien que admita haber perdido, dado que todos y cada uno no dudará en afirmar que “ganaron” o “ganaron algo”, por último experiencia para los próximos comicios.
Nuestro Chile pese al inclemente frío y diluviosas lluvias es en este ámbito francamente tropical. Así, el ambiente o ethos político no escapa a ello y suma progresivamente actitudes exclusivas y excluyentemente propias del trópico. Recientemente hemos sumado, con extraordinarios resultados para la candidata triunfante, al “silencio” como marketing político. Esto es no diciendo nada todos parecen entender lo que desean o anhelan oír, en silencio.
Recuerdo que cuando era un niño acompañaba a mi padre en sus permanentes dedicaciones políticas. Toda su vida fue asambleísta de su querido Partido Radical, culminando como presidente de la asamblea. En los hechos, Cautín, Temuco y la Novena Región saben de esta doméstica verdad, esos fueron sus puntos cardinales. Por nuestro hogar pasaron indistintamente Salvador Allende, Jorge Alessandri, Eduardo Frei Montalva y tantos otros próceres, porque mi padre abrió su hogar a personas de los más diversos nidos políticos, siempre en un clima de alegría y camaradería, a cambio de nada, sólo la franca amistad y auténtico aprecio.
Eran otros tiempos en que la ciudadanía evaluaba bien a sus políticos. Hoy sucede todo lo contrario, y el infausto clima que anticipó el quiebre del año ´73 reemplazó a ese hermoso dibujo a colores por uno en blanco y negro, tétrico, solapado, falso que, encaramado sobre antagonismos y contradicciones, destruye sin más cualquier espíritu de uniformidad o de fraternidad. Por eso, como dice la sorda tía Elisa en sus tierras de Quitratue, “es que estamos como estamos, entre mal y peor”.
Es que el reciente cuento de la vieja y nueva política no lo compro. Me lo impide mi condición de cientista político. Dado que si decimos antes de Cristo debería corresponder a la Vieja Política, pero ocurre que en el siglo V, denominado también en aquellas épocas pretéritas el Siglo de Oro de Pericles, nació el concepto de política que hoy manejamos, siendo justamente la Nueva Política imposible de comparar a la de aquel ayer.
Es que el déficit no está en la política, sino en los políticos.  La contemporánea agenda política esta matando a la misma. Tanto así que el silencio como marketing político de la candidata Bachelet terminó dejando a sus contrincantes en total y absoluto silencio al lograr un triunfo de verdad apabullante… ¡Felicitaciones!

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