CHILE: SISMICO E HIPOCONDRIACO

/ 20 de Marzo de 2014
contreras
Prof. Dr. Marcelo Contreras Hauser.
Abogado, Máster y Doctor en Derecho. D.Gr. en Criminología. Dr. en Ciencias Políticas y Sociología.

 

El país que nos es contemporáneo, más que el de antaño, subsume a chilenas y chilenos en un ethos o ambiente de hipocondría que llama la atención.
Por si acaso, debemos aclarar que es buen ejemplo de “hipocondriaquismo” aquel de la persona que tiene un pequeño malestar o dolor localizado que ella mismo se encarga de agrandar y exagerar al máximo y, más allá, traduciéndolo como un dolor o malestar que le costará la vida. Es que el hipocondriaco sufre, es una máquina de auto sufrimiento que a mayor cultura va aumentando esa falsa sensación. Siente angustia y dolores imaginarios que en su mente como una cascada brotan progresivamente. A mayor información sobre la cuestión que “lo aqueja” peor es su ánimo y mayor su sentido de fatalidad.
Es lo que le pasa a nuestro querido Chile sísmico por naturaleza e hipocondriaco por adopción conductual. Está ocurriendo por estos días. Y una tremenda proporción de nuestra población hace suya estas aprensiones producto de nuestra historia por siempre vinculadas a diversos tipos de cataclismos mayores, menores e intermedios.
Cierto, como paradigma o ejemplo basta mencionar el gran terremoto de 1960. El peor de todos los sismos de que se tenga completa data. Quien haya vivido tal suceso cuando niño o niña hoy frisará al menos los sesenta años de edad. En el caso resulta indudable que la huella de tal evento registrada en su mente infantil marcó esa tabla rasa de su conciencia respecto de los movimientos telúricos, explicando en su caso cualquier posible o probable tendencia eventualmente cercana al “hipocondriaquismo”.
En esta tierra larga y angosta, quizás una de las más sísmicas de nuestro globo terráqueo, en este codo sur de América hemos pasado del uso al abuso respecto de temblores, terremotos y maremotos. Nos guste o no constituye un axioma el que a la fecha todavía no resulta posible prever con exactitud de día, hora y lugar cuándo sucederá el próximo sismo. Pero continuamos alimentando la sombra hipocondriaca de un acontecimiento que aún no ha sucedido, tensionados, exageradamente preocupados, e hipocondriacamente atados. Es penoso constatar cómo -en particular-  se van sumando horas y más horas televisivas en algunos discutibles programas que se encargan de aventar miedos y temores.
Prevención sí, en todos los ámbitos. Exageración no, en todos los ámbitos. Bien lo saben mis apreciados alumnos de Periodismo, cuando intercambiamos opiniones sobre el ser y el deber en nuestro curso Marco Legal del Periodismo en Chile.

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