Claudia di Girólamo: “Todas las mujeres tenemos el sueño de la independencia, de la rebeldía”

/ 25 de Marzo de 2011

En medio de los festejos del Día Mundial de la Mujer, conversamos con una de las actrices más destacadas y exitosas de la escena nacional sobre rebelión femenina, su relación con la política, y su experiencia como directora teatral de la obra “Soy tumba”, su máximo afán por estos días. Nos adelantó cómo será su nueva etapa en Chilevisión, canal en el que debutará como protagonista de la teleserie sobre la mítica Quintrala, la que estaría  programada para el segundo semestre de 2011. “Es una teleserie que tiene  un contenido muy potente, con escenas de contenido político y religioso fuertes”, promete la actriz.

En la ribera del capitalino río Mapocho, entre el puente Pío Nono y el Teatro sobre el puente, ubicado unos 200 metros más hacia al poniente, un grupo de sujetos camina e instala artefactos como una mesa, un colchón y enseres domésticos. La tarde asoma fresca, el sol empieza a caer, y la gente se congrega, curiosa, a observar la extraña situación, en un lugar adonde habitualmente sólo habitan ratas y vagabundos. Una mujer de cabellera castaña y ondulada, vestida de jeans, sube y baja una escalera para dar instrucciones y ayudar en la faena.
Pocos se dan cuenta que aquello es el montaje de una obra llamada “Soy tumba”, que la función comienza en media hora más, y que aquella desgarbada mujer es la famosa actriz Claudia di Girólamo, que en esta ocasión da rienda a una de sus faceta menos conocida: la dirección teatral. La misma cuyo nombre y rostro ha hecho historia en la memoria colectiva gracias a roles inolvidables en teleseries como “Los títeres”, “La fiera” y “Pampa ilusión”, que ha ganado dos premios APES a la mejor actriz (1999 y 2001), y que durante dos décadas fue el rostro femenino más top y cotizado de TVN. Hoy, se apresta a iniciar una nueva etapa en Chilevisión, canal al que emigró para acompañar a su marido, el director Vicente Sabatini, y en el que debutará encarnando ni más ni menos que a la célebre Quintrala, la próxima teleserie nocturna que la red privada ofrecería el segundo semestre de este año en horario prime.
Sin embargo, es la dirección de la obra “Soy tumba” lo que más afana por estos días a la actriz. En ésta, su segunda incursión tras el telón (la primera fue dirigiendo “La visita”, en 1996), di Girólamo da vida a un texto desgarrado y existencialista, creado a partir de la unión de las obras “Las tres hermanas”, de Anton Chéjov, y “Rumbo a peor”, de Samuel Beckett. Una obra sobre seres marginales y desarraigados que encontró en el nunca bien ponderado río santiaguino, el lugar perfecto para su debut.
“Como sociedad, somos testigos a diario de dramas personales y pasionales que terminan en las aguas del río Mapocho: niños, hombres y mujeres que viven en el sinsentido, y buscan un lugar de paz. Me pareció que era un lugar poético, que nos describe súper bien, que nos atraviesa como país, que nos atraviesa como ciudad”, explica la artista. Durante la función, tres hombres (los actores Álvaro Espinoza, Rodrigo Pérez y José Soza) deambulan como zombies por la orilla del río e interactúan con una mujer (Amparo Noguera) que, sola, celebra su cumpleaños tocando el violín.
“Soy tumba” conforma sólo la primera parte de una obra mayor, la trilogía “Sobrevivientes: para qué recordar… desde el margen de la memoria”. El segundo episodio se montará en Villa Grimaldi, y se inspirará en la historia de Luz Arce, la “Flaca Alejandra” (conocida por haber sido delatora para los aparato de represión durante la dictadura militar); finalmente, el ciclo cerrará con una adaptación de la clásica tragedia Filoctetes de Sófocles. “Ahí trataré el tema de los cuerpos enterrados en el patio 29, que fueron desenterrados, reconocidos, desconocidos de nuevo, enterrados, por lo tanto, nuevamente desaparecidos. Esos cuerpos esperando ser reconocidos me parece que es un lugar súper incómodo que hay que resolver, y del cual hay que hablar”, afirma la actriz.
Para los que se perdieron las primeras funciones, “Soy tumba” ofrecerá una segunda temporada desde el 24 de marzo al 30 de abril, en las dependencias del Teatro La Memoria.
-¿Por qué  te decidiste a crear y dirigir esta obra en especial?
-Yo me encontré  con la obra de Beckett -que no es una obra de teatro, es una pequeña novela que se llama “Rumbo a peor”- hace unos cinco años. No había leído mucho a Beckett, salvo lo típico como “Esperando a Godot” o “Fin de partida”, y me empezó a fascinar su forma de narrar, su forma de descontracturar las palabras, las ideas y cómo describía el vacío, sobre todo porque él viene de la posguerra. Entonces me pareció después, leyendo “Las tres hermanas” (de Chéjov), que la desolación de esas tres hermanas tenía mucho que ver con la sensación descrita por Beckett. (En “Soy tumba”) hay tres personajes masculinos, –aunque en realidad es una voz que narra- y a las tres hermanas las fundí en una sola, pues me pareció que la vida de ellas tenía mucho que ver con la vida de ellos, de personas que estaban en un lugar donde no querían estar, al margen de una sociedad que desconocían, a la cual nunca había podido encontrarle un sentido a la vida; que también les parecía muy lejano y ajeno; personas que vivían en el margen de la sociedad, tratando de incorporarse, pero siendo auto-rechazados. Y es bonito, porque Beckett, al igual que Chéjov, llegan al tema de la muerte, y en el tema de la muerte uno dice:“¿Por qué estos personajes no se suicidan?”. Y la verdad es que siempre, tanto para Beckett como para Chéjov, es mejor ser que no ser, es mejor vivir que no vivir. Porque el esfuerzo que uno hace en vivir  es inconsciente, no es voluntario, es la vida que fluye en uno la que te hace seguir viviendo. Entonces, me pareció que de alguna manera se juntaban, se unían en esos conceptos estos personajes. Y el río Mapocho (como escenario) me parece un lugar súper crucial en nuestra historia reciente, que pertenece a nuestra memoria reciente, en donde ocurrieron hechos atroces.
-Si hiciéramos una extrapolación a esta sociedad del siglo XXI ¿a quiénes identificarías como personajes que viven en la periferia de la sociedad, quienes serían esos “auto-rechazados”?
-Yo creo que todas las personas que creímos y creemos todavía en ciertas utopías quedamos huérfanos un poco de esos contenidos, huérfanos de esa lucha, huérfanos de cabezas, de líderes que nos guíen, y yo creo que, de alguna manera, el existencialismo de Beckett vive en cada uno de nosotros. Es muy fácil identificarse con esos textos, creo yo, como hombres y mujeres de este país. Y no sólo por las cuestión política y social, sino que además porque nos recuerda nuestro lugar en el mundo, como seres humanos, y ahí el abanico se abre hacia un lugar casi como metafísico, del sentido de ser hombre, de pisar esta tierra, el sentido de luchar, de caer y volver a pararse, que son temas de Beckett y Chéjov.
Y por otro lado, en donde coinciden, con palabras textuales, es en el fracaso; estas vidas fracasadas de estas tres mujeres, cuya casa es destruida, partida por la mitad por un incendio. Por lo tanto, el fracaso está en su ADN, está en su sangre. Y paradójicamente, e inteligentemente, y brillantemente, hoy día Beckett hace una revolución en contra del sistema, en el sentido que todo lo que hace el sistema hoy día es obligarnos o educarnos hacia el éxito, hacia la excelencia, hacia tener más o ser el mejor. Beckett dice: fracasa de nuevo, fracasa mejor. O sea, se da una vuelta enorme para darle un sentido a lo humano que es el fracaso, para recordarnos que fracasar es humano, y que tenemos derecho a fracasar, para volver a levantarnos.
-Todos tienen la imagen exitosa de la actriz Claudia di Girólamo, de papeles memorables en la televisión, que hace unos años salió elegida la mejor actriz en el programa “Chile elige”. Por lo mismo llama la atención que te atraiga el tema del fracaso ¿Cuál es tu aproximación o cable a tierra para abordarlo?
-Es que, el éxito como lo ve nuestro sistema o la forma en que hoy día nos están educando y formando no es algo con lo que yo comulgue, yo no me eduqué en esa política. Yo me eduqué en otra política que tiene que ver con las esperanzas y los sueños y las utopías de los seres humanos, y los seres humanos actuando en comunidad, en el sentido que no es personalista mi educación, sino comunitaria, en donde uno participaba y compartía ideas en la medida en que pertenecía a un grupo político o religioso, da lo mismo, pero comprometido con lo que ocurría social e históricamente en ese minuto. Entonces, yo vengo de una generación que no tiene que ver con esta educación del éxito.
-¿Y no sientes que esa generación, que tuvo una actitud crítica y de protesta en la época de la dictadura militar, posteriormente se adormeció  y aburguesó durante los gobiernos de la Concertación? Quizás  hubo mucha agregaduría cultural, incorporación al oficialismo, compromisos…
-Pienso que ha sido legítimo por parte de algunos compañeros, después de la lucha por el No y por la vuelta a la democracia, tratar de entrar, de participar y de luchar desde puntos concretos como el Ministerio de Cultura o de Educación, para lograr el sueño que tenía la Concertación. Otros desde las universidades y entidades menos vistosas que el Ministerio de Cultura, han tratado de que el discurso cultural de la Concertación se lleve a cabo. Yo creo que no es aburguesamiento, sino consecuencia.
-Sin embargo, también hubo actores destacados como el dramaturgo Juan Radrigán que mantuvieron una postura crítica; hace poco, declaró que la Concertación, en cuanto a cultura, “no hizo absolutamente nada que valga la pena mencionar”…
-No voy a hablar de lo que dice Juan Radrigán que es un hombre que yo admiro mucho, no sé en qué contexto lo dijo. Creo que le debemos el premio nacional. Yo lo admiro mucho, lo quiero muchísimo, entrañablemente, creo que es un hombre valioso, inteligente, brillante, de los mejores dramaturgos vivos hoy día.
-Hedda Gabler, Fedra, Medea, son algunos de los papeles que has realizado en el teatro ¿qué es lo que más te atrae de interpretar roles de mujeres fuertes?
-No. Lo que pasa es que con Rodrigo Pérez tenemos una afinidad muy grande, y los proyectos como que los vamos armando, pero no necesariamente yo los elijo, sino que nacen como de conversaciones y de momentos específicos, de intereses teatrales o artísticos específicos (…) no existen en el teatro los personajes femeninos protagónicos que sean “débiles”; todos los personajes femeninos, desde la tragedia griega hasta ahora, sufren crisis, cambian, y de alguna manera se rebelan al sistema, a la forma establecida.
-Pero convengamos que Hedda Gabler es una mujer manipuladora, como lo son también los roles originados en tragedias griegas que has interpretado…
-De las obras teatrales me atraen los roles que tengan carácter fuertes… yo no creo que sean mujeres manipuladoras, yo creo que el sistema manipula a las mujeres de una manera grosera y dramática. De alguna manera esas obras están hechas para que (la mujer) se dé cuenta del estado de las cosas, del machismo que existe, de por qué la mujer se rebela y cómo eso ha ido cambiando en distintas épocas.
-Ella quema con gusto los manuscritos del proyecto de libro de su amigo Ejlert Lovborg…
-Y Medea mata a su hijo; quemar un libro sería como mmm, no sé. Son venganzas poh, venganzas al incumplimiento de ciertas promesas o ciertos juramentos (…) yo creo que el teatro es un espejo. Como te decía, da cuenta del estado de las cosas, de cómo están las cosas. No pretende cambiar nada, simplemente mostrar lo que es. Mujeres que están en una sociedad como la de Ibsen (Henrik, el autor), son mujeres que están en una sociedad que tiene ciertas normas, ciertas reglas hechas por hombres para los hombres. Estamos hablando de la época en que la mujer no tenía ni voto, ni opinión, existía para estar en la casa y para criar a sus hijos. Y resulta que una mujer se quiere ir de la casa y conocer la independencia ¿Qué tiene que hacer? La única alternativa que queda ¿cuál es? La sociedad no le da ninguna, porque no hay ninguna alternativa más que irse y dejar a su familia. O sea, la sociedad es la que pone a la mujer entre la espada y la pared.
-¿Has seguido el actual proyecto de extensión de pos natal? ¿Cómo lo ves?
-Muy poco. A mí  me gusta la idea de un pos natal más largo, pero creo que de alguna manera puede ser un poco peligroso alejarse mucho tiempo, porque el trabajo genera no sólo una satisfacción en términos de logros profesionales y personales, sino que además genera complicidades, amistades, que son súper necesarias fuera de la casa, y creo que si una mujer pasa seis meses en la casa con su hijo, va a perder de alguna manera los lazos que son súper necesarios no sólo para poder trabajar en armonía y en complicidad con los compañeros, sino que además poder acceder a cargos más altos, a puestos más altos, o a proyectos más ambiciosos, lo que es súper bueno. Lo que yo creo que sería maravilloso -aparte de un pos natal no sé si de seis meses- es una ley que obligue y exija a las grandes y pequeñas empresas un jardín infantil y una sala de cuna en el lugar de trabajo. Creo que eso sí que sería una revolución en este país, porque las mujeres necesitamos trabajar, necesitamos estar activas, necesitamos hacer funcionar nuestra cabeza, nuestro cuerpo, pero si uno tiene al hijo al lado, ¿por qué separarlo, por qué tiene que ser una cosa o la otra? O es el trabajo o son los hijos, ¿por qué no pueden ser las dos cosas? Eso se daría si las empresas tuvieran un criterio más revolucionario, más generoso para decir vamos a hacer una sala cuna para las mamás o papás que trabajan acá, y les vamos a dar este espacio para que ellos puedan en sus ratos libres o dar pecho o jugar con sus hijos, almorzar con sus hijos, llegar con ellos e irse con ellos.

“No tengo ningún rollo con los desnudos, sí con la ordinariez”

El 2011, sin duda será un año intenso en cuanto a desafíos televisivos para la hija del famoso artista italiano-chileno Claudio di Girólamo. Su debut será doble: en “Prófugos” –serie producida por la señal de cable HBO- será conocida como Kika Ferragut, la implacable jefa de un cartel de narcotraficantes; desde la televisión abierta, en tanto, el público la podrá ver encarnando el rol de Catalina de los Ríos y Lisperguer, la Quintrala, en la nueva adaptación en formato de teleserie nocturna que Chilevisión prepara del mítico personaje. Una versión que, a  diferencia de la recordada miniserie de los 80, será de época pero “no estrictamente histórica”, y que -según ha trascendido en algunos medios de prensa- se tomará libertades para  crear un “lenguaje más moderno” y así dar vida a una historia “plagada de sensualidad y erotismo”, en la línea de éxitos brasileños como “La esclava Isaura” y “Xica da Silva”.
También habrá diferencias en la trama, pues ahora la historia se inicia con una Quintrala de 40 años, viuda y soberana absoluta de sus tierras. Será una mujer de un carácter muy fuerte, con una rabia infinita, con un empoderamiento del lugar, de su casa y de su nido muy potente”, adelanta Di Girólamo. Los trascendidos también han señalado que en los primeros capítulos se mostrará la apasionada relación que De los Ríos y Lisperguer mantiene, de forma simultánea, con dos hermanos, interpretados por Ricardo Fernández y Juan Falcón (como el Gobernador de Santiago). Por su parte, la actriz Catalina Pulido será parte de una aristocrática familia que se transforma en antagonista de la Quintrala.
-¿Cómo te has preparado para el rol de Catalina de los Ríos y Lisperguer, la Quintrala?
-Leí un par de libros, novelas, hay mucho material en Internet. Está Gustavo Frías con tres novelas sobre la vida de la Quintrala, está la Magdalena Petit también, leí su pequeña novela también, que me sirvió muchísimo. Y el talento, la intuición que uno pueda poner en las escenas. Es una ficción, de la Quintrala no se sabe mucho, hay muchas interpretaciones y teorías con respecto a ella, algunas cosas coinciden en todas las investigaciones, pero son cerca de 100 capítulos, por lo tanto, es una historia ficción sobre un personaje del cual no se tiene mucho material concreto.
-La vida de la Quintrala, más allá de las acusaciones de maltrato, satanismo y brujería, también fue muy desafiante para su época: tuvo muchos amantes y, sobre todo, mucho poder. Me recuerda a los personajes teatrales que comentamos recién, y la tendencia a los roles fuertes en tu carrera…
-Hay cosas interesantes con respecto a la vida de La Quintrala que a mí me llamaron la atención, que es una mujer que se casó, tuvo un hijo y lo perdió, y esos dolores creo que cambian profundamente a una mujer, cambian su entorno y su manera de ver y hacer las cosas. Hay una rebeldía en ella, una furia, una rabia que es interesante en esa época, porque es una mujer que maneja sus tierras, su hacienda y a su sirvientes como lo hacía cualquier hombre de esa época, pero ella es juzgada como bruja, como una mujer cruel, dominante. Pero es una mujer independiente, una mujer muy masculina en un sentido, libre sexualmente, cosa que hoy día incluso es ago como súper mal visto. Ella usaba su cuerpo para el placer como quería, y no tenía ninguna  censura para eso (…) yo creo que fue una mujer muy distinta para su época. Pero es una mujer que, si uno lo ve desde  otro punto, nos habla de algo que todas las mujeres tenemos, que es la rebeldía, el sueño de la independencia, de no ser juzgada por las leyes de los hombres, y de vivir como mejor nos plazca, porque nosotras somos personas súper criteriosas, por lo tanto daño a otra persona no le vamos a hacer.
-La televisión ha cambiado mucho a cómo era hace 20 años ¿Qué diferencias importantes tendrá esta versión respecto a la realizada en 1987, y que también fue dirigida por Vicente Sabatini?
-Yo no vi la antigua, estaba en otra, estaba en dictadura, ja.  Esta teleserie, claro, no es una teleserie histórica, es una teleserie de época, que es distinto. Y yo creo que es mucho más cruda, mucho más salvaje, mucho más como irreverente, irreverente con la época, irreverente con los textos, irreverente en términos de actuación, más suelta, más sucia. Santiago era muy sucio, todo era de tierra, los vestidos sucios, las caras, los pelos. Hay un cuidado estético, pero más realista, más crudo, más vívido de la época.
-En esta teleserie tendrás que hacer desnudos. Además, será en el horario nocturno de Chilevisión, que tiene un sello muy definido, de un formato como Mujeres de lujo, Infiltradas, de escenas más sensuales ¿Cómo tomas esa experiencia?
-Yo hice Ídolos, que fue la primera teleserie nocturna a donde hice hartos desnudos, y no tengo ningún rollo con eso. Con lo único que tengo rollo es con la ordinariez, y lo grosero y lo evidente. Pero creo que si un director tiene la suficiente finura y un criterio cuidadoso con respecto a los desnudos, no me parece que sea chocante ni nada, todo lo contrario; me parece que los desnudos y las escenas de amor pueden ser hermosas, pasionales. Ver la pasión, cuando está bien hecha, es muy bonito.
– ¿Mantendrá esta nueva versión de la Quintrala en Chilevisión el sello de la “entretención con contenido” que caracterizó a las producciones de Vicente Sabatini, en TVN?
-Yo creo que es una teleserie que tiene un contenido muy potente, y que se va a ver desde el primer capítulo. Son escenas de contenido político, religioso, fuertes. Está la inquisición en la época, está la homosexualidad, está la acusación sobre las mujeres de brujería, hay escenas muy fuertes donde la inquisición toma mano y castiga a los supuestos culpables. Está la iglesia y  la política, en una lucha y una pugna muy fuerte y muy atractiva. Son poquitos personajes, y todos están muy bien desarrollados, muy bien diseñados y tienen un cuento dentro de la historia muy importante. Está, por ejemplo, el tráfico de esclavos, el abuso de las personas que vivían acá de los indios, la reivindicación de ellos mismos hacia los patrones. Es algo que si uno lo dispara hacia hoy día, hacia nuestro país, tiene mucho que ver con lo que pasa, por ejemplo, con los mapuche, con la iglesia y la política con respecto a temas valóricos, la píldora del día después o el tema Karadima, por ejemplo, donde la iglesia y la justicia chocan. Son temas que no se han resuelto, si tú ves la teleserie, vas a decir: “ah, eso es igual a lo que pasa hoy día con tal cosa”.
-¿Y cuál es tu relación con la religión? ¿sigues siendo católica?
-Yo soy católica, de los buenos, no de los malos como Karadima. De los buenos, de los que trabajaban en la Vicaría.

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