El programa educativo constituye una excelente preparación para la universidad y la vida adulta de los estudiantes.
Siempre atento a nuevos modelos que permitan mantener y mejorar el nivel de la educación que entrega y, a la vez, reforzar el aprendizaje del alemán e inglés, el Colegio Alemán comenzó en 2010 a implementar el Programa del Diploma del Bachillerato Internacional. Este plan educativo fue creado en 1968 por la Organización del Bachillerato Internacional, institución de prestigio mundial en cuanto a calidad de enseñanza. Hoy, se imparte en 2.641 colegios del mundo, y en Chile, sólo 24 colegios están autorizados para implementarlo, siendo la Deutsche Schule Concepción (DSC) uno de ellos.
“Implica que el gobierno alemán nos reconoce como un colegio que brinda garantías de recursos como docentes alemanes nativos y material pedagógico. Además, ofrece redes con instituciones alemanas”, cuenta la coordinadora del Programa, Marta Peña.
Si bien existen distintas variantes del programa, el Colegio Alemán sigue la del Bachillerato Internacional Multilingüe (GIB), que contempla el cumplimiento académico de asignaturas en alemán, en inglés y en español, y de requisitos específicos como la realización de una monografía. Quienes aprueban todas las evaluaciones finales y cumplen con los requisitos, obtienen el Diploma, documento que es reconocido por varias universidades de Chile y del mundo.
Desarrollo integral
El GIB es un programa educativo riguroso y equilibrado que constituye una excelente preparación para la vida adulta, pues aborda las dimensiones intelectual, social, emocional y física de los alumnos. “Se basa en los principios fundamentales de la Comunidad del Bachillerato Internacional, que es formar jóvenes solidarios, informados y ávidos de conocimiento, capaces de contribuir a crear un mundo mejor, en el marco del entendimiento mutuo y el respeto intercultural”, afirma Marta Peña.
Laura Schultz, una de los nueve alumnos que cursaron este programa, y que fueron destacados en la Licenciatura 2014 de la DSC, cuenta que cursar el GIB fue todo un reto, pero que aprendió a organizar bien sus tiempos y a mantener un ritmo de trabajo permanente. “No fue fácil, era mucha la exigencia, pero la calidad de los profesores fue decisiva. Noté que iba desarrollando habilidades de orden y organización, algo que me servirá para toda la vida”. Agrega que sus compañeros en este proceso se volvieron su familia. “Ese lazo es lo mejor que me llevo de esta experiencia, junto con aprender que el esfuerzo tiene sus recompensas”.
“Las herramientas que adquieren los alumnos al cursar el GIB les permiten enfrentar sus estudios superiores y posterior exigencia laboral muy bien preparados y con un excelente bagaje de recursos académicos y personales. Además, amplía su horizonte de desempeño académico y profesional”, destaca la coordinadora, agregando que el modelo ha sido muy bien recibido por los apoderados, quienes ven al Programa “como una herramienta valiosa que aporta al proceso de aprendizaje de sus hijos”. Agrega que la implementación del GIB le permite a la DSC ofrecer “un programa de educación internacional, reconocido en todo el mundo, que aporta a la excelencia en la formación integral de los estudiantes”.