CRIMINALIDAD DESATADA

/ 25 de Junio de 2018
Prof. Dr. Marcelo Contreras Hauser. Master y Dr. en Derecho y Ciencias Políticas y Sociología.

Ya no es una cuestión del Derecho Penal o del Derecho Procesal Penal nada más. Se trata de otro verbo que tiene que ver con la criminología y sus ramas. Los elementos a compaginar no permiten tan solo cambiar una norma, precepto, directiva o un artículo por otro para solucionar esta trágica y dolorosa cuestión que destroza segundo a segundo la dignidad humana. 

Es más, la referencia ahora es de conductas e, incluso, de cambios culturales, porque lo que tenemos más a mano  es aquello que observamos y que es una manifestación real y concreta del universo cultural que nos rodea.

Los caminos y puentes por los que transita el riesgo son ondulantes y complejos. Por riesgo entendemos todo acontecimiento futuro e incierto que no depende exclusiva y excluyentemente de nuestra voluntad. Vamos conformando comportamientos hogareños, laborales y profesionales en la vida diaria. La convicción y firmeza de cada uno de ellos nos permiten la tranquilidad y la paz social. No obstante, de pronto, como pasó con los cambios climáticos, aterrizaron en nuestro entorno elementos antisociales, fuertemente antijurídicos, como ocurre con los portonazos, femicidios y otros desgraciados hechos.

La cuestión no es esencialmente penal, sino bastante más compleja. Las señales psicosociales, socioculturales y otras van reemplazando las páginas de los viejos códigos. La actual sociedad criminógena se escribe con una dinámica que no resulta adecuada de enfrentar con enunciados decimonónicos.

Hoy todo es más veloz, también los variopintos hechos y actos criminales. Hace unas pocas décadas a usted no le asustaba encontrarse con un niño de 11 o 12 años de noche en algún lugar de su ciudad. Hoy, aquella figura le puede costar la vida. Es que el crimen, el criminal y la criminalidad tienen cultores infantiles e infanto juveniles que sorprenden. Esta sociedad “epidérmica” tan diferente a la de nuestros padres y abuelos mece las voluntades como una hoja en el otoño, pero le faltan raíces. Por eso es que debemos enfrentar esa violencia criminal usando como punta de lanza la estructura y funciones familiares y locales. Nada supera la protección de nuestros barrios y ciudades, de ahí entonces que una comunidad integrada es nuestro primer y más importante mecanismo de tutela y defensa ante los hechos y actos delictuales y francamente criminógenos. Una comunidad débil representa un tránsito peligroso, a manera de una puerta sin cerradura en favor de la multiplicidad de agentes delictivos y criminales. A fin de cuentas, la fuerza ciudadana es la única capaz de borrar la desgraciada ecuación crimen-criminal-criminalidad.

O’Higgins 680, 4° piso, Oficina 401, Concepción, Región del Biobío, Chile.
Teléfono: (41) 2861577.

SÍGUENOS EN NUESTRAS REDES SOCIALES