Del rancho de piedra y la confitería

/ 22 de Enero de 2007

Hace cuatro décadas hubo lugar para todos, antes que otros dibujaran el Chile del antagonismo, contradicción y conflicto. Fueron los mágicos espacios de armonía y tolerancia, cristianos en plenitud, esos que sigo defendiendo hoy sin exclusiones a priori ni a posteriori por ideas políticas, conciencias religiosas, filosóficas o similares.
Agradezco a mis padres haberme formado en ese ambiente diáfano y generoso que he trasladado a mis hijos y a mis alumnos universitarios. También a mis auditores, televidentes y queridos lectores.

La verdadera democracia, esa no estridente ni gargareada, y sí efectiva, necesita Ranchos de Piedra como ese de los tíos abuelos Blanca Hauser y Armando Carvajal, connotados artistas internacionales, ella soprano y él director de orquestas sinfónicas y filarmónicas, además de concertista en piano. Recorrieron el mundo varias veces. Ambos de izquierda, construyeron en los parajes cordilleranos próximos a Santiago ese chalet de agrado en piedra que reunía con inusitada frecuencia a los personajes más conspicuos de la intelectualidad, arte y política de la época, sin discriminación alguna.

La verdadera democracia, esa no estridente ni gargareada y sí efectiva, necesita de Confiterías y Cigarrerías como las del abuelo O. T. Hauser, ubicada el frente de la Plaza de Armas en Temuco. A mediodía se reunía allí la centroderecha democrática de la ciudad, sin deslindes ideológicos ni de ningún tipo, integrándose a la conversación los más diversos personajes, edificando cotidianamente discusiones y polémicas siempre del más alto nivel. Ese recordado lugar, que tanto necesita el Chile de hoy, a manera de tribuna ilimitada fue mucho más que un Ateneo, constituyó auténtica vivencia democrática sin aspavientos ni autoaplaudidas autorías.

Rancho de Piedra y Confitería me permitieron desde muy temprana edad conocer Presidentes de la República, Senadores y Diputados, altos Magistrados y algún Premio Nobel como lo fue Pablo Neruda, otro habitué de aquel paradigmático círculo cívico ¡Es que el coloquio humano es insustituible!…

Como dicen los ancestrales castizos desde que echaron a rodar nuestro idioma en el monasterio de San Millán de la Cogolla, en medio de la vieja Península Ibérica, debemos ir “a por” estos vitales remansos de cultura democráticos que yacen sino perdidos, del todo abandonados. Estamos ofreciendo al interior de nuestras fronteras, y de cara al mundo, un triste espectáculo, revelándonos a nuestras generaciones como sociopolíticamente irresponsables.

En este mes y año iniciado hace tan poco entre abrazos y los mejores deseos de felicidad esforcémonos por hacer de esta larga y angosta faja de tierra – única realidad común – el auténtico espacio de armonía para todos y cada uno de los chilenos y chilenas.

En el umbral de este siglo XXI preñado de conflictos, antagonismos, contradicciones, egoísmos e inequidades, útil es recordar lo que espíritus de otras épocas nos recomendaron: los griegos miraban al cielo, y los romanos miraban al suelo; de manera distinta, fueron capaces de encontrar por igual las preciadas virtudes cardinales. Ranchos de Piedras, Confiterías, como las mentadas son espacios que provocan esperanzas y felicidades, desgraciadamente no abundan.

Dr. Marcelo Contreras Hauser

O’Higgins 680, 4° piso, Oficina 401, Concepción, Región del Biobío, Chile.
Teléfono: (41) 2861577.

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